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Los desastres naturales más devastadores de 2024

El calentamiento global está alterando el comportamiento de fenómenos naturales como huracanes, incendios forestales y sequías, haciéndolos más destructivos y menos predecibles.

Grupo Zócalo
ZOCALO | MONCLOVA
12-31-2024
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El año 2024 ha sido testigo de una serie de desastres naturales que han dejado huellas imborrables en las comunidades afectadas alrededor del mundo. Desde poderosos huracanes y devastadores terremotos hasta intensas olas de calor y tormentas de nieve, los fenómenos extremos han golpeado con una fuerza imparable, cobrando vidas, destruyendo hogares y alterando el curso de la vida en miles de lugares.

Las estadísticas son alarmantes: millones de personas desplazadas y miles de millones de dólares en pérdidas materiales. Pero, más allá de los números, los efectos de estos desastres naturales son profundamente personales, con comunidades enteras enfrentando la pérdida de seres queridos, la destrucción de su infraestructura básica y la devastación de sus medios de subsistencia. 

Uno de los aspectos más preocupantes de 2024 es la creciente intensidad y frecuencia de estos eventos, un patrón que ha sido vinculado directamente al cambio climático. Los científicos han alertado durante años sobre cómo el calentamiento global está alterando el comportamiento de fenómenos naturales como huracanes, incendios forestales y sequías, haciéndolos más destructivos y menos predecibles.

Pero, además de los desastres meteorológicos, los efectos del cambio climático también se han manifestado en otras formas, como el deshielo acelerado de los glaciares y el aumento del nivel del mar, lo que ha provocado inundaciones en áreas costeras y la pérdida de hábitats naturales. El incremento de las temperaturas globales no solo está creando condiciones más favorables para estos desastres, sino que también está dificultando la recuperación de las zonas afectadas, ya que las condiciones extremas persisten más tiempo de lo esperado. 

Esto representa un desafío mayúsculo para las comunidades que, además de afrontar la catástrofe inmediata, deben lidiar con las secuelas prolongadas de estos fenómenos. En este contexto, las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático se presentan como cruciales para reducir el impacto de los desastres futuros y garantizar la resiliencia de las poblaciones más vulnerables.

A continuación, exploramos algunos de los desastres naturales más devastadores de 2024

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El terremoto en Japón

El 1 de enero de 2024, Japón fue sacudido por un potente terremoto de magnitud 7.3 que tuvo lugar en el mar de Boso, cerca de la península de Izu, al sur de Tokio. Este terremoto generó una serie de réplicas que afectaron considerablemente a las regiones cercanas a la capital. La sacudida se sintió con fuerza en Tokio, Chiba y otras áreas, causando la muerte de al menos 90 personas y dejando a más de 500 heridas. Además, miles de viviendas fueron destruidas, y muchas infraestructuras clave, como puentes, carreteras y el sistema de transporte ferroviario, quedaron gravemente dañadas.

A pesar de la eficiencia de la respuesta de emergencia y los esfuerzos de rescate, los efectos del terremoto persistieron durante semanas. Las réplicas continuaron afectando la región y dificultaron aún más las labores de recuperación. Este terremoto subraya una vez más la vulnerabilidad de Japón ante los desastres sísmicos, debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, y la necesidad constante de mejorar las infraestructuras y los sistemas de alerta para mitigar los daños de futuros eventos sísmicos.

incendios chile

Los incendios en Chile

A principios de 2024, Chile vivió una de las peores temporadas de incendios forestales en su historia reciente. Desde el 31 de enero hasta el 12 de febrero, vastas extensiones de tierra en las regiones de Ñuble, Biobío y Araucanía fueron arrasadas por las llamas. Las altas temperaturas, combinadas con fuertes vientos y una sequía prolongada, crearon condiciones ideales para que los incendios se propagaran rápidamente. Más de 430.000 hectáreas fueron destruidas, y alrededor de 3.000 viviendas quedaron en ruinas, lo que dejó a miles de personas desplazadas.

Los incendios no solo afectaron a las comunidades humanas, sino que también devastaron ecosistemas cruciales, destruyendo hábitats y poniendo en peligro a numerosas especies. Las brigadas de emergencia trabajaron incansablemente para combatir el fuego, pero la magnitud de los incendios evidenció la necesidad de una mejor gestión forestal y de políticas más estrictas para enfrentar el cambio climático. La catástrofe también desencadenó una respuesta internacional, con países vecinos ofreciendo ayuda para controlar la situación y apoyar a las comunidades afectadas.

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El huracán Helene

El huracán Helene, de categoría 3, tocó tierra en el Caribe a finales de septiembre de 2024. Helene se intensificó rápidamente y alcanzó vientos de hasta 200 km/h, provocando estragos en Puerto Rico, la República Dominicana y Haití. Las intensas lluvias y el fuerte viento destruyeron viviendas, arrasaron con cultivos agrícolas y causaron serios daños a la infraestructura de estas naciones. En Puerto Rico, miles de personas quedaron sin electricidad y sin agua potable debido a los daños a las redes de servicios básicos.

La devastación provocada por Helene subraya la vulnerabilidad del Caribe a huracanes cada vez más intensos, en parte debido al cambio climático. La intensidad de la tormenta aumentó rápidamente, y los esfuerzos de evacuación fueron cruciales para reducir el número de víctimas fatales. Sin embargo, las secuelas de Helene dejaron a muchas comunidades en ruinas y a la economía regional muy afectada. La ayuda internacional se centró en las labores de rescate y reconstrucción, aunque las dificultades persistieron durante semanas. 

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El huracán Milton

En octubre de 2024, el huracán Milton se formó en el océano Atlántico, rápidamente intensificándose a categoría 4, lo que lo convirtió en una amenaza grave para las regiones del Caribe y el sureste de Estados Unidos. Milton tocó tierra en las costas de Cuba y la Península de Yucatán, provocando intensas lluvias, vientos de hasta 250 km/h y marejadas ciclónicas. En Cuba, cientos de viviendas fueron dañadas, y se registraron inundaciones generalizadas en la región occidental. En su paso por México, Milton dejó graves pérdidas agrícolas y afectó la infraestructura en varias comunidades costeras.

A medida que Milton se desplazaba hacia el norte, el huracán tocó tierra en el sur de Florida, donde causó apagones masivos y graves daños a la infraestructura. El impacto de Milton en las zonas urbanas y rurales fue severo, y la evacuación de miles de personas se convirtió en una prioridad. A pesar de la magnitud de la tormenta, los esfuerzos de evacuación y rescate ayudaron a salvar vidas, pero las secuelas de Milton siguen siendo visibles en muchas comunidades costeras, donde la recuperación de los daños materiales y las infraestructuras llevará años. 

dana valencia

La DANA en Valencia

El 29 de octubre, una DANA golpeó la Comunidad Valenciana, dejando lluvias torrenciales que causaron inundaciones y desbordes de ríos. En apenas unas horas, las precipitaciones superaron los 200 mm, dejando un saldo de 227 personas fallecidas (según datos de La Moncloa, a 19 de noviembre de 2024) y forzando la evacuación de cientos. Las infraestructuras urbanas y agrícolas sufrieron daños significativos, y paralizaron la región.

El evento fue un recordatorio del impacto creciente del cambio climático en los fenómenos meteorológicos extremos. Las autoridades enfrentaron desafíos para responder a la crisis, pero la rapidez de las lluvias puso en evidencia la necesidad de mejorar la planificación urbana y los sistemas de drenaje en zonas vulnerables. 

sequia amazonas

La sequía en el Amazonas

La Amazonía enfrenta una sequía sin precedentes que afecta a millones de personas y pone en peligro su biodiversidad única. Los niveles de los ríos han descendido drásticamente, dejando comunidades aisladas y dificultando el transporte fluvial, vital para la región. Además, la falta de agua ha agravado los incendios forestales, que han arrasado miles de hectáreas.

Esta sequía, causada por el cambio climático y exacerbada por la deforestación ilegal, representa una amenaza seria para la selva más grande del mundo. La crisis destaca la necesidad urgente de implementar políticas de conservación más estrictas y de proteger el Amazonas, no solo por su importancia ecológica, sino también por su papel en el equilibrio climático global

Con información de National Geographic 

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