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Muere la princesa Yuriko a los 101 años, la más anciana de la familia imperial japonesa

La princesa Yuriko murió después de que su salud se deterioró recientemente, informaron funcionarios del palacio.

La princesa Yuriko, conocida como Yuriko de Mikasa, fue una figura clave de la familia imperial japonesa. Foto: Especial
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ZOCALO | MONCLOVA
11-15-2024
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Ciudad de México.- La princesa Yuriko de Japón, quien fue esposa del príncipe Mikasa, hermano menor del emperador Hirohito, falleció a los 101 años, según informó la Agencia de la Casa Imperial. Yuriko, el miembro más anciano de la familia imperial japonesa, murió el viernes en un hospital de Tokio tras un deterioro reciente en su salud. Aunque no se especificó la causa de su muerte, su avanzada edad y problemas médicos relacionados podrían haber influido.

Nacida en 1923, Yuriko se casó con el príncipe Mikasa en 1941. Durante su vida, fue testigo de grandes transformaciones en Japón, desde la Segunda Guerra Mundial hasta el desarrollo del país como una potencia moderna. Fue conocida por su compromiso con causas sociales y culturales, y su longevidad la convirtió en un símbolo de la continuidad histórica de la familia imperial japonesa.

La princesa Yuriko: una vida dedicada a la historia y al servicio
La princesa Yuriko, conocida como Yuriko de Mikasa, fue una figura clave de la familia imperial japonesa, cuya vida abarcó más de un siglo de cambios profundos en la historia de su país. Nacida el 4 de junio de 1923 en Tokio, en el seno de una familia aristocrática, fue hija del vizconde Masanari Takagi, lo que la situó desde temprano en los círculos cercanos a la realeza.

En 1941, contrajo matrimonio con el príncipe Mikasa, el hermano menor del emperador Hirohito, pasando a formar parte de la familia imperial en un momento crucial de la historia japonesa, marcado por la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto, Yuriko asumió un rol de apoyo en el frente interno, mientras su esposo servía en el ejército imperial. La guerra trajo consigo pérdidas y desafíos tanto personales como nacionales, que marcaron profundamente su vida.

Como princesa, Yuriko dedicó su tiempo a diversos compromisos ceremoniales y sociales, y fue especialmente activa en causas benéficas relacionadas con la infancia y la salud. A lo largo de su vida, mostró un interés profundo por la historia y la cultura japonesa, convirtiéndose en un símbolo de continuidad en una de las monarquías más antiguas del mundo.

Tras la muerte del príncipe Mikasa en 2016, Yuriko se convirtió en el miembro más longevo de la familia imperial, representando un vínculo vivo con la era Showa (1926-1989), una época marcada por la reconstrucción de Japón después de la guerra.

Su fallecimiento, a los 101 años, cierra un capítulo importante en la historia de la familia imperial japonesa, dejando un legado de servicio y dedicación que será recordado como un ejemplo de compromiso con su país y sus tradiciones.

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