El Kremlin dio asilo al presidente derrocado por razones humanitarias, al tiempo que puso en máxima alerta sus bases militares en territorio sirio.
Moscú.- El ex presidente sirio Bashar al Asad está en Moscú con su familia, después de que Rusia les concedió asilo por motivos humanitarios, informó el domingo una fuente del Kremlin a las agencias de noticias rusas, y se llegó a un acuerdo para garantizar la seguridad de las bases militares rusas.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia dijo anteriormente que Asad había abandonado Siria y dado órdenes para una transferencia pacífica del poder, después de que combatientes rebeldes irrumpieron en Damasco sin oposición el domingo, poniendo fin a casi seis décadas de férreo gobierno de su familia.
“El presidente sirio, Asad, y miembros de su familia han llegado a Moscú. Rusia les ha concedido asilo por razones humanitarias”, dijo la agencia de noticias Interfax citando una fuente anónima del Kremlin.
Según la misma fuente, Rusia es partidaria de una solución política a la crisis en Siria, donde Moscú apoyó a Assad durante la larga guerra civil.
La fuente dijo que las negociaciones deberían reanudarse bajo el auspicio de Naciones Unidas.
Los líderes de la oposición siria habían acordado garantizar la seguridad de las bases militares y las instituciones diplomáticas rusas en Siria, dijo la fuente a las agencias de noticias.
Moscú, firme defensor de Asad, a quien ayudó en 2015 en su mayor incursión en Medio Oriente desde el colapso soviético, se esfuerza por salvar su posición, con su peso geopolítico en la región y dos bases militares de importancia estratégica en Siria en juego.
Un acuerdo para asegurar la base aérea rusa de Hmeimim, en la provincia siria de Latakia, y sus instalaciones navales de Tartús, en la costa, supondría un alivio para Moscú después de que blogueros de guerra rusos, algunos de ellos próximos al Ministerio de Defensa ruso, advirtieron que las bases estaban peligrosamente expuestas.
La instalación de Tartús es el único centro de reparación y reabastecimiento de Rusia en el Mediterráneo, y Moscú ha utilizado Siria como punto de escala para hacer entrar y salir a sus contratistas militares de África.
Según los analistas militares occidentales, la pérdida de Tartús supondría un duro golpe para la capacidad de Rusia de proyectar su poder en Medio Oriente, el Mediterráneo y África.
A primera hora del domingo, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso informó en un comunicado que las dos instalaciones militares habían sido puestas en estado de alerta máxima, pero restó importancia a un riesgo inmediato para ellas.
“Como resultado de las negociaciones entre B. Asad y una serie de participantes en el conflicto armado en el territorio de la República Árabe Siria, decidió renunciar a la presidencia y abandonó el país, dando instrucciones para una transferencia pacífica del poder”, dijo en el comunicado.
Según informaciones no confirmadas de los medios de comunicación, Asad había estado visitando Moscú, donde estudiaba su hijo mayor, cuando los rebeldes llegaron a Alepo a finales del mes pasado, antes de regresar a Siria. El Kremlin se negó a comentar el asunto en ese momento.
La bandera siria fue retirada el domingo de un mástil frente a la embajada del país en Moscú, según observaron reporteros de Reuters. TASS citó a personal de la embajada diciendo que la embajada operaría con normalidad el lunes.
El Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que Moscú estaba alarmado por los acontecimientos en Siria.
“Instamos a todas las partes implicadas a abstenerse del uso de la violencia y a resolver todas las cuestiones de gobernabilidad por medios políticos”, dice su comunicado.
También dijo que estaba haciendo todo lo posible para garantizar la seguridad de los ciudadanos rusos en Siria, a quienes la embajada aconsejó el viernes que abandonaran el país. La embajada rusa en Damasco dijo el domingo a la agencia estatal de noticias TASS que su personal se encontraba “bien”.