Gerardo Ortiz lanzó hace 11 años el corrido “Dámaso”, una canción que retrata la vida y legado de 'El Mini Lic'.
México.- Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, no solo es conocido por su papel dentro del Cártel de Sinaloa, sino también por ser protagonista de uno de los corridos más famosos de la música regional mexicana.
Su figura quedó inmortalizada hace 11 años en la canción “Dámaso”, interpretada por Gerardo Ortiz, una pieza que refleja el poder, la lealtad y el estilo de vida asociado al narcotráfico.
El corrido inicia con una declaración de identidad.
“Sí señor, yo soy Dámaso. Soy hijo del licenciado. De Culiacán y mi gente, siempre he tenido el respaldo.”
En estas líneas, López Serrano reafirma su lugar como heredero de Dámaso López Núñez, “El Licenciado”, figura clave del cártel y compadre de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
La canción también resalta su gusto por el lujo y la fiesta.
“También me gusta la fiesta, pasear las fresas de Culiacán a Guadalajara, jalar la banda, aguas heladas, mi empresa paga.”
Estas palabras aluden a los excesos y la ostentación típicos de la narrativa del narcotráfico, mientras que la mención de su lealtad y liderazgo, “Yo vivo pa’ la gerencia y a mi padrino respeto”, refuerza su rol como una figura influyente dentro del Cártel de Sinaloa.
Con más de 338 millones de reproducciones en YouTube y más de 779 mil likes, el corrido “Dámaso” no solo consolidó la carrera de Gerardo Ortiz, sino que convirtió al Mini Lic en un ícono cultural.
La canción se convirtió en un himno para muchos seguidores del género, representando el poder y las raíces del narcotráfico en el noroeste de México.
El impacto del corrido “Dámaso” trasciende lo musical. Este tipo de canciones, que glorifican a figuras del narcotráfico, generan debate sobre su influencia en la sociedad y cómo ayudan a construir la imagen de los capos como héroes populares.
Este 14 de diciembre, Dámaso López Serrano fue detenido en Estados Unidos, cerrando un capítulo en la historia del Cártel de Sinaloa.
Sin embargo, su figura seguirá viva en la memoria colectiva gracias a corridos como “Dámaso”, que lo presentan no solo como un narcotraficante, sino como un personaje de la cultura del narco mexicano.
Su historia demuestra cómo la música puede transformar la realidad en mito, creando un puente entre el crimen, la cultura y la percepción pública.