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El fantasma de Barsobas: un alma en pena que habita la Casa de las Artes

Con paredes blancas, pisos de cantera y una escalera que evoca el pasado, este lugar alberga una historia que mezcla tragedia y misterio: la del espíritu errante de Barsobas.

Alondra Benítez
ZOCALO | MONCLOVA
12-11-2024
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Entre las antiguas ventanas de la Casa de las Artes, un icónico edificio de más de 70 años ubicado en la Zona Centro de Monclova, algunos aseguran haber visto un espectro que refleja una mirada cargada de tristeza.

Con paredes blancas, pisos de cantera y una escalera que evoca el pasado, este lugar alberga una historia que mezcla tragedia y misterio: la del espíritu errante de Barsobas.

En la década de los 80, Barsobas era un joven solitario que deambulaba por las calles de Monclova. Sin familia que lo reclamara y con un destino incierto, encontró refugio en esta casona, que para entonces había dejado de ser tutelar de menores y permanecía en ruinas. Su vida marcada por las drogas lo llevó a un trágico final.

Según los relatos, una noche, mientras compartía con otros jóvenes en el segundo piso, una discusión por sustancias terminó en violencia. Barsobas fue brutalmente golpeado. Intentó escapar, pero no logró descender por completo las escaleras. Allí, en el penúltimo escalón, su alma parece haber quedado atrapada.

“Yo he visto al fantasma llegar hasta ahí, al penúltimo escalón, de ahí no pasa. También lo he visto en el cuarto donde ocurrió todo”, relata Sergio Arturo de León, actual vigilante de la Casa de las Artes.

El crimen, según las versiones, ocurrió en una de las habitaciones del segundo piso, aquella que hoy lleva la placa de inauguración del recinto en 2001. Allí, Barsobas habría suplicado por su vida antes de ser asesinado.
 
Desde entonces, los visitantes aseguran sentir su presencia. Las puertas se azotan, el candelabro que ilumina la escalera gira sin explicación, y el piano del lugar suena en las madrugadas.  
 
Sergio, quien lleva cinco meses como vigilante, ha tenido múltiples encuentros con el supuesto fantasma. “Al principio no sabía nada de la historia. Una noche, mientras descansaba, sentí que me estiraron los pies. Luego escuché ruidos, como si movieran muebles, pero al revisar no había nada. Después comenzó a sonar el piano”, narra. 
A diferencia de otros guardias, que han renunciado tras sus encuentros con lo paranormal, Sergio parece haber encontrado una extraña paz en su convivencia con Barsobas. Incluso afirma haberlo visto con claridad: “Una noche lo vi parado frente a la casa. Miré hacia una ventana del segundo piso y ahí estaba. Su rostro era triste, como si aún buscara algo”.
 
La Casa de las Artes, hoy un centro cultural, sigue siendo escenario de relatos y leyendas que mantienen vivo el recuerdo de Barsobas, el alma que no logra encontrar descanso.
 
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