Con paredes blancas, pisos de cantera y una escalera que evoca el pasado, este lugar alberga una historia que mezcla tragedia y misterio: la del espíritu errante de Barsobas.
Entre las antiguas ventanas de la Casa de las Artes, un icónico edificio de más de 70 años ubicado en la Zona Centro de Monclova, algunos aseguran haber visto un espectro que refleja una mirada cargada de tristeza.
Con paredes blancas, pisos de cantera y una escalera que evoca el pasado, este lugar alberga una historia que mezcla tragedia y misterio: la del espíritu errante de Barsobas.
En la década de los 80, Barsobas era un joven solitario que deambulaba por las calles de Monclova. Sin familia que lo reclamara y con un destino incierto, encontró refugio en esta casona, que para entonces había dejado de ser tutelar de menores y permanecía en ruinas. Su vida marcada por las drogas lo llevó a un trágico final.
Según los relatos, una noche, mientras compartía con otros jóvenes en el segundo piso, una discusión por sustancias terminó en violencia. Barsobas fue brutalmente golpeado. Intentó escapar, pero no logró descender por completo las escaleras. Allí, en el penúltimo escalón, su alma parece haber quedado atrapada.
“Yo he visto al fantasma llegar hasta ahí, al penúltimo escalón, de ahí no pasa. También lo he visto en el cuarto donde ocurrió todo”, relata Sergio Arturo de León, actual vigilante de la Casa de las Artes.
Sergio, quien lleva cinco meses como vigilante, ha tenido múltiples encuentros con el supuesto fantasma. “Al principio no sabía nada de la historia. Una noche, mientras descansaba, sentí que me estiraron los pies. Luego escuché ruidos, como si movieran muebles, pero al revisar no había nada. Después comenzó a sonar el piano”, narra.