Puede parecer una broma, una expresión de cariño o una preocupación, pero sus efectos son reales y profundos.
Ciudad de México.- Expertos, alertan que uno de cada dos habitantes ha practicado alguna forma de edadismo y/o viejismo, discriminación basada en la edad que se ha convertido en un factor de riesgo para el envejecimiento saludable.
El director del DIF municipal de Xalapa, Alejandro del Ángel, subraya que el maltrato y la violencia son ya un problema de salud pública.
En el foro “Más allá de la edad”, autoridades locales señalan que no hay estadística del maltrato porque no se denuncia, pero está presente en todos los entornos: el familiar, el laboral, el institucional y el personal.
Habitantes practican alguna forma de edadismo
Hugo Erasmo subrayó que a pesar de que existen leyes que protegen los derechos de las personas de más de 60 años, la mayoría desconoce su existencia o no los hace valer.
El edadismo crece rápido en la sociedad
Opina que se debe informar que el edadismo se manifiesta cuando se usa la edad para etiquetar, excluir o limitar a una persona. Puede parecer una broma, una expresión de cariño o una preocupación, pero sus efectos son reales y profundos.
“Sus dimensiones son claras: estereotipos (cómo pensamos), prejuicios (cómo sentimos) y discriminación (cómo actuamos). Y se da a nivel institucional, interpersonal y personal”, anotó.
En lo institucional, detalló, se refleja en decisiones que asumen que las personas mayores son menos capaces, menos productivas, difíciles de capacitar o tecnológicamente inútiles, solo por mencionar algunas ideas.
En lo interpersonal, se normalizan expresiones como “abuelito”, “viejito”, “ruco”, “anciano cascarrabias” o “vejestorio”, que refuerzan estigmas y reducen a la persona a su edad, enfatizó.
El médico añadió que incluso en lo personal, el edadismo se vuelve autoinfligido. Frases como “a mi edad ya no soy productivo”, “mejor no opino”, “ya estoy viejo para esto” o “soy demasiado mayor para aprender” reflejan cómo se internaliza esta discriminación.
También hay negación de derechos: se limita el acceso a la sexualidad, al placer, a la independencia o a la participación en decisiones familiares.
Al citar datos oficiales, recordó que hacia 2050 la edad promedio mundial será de 33 años, y la población adulta mayor será cada vez más significativa. Sin embargo, la sociedad sigue sin prepararse para este cambio.
El edadismo y/o viejismo crece más rápido que la atención que se le brinda, en un entorno que prioriza la juventud y deja fuera a quienes considera “viejos”, apuntó.
Finalmente llamó a reflexionar sobre este problema y cómo cada persona contribuye a esta forma de violencia.