Utilizan charlatanes los derechos otorgados a las comunidades para reclamar recurso federal
Saltillo, Coah.- Aunque para el pueblo N’dee (Apache Lipán) la verdad es un principio sagrado, integrantes de la comunidad denunciaron una falsificación sistemática de su identidad: la creación de un padrón fantasma de más de 21 mil supuestos miembros en Coahuila, promovido por José Luis Longoria Granados, quien se ostenta como Nantán (líder) de esta nación, originaria en Coahuila y Chihuahua.De acuerdo con registros promovidos por el propio Longoria Granados, los 21 mil 854 presuntos integrantes N’dee estarían repartidos en municipios como Saltillo, Zaragoza, Piedras Negras, Sabinas, Guerrero y Matamoros, además de las comunidades rurales Granada y Santa
Ana del Pilar. Sin embargo, miembros tradicionales y personas que han investigado de cerca este fenómeno advierten que esas cifras no tienen sustento real, histórico, ni comunitario.
Representantes tradicionales de la comunidad y colaboradores cercanos a ella aseguran que no existe una base real ni cultural que respalde esas cifras, y que muchas de las personas empadronadas nunca han tenido participación ni identidad dentro del pueblo N’dee.
A las denuncias se suman audios filtrados a Periódico Zócalo, en los que se escucha a Longoria Granados reconocer que no cuenta con una comunidad que lo respalde:
“Aquí no hay gente, no hay comunidad. No contamos con gente que se adhiera a la nación en sí […] entonces, básicamente lo que nos ayuda es que exista alguien ahí, aunque no tenga conocimiento de la cultura”.
Estas declaraciones contradicen abiertamente los registros oficiales que ha promovido y con los que ha gestionado representación y recursos ante instancias como el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). Para los integrantes legítimos de la comunidad N’dee, los audios constituyen pruebas claras de un intento de usurpación identitaria y de manipulación institucional.
Incluso en Matamoros opera la prima de Longoria Granados como Nantán, a pesar de no saber nada de la cultura que supuestamente representa.
“Yo entiendo eso y entiendo, por ejemplo, otros tipos de comunidades, como en Matamoros, que se queda mi prima como Nantán, con una función básicamente que es existir. El puro hecho de que exista, que tengamos representantes, significa algo. Pero yo sé, y yo creo que otros más sabemos, que no hay mucho que hacer ahí, en el sentido que mi prima no tiene tanto conocimiento de la cultura y todo esto; lo que nos ayuda es que exista, que haya alguien ahí. Y entiendo que así va a haber otras comunidades también”, se escucha en otro audio.
Los quejosos exigieron a la autoridad filtros éticos en el reconocimiento de comunidades indígenas, una revisión profunda de los padrones y liderazgos reconocidos oficialmente y la suspensión de los padrones promovidos sin validación comunitaria, además de que se investigue el uso indebido de recursos y representación.
Un vocero comunitario afirma que, en realidad, la comunidad N’dee en Coahuila se compone de unas 300 personas en proceso activo de reconstrucción cultural y lingüística:
A pesar de no tener reconocimiento federal, su trabajo ha sido respaldado por iniciativas binacionales, indicó el vocero, quien ahora vive en Arizona tras ser desterrado por el mismo Longoria.
Rosy Garza, documentalista, ha seguido de cerca la evolución de estas comunidades:
“He trabajado con comunidades auténticas como los Kikapú, pero también con nativos americanos que están reconstruyendo su linaje. No podemos hablar de una comunidad N’dee consolidada como tal en Coahuila, porque fue borrada históricamente tras las persecuciones del siglo 20. Hay personas con linaje, con lengua, pero son muy pocas”, indicó.
Entre ellas destaca Iván Alexander, uno de los primeros en intentar reorganizar la comunidad N’dee en el norte del país, quien, según Rosy, impulsó inicialmente el movimiento con convicción. Sin embargo, al notar irregularidades y conflictos internos, decidió retirarse.
“Iván empezó un proceso legítimo de reconstrucción. Tenía familia hablante de la lengua, costumbres vivas… Pero con el tiempo surgieron conflictos, intereses, y decidió alejarse cuando el proyecto fue tomado por quienes hoy sólo buscan representación sin pueblo”, relató.
“No puede haber justicia indígena basada en la mentira. Las instituciones deben voltear a ver a quienes sí hemos vivido el despojo y la resistencia, no a quienes fabrican una representación mediática”. Vocero Anónimo
“No es posible. Son padrones inflados. Hemos detectado manipulación de datos, falseo de predios y de personas que nunca han tenido una conexión con el pueblo N’dee. Esto es un robo a los recursos que deberían llegar a verdaderas comunidades indígenas”. Eso es un robo. Y se tiene que denunciar. ¿Cómo es posible? Zaragoza con 11 mil personas empadronadas como N’dee, cuando apenas he ubicado una o dos personas reales. En Matamoros pasa lo mismo. Estas cifras son una burla: no hay comunidades reales, no hay procesos culturales vivos. Sólo hay un interés en acceder a recursos federales”, indicó la documentalista Rosy Garza.