Son ya cinco presas de las que se ha dejado de extraer agua para uso agrícola, urbano o industrial.
Culiacán, Sin.- El río Tamazula, que atraviesa la ciudad de Culiacán, registra el nivel más bajo en lo que va del año, luego de que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) cerró las compuertas de las presas cercanas con el objetivo de conservar las reservas hídricas y garantizar el abasto del líquido para consumo humano durante la temporada de estiaje.
Con esta medida comenzaron a emerger sobre el lecho del río desechos que durante mucho tiempo permanecieron bajo el agua: llantas viejas, restos de electrodomésticos, cubetas, botellas de plástico, entre otros residuos sólidos que ponen al descubierto el abandono y la falta de conciencia ambiental de algunos sectores de la población.
Además del impacto visual y sanitario, la disminución del caudal también impacta el equilibrio ecológico del río Tamazula. La flora ha empezado a extenderse hacia zonas que antes permanecían cubiertas por agua, invadiendo el lecho seco con rapidez.
Mientras tanto, la fauna, principalmente aves y peces, enfrentan nuevas dificultades para encontrar alimento y mantener sus hábitos de vida, viéndose obligados a adaptarse a un entorno más hostil y limitado.
Aunque el cierre de las compuertas de las presas es una medida necesaria por parte de las autoridades, el aspecto del cauce ha generado preocupación entre los habitantes de la capital del estado. Sinaloa, entidad líder en producción de alimentos y hasta hace un par de años garante de la soberanía alimentaria, padece la peor sequía de las últimas cinco décadas, según especialistas.
De acuerdo con datos de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado, ya publicados en La Jornada, en 2023 se sembraron 542 mil hectáreas de maíz en la entidad, comparadas con las 92 mil del ciclo otoño-invierno 2024-2025, lo que significa que se ha sembrado sólo una de cada seis hectáreas de grano por falta de agua, esto es, un desplome de 83 por ciento.
En total se han cultivado 342 mil 858 hectáreas de riego de todos los productos; es decir, menos de la mitad de las 800 mil hectáreas de riego que tiene el estado.
Actualmente, las 11 presas de Sinaloa se encuentran a un nivel promedio de almacenamiento de 6.8 por ciento, cuando en las últimas tres décadas fue de 31.1 por ciento.
El pasado lunes, la Conagua, a través del Organismo de Cuenca del Pacífico Norte, anunció el cierre del embalse Aureliano Benassini Vizcarra, mejor conocido como El Salto, en el municipio de Elota, que está a 18.9 por ciento de su capacidad.
Con esta acción, ya suman cinco las presas de las que se ha dejado de extraer agua para uso agrícola, urbano o industrial. Las otras cuatro son: Luis Donaldo Colosio, una de las más importantes de la entidad, mejor conocida como Huites, a 3.5 por ciento de llenado; la Josefa Ortiz de Domínguez, a 8.8 por ciento; la Eustaquio Buelna, a 11.7 por ciento, y la Juan Guerrero Alcocer, a 9.3 por ciento.
Esta situación ha encendido las alertas tanto en el sector agrícola como en el urbano. La prolongada sequía, catalogada de “excepcional” por autoridades, no sólo limita la disponibilidad de agua para riego, sino que también pone en peligro el abasto para consumo humano en diversas regiones de la entidad.
El pasado miércoles, el gobernador Rubén Rocha Moya informó que continúan a la espera de la respuesta a la solicitud de declaratoria de emergencia por sequía para Sinaloa, la cual, dijo, podría darse durante el transcurso de esta semana.
El mandatario dijo confiar en que la respuesta será positiva, esto luego de haber sostenido un encuentro con la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa.