Lluvias y oleaje en Playa Bagdad dejaron al descubierto materiales del propulsor Super Heavy de SpaceX; temen afectaciones a fauna y salud.
Ciudad de México.- Tras las recientes lluvias y el fuerte oleaje en la Playa Bagdad de Matamoros, provocados por los remanentes de la tormenta Barry, quedaron expuestos fragmentos del propulsor Super Heavy, parte del cohete Starship de SpaceX, cuya explosión ocurrió el pasado 18 de junio durante una prueba en Texas, Estados Unidos.
La organización Conservación e Investigación de la Biodiversidad (Conibio) Global detectó los residuos enterrados en la arena, entre ellos plásticos, aluminio, recubrimientos industriales y compuestos con caucho y pegamento, durante un recorrido para monitorear nidos de tortuga Lora.
Según el presidente de Conibio, Jesús Elías Ibarra Rodríguez, los restos comenzaron a llegar desde finales de mayo, arrastrados por el mar, pero fue hasta ahora que quedaron visibles en distintos puntos de la playa.
Lo que preocupa no es solo la basura espacial, sino su composición química. Algunos de estos materiales, advierte Conibio, podrían contener fósforo blanco, una sustancia altamente tóxica, capaz de provocar daños graves al hígado, los riñones y el sistema nervioso si entra al cuerpo por ingestión o inhalación, incluso en dosis mínimas. Además, puede contaminar el agua y causar muerte en especies marinas.
La presencia de estos desechos en la costa y en el río Bravo representa una amenaza directa al ecosistema de Tamaulipas, y ha sido calificada por la organización como un riesgo de ecocidio si no se actúa a tiempo.
Actualmente, familias de pescadores y brigadas de Conibio Global realizan labores de recolección y monitoreo, mientras crece la exigencia para que autoridades mexicanas y estadounidenses respondan ante el impacto ambiental generado por el fallido lanzamiento del cohete