Durante todo el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la estrategia de seguridad estuvo marcada por la inacción frente al crimen organizado.
México.- Durante todo el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la estrategia de seguridad estuvo marcada por la inacción frente al crimen organizado. Con el lema de “abrazos, no balazos”, nunca se vio un cambio sustancial en la forma de enfrentar al narcotráfico y los cárteles consolidaron su poder territorial y económico.
En contraste, el embajador de Estados Unidos en México, Ronald D. Jhonson, reconoció que la presidenta Claudia Sheinbaum sí está dando pasos para confrontar directamente al narcotráfico. Según sus declaraciones, Washington observa un viraje importante en la estrategia mexicana, con operativos, coordinación binacional y voluntad política que antes no existían.
Sin embargo, este cambio de narrativa no ha sido suficiente para disipar la incertidumbre entre las empresas. El endurecimiento del discurso y los ajustes de política de seguridad se entrelazan con las tensiones comerciales: los aranceles impuestos desde el exterior generan preocupación en los mercados, mientras que la falta de certidumbre regulatoria y la sombra de la violencia provocan liquidaciones y pérdidas en distintas industrias.
En este contexto, la herencia de omisiones del pasado y los intentos de rectificación del presente colocan a México en una encrucijada: recuperar la confianza de los inversionistas o seguir arrastrando las consecuencias de un modelo fallido que nunca logró contener al narco.