Tras la muerte de 158 ballenas grises en 2025, expertos de México, Canadá y EU lanzaron un S.O.S. y pidieron a organismos internacionales reevaluar su protección
Tras la muerte masiva de 158 ejemplares de ballena gris (Eschrichtius robustus), en su migración de 2025, tres de los biólogos marinos que más saben de estos cetáceos a nivel mundial, el mexicano Jorge Urbán, el canadiense James Darling y el estadounidense Steven Swartz, lanzaron un S.O.S. a través de una carta abierta, donde externaron su grave preocupación acerca del futuro de los gigantes de los mares.
Alertaron que la ballena gris está mostrando señales de estrés extremo con mortalidades inusuales significativas, reducción en su tasa reproductiva, aumento en la proporción de individuos desnutridos y cambios en sus comportamientos de forrajeo (búsqueda y consumo de alimento).
Advirtieron que estos factores han ocasionado una caída pronunciada en la población de ballena gris, estimada actualmente en 13 mil ejemplares, lo que representa menos de la mitad de los 27 mil ejemplares de hace 10 años.
Ante esta dura realidad, los doctores Urbán, Darling y Swartz, exhortaron al Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que realice una revisión y evaluación a fondo de la biología y gestión de la ballena gris, ya que "basados en la evidencia de los últimos años y con un grado racional de cautela, esta especie debería ser considerada altamente vulnerable y justifica todo esfuerzo para protegerla".
"Además, hacemos un llamado a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y a otras agencias pertinentes para que reevalúen el estado de protección de esta especie, especialmente considerando los cambios ambientales que afectan a sus presas y los desafíos que esto representa para la recuperación de su declive más reciente", señalaron.
Los expertos subrayaron que "más allá de los valores intrínsecos y su rol en los ecosistemas cercanos a la costa, los hábitos costeros de la ballena gris, la hacen una de las más accesibles e importantes para el turismo en México, Estados Unidos y Canadá.
Cada año, miles de personas, desde niños de escuelas hasta visitantes de todo el mundo, tienen su primera experiencia con ballenas al interactuar con la ballena gris. Ellas a través del avistamiento comercial de ballenas y las industrias de apoyo relacionadas (hoteles, restaurantes, transportación, etc.), generan millones de dólares anualmente para comunidades costeras en los tres países".
Recordaron que la preocupación por la población de ballena gris comenzó en 2018, cuando investigadores en México notaron una disminución en el número de hembras con crías, un aumento en la proporción de ballenas que estaban “flacas” y desnutridas, así como un incremento en el número de ballenas varadas muertas en sus áreas invernales de reproducción y crianza en la Península de Baja California.
Para el 2019, los varamientos de ballenas grises aumentaron significativamente en toda su área de distribución a lo largo de las costas del Pacífico Norteamericano, llevando a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), a declarar un “Evento de Mortalidad Inusual” (UME), para la especie, que se pensó había terminado en 2023.
"No obstante, la mortandad continuó durante 2024 y 2025. La NOAA estimó que la población de ballena gris disminuyó de alrededor de 26 mil 960 ballenas en el invierno 2015-2016 a 14 mil 525 para el invierno de 2023-2024 y ha continuado disminuyendo a unas 12 mil 950 ballenas en el 2024-2025", señalaron.
Los biólogos marinos detallaron que las tasas reproductivas siguieron cayendo en los inviernos de 2024 y 2025. El conteo de crías estimadas es de apenas 85, la cifra más baja desde que empezaron los registros en 1994.
"La causa más probable de esta crisis es el cambio a gran escala del ecosistema de las zonas de alimentación subárticas y árticas. Una investigación temprana sugirió la conexión entre el número de ballenas grises y los cambios en el hielo marino del Ártico.
Estudios recientes indican que las ballenas se podrían estar encontrando con condiciones sin precedentes en el Ártico debido al cambio climático que está impactando la disponibilidad anual de especies presas, forzando que la población se adapte a condiciones que no han experimentado antes", explicaron.