Las recientes tensiones entre Israel e Irán han puesto en alerta a todo el mundo, debido a la gran inestabilidad que existe en el Medio Oriente y a que una escalada podría tener efectos globales.

A miles de kilómetros de distancia, la economía mexicana podría sufrir algunas repercusiones importantes de acuerdo con Renato Campos, analista de mercados financieros de la firma especializada Squared Financial.

“México, aunque alejado geográficamente del conflicto, es vulnerable. La economía mexicana depende fuertemente de las importaciones energéticas, particularmente de gas natural. 

“Un alza significativa en los precios internacionales de hidrocarburos se traduce en inflación importada. Los costos del transporte, la electricidad y los alimentos aumentan. La capacidad del gobierno para contener estos efectos vía subsidios se tensiona”, señala el experto.

Irán es un paso estratégico para la economía mundial. Por esta zona del Cercano Oriente pasan algunas de las rutas de distribución más importantes del planeta, en particular en lo que respecta a la distribución del gas natural.

“El epicentro del peligro es el estrecho de Ormuz, una franja de agua de apenas 55 kilómetros de ancho en su punto más estrecho, pero crucial para el comercio global. Por allí transita alrededor del 20 por ciento del petróleo que se consume en el mundo y una proporción similar del gas natural licuado. 

“Si Irán decidiera cerrar este paso, el impacto sería inmediato. De hecho, los mercados ya reaccionan: los precios del gas natural europeo subieron 4.8 por ciento el viernes pasado y este lunes tocaron su nivel más alto desde principios de abril. No es una respuesta emocional, es una advertencia a cualquier amenaza al tránsito en Ormuz que provoca un reacomodo brusco en los precios”, explica Campos.

El experto destaca que grandes productores como Qatar confían en la ruta iraní para abastecer a Europa y Asia, regiones que se verían asfixiadas por la falta de combustibles de Medio Oriente y dependerían casi al cien por ciento de Rusia.

“Por otro lado, un aumento sostenido en los precios de la energía podría presionar la balanza comercial. México es exportador de crudo, sí, pero importa una cantidad significativa de gasolina y gas”, detalla.

¿Cómo afectaría la guerra en Irán a México?

En el peor de los escenarios, el especialista señala que los precios de los combustibles y de algunos insumos que México importa aumentarían de forma exponencial, lo que provocaría una mayor inflación. 

“Si los precios de los combustibles refinados aumentan más que los ingresos por la venta de crudo, el saldo neto se vuelve negativo. Esto afecta la cuenta corriente y presiona al tipo de cambio, encareciendo aún más los productos importados, incluidos alimentos y tecnología. 

“Todo esto alimenta un círculo de inflación difícil de contener, especialmente en un contexto global ya marcado por la incertidumbre. Ya se ha visto antes cuando los precios internacionales suben, Hacienda debe absorber parte de ese impacto para evitar que se refleje en las gasolinas y el gas doméstico. Pero sostener estos subsidios por mucho tiempo debilita las finanzas públicas y limita la capacidad de maniobra fiscal”, añade el especialista en la información obtenida por El Heraldo de México.

Para Campos, la solución deseable es una tregua duradera entre Israel e Irán, algo que no se vislumbra factible en el corto plazo. Las tensiones prolongadas no solo provocarían estabilidad en la región, también podrían generar una ola inflacionaria que golpearían a los que menos tienen.