Alejandro, hijo del matrimonio, prefirió acompañar a su padre.
Monclova, Coah.- Mientras que los restos de Leticia Aguilar Piña fueron velados por familiares y amigos, quienes le dieron un sentido último adiós en una capilla ubicada en el bulevar Juárez; el cuerpo de su verdugo, su ex esposo Cirilo de la Cruz Rangel -quien se suicidó después de matarla- estuvo en un recinto funeral casi desierto, a donde acudió su hijo Alejandro, quien optó por velar a su padre en lugar de despedir a su madre.
Desde temprana hora, seres queridos y amistades llegaron al recinto Funerales La Paz, para velar los restos de la ama de casa que fue ultimada con saña por su ex pareja este viernes, en plena vía pública, en la Zona Centro, mientras acompañaba a su madre, Juanita Piña, a cobrar su pensión en el Banco del Bienestar, ubicado sobre la calle De la Fuente.
La menor de cuatro hermanos, Leticia es recordada como una buena mujer.
Su modesto féretro fue colmado de coronas y arreglos florales, y tanto en el exterior como en el interior de la capilla hubo deudos y quienes se acercaron a ofrecer sus condolencias a su familia inmediata.
Llega hermano mayor
Entre los familiares que llegaron al recinto estuvo Juan Antonio Aguilar Piña, el mayor de los hermanos, quien llegó a Monclova desde Acuña, donde radica, tras enterarse de la trágica noticia.
Consternado, Juan Antonio dijo que uno de sus consanguíneos lo enteró de lo que había ocurrido, y posteriormente, comenzó a conocer más pormenores a través de redes sociales.
Reconociendo que no estaba totalmente al tanto de la vida que Leticia llevaba con Cirilo, sostuvo que “al parecer sí, ya había tenido problemas con él… por eso pasó lo que pasó”.
Y mientras este fue el panorama en la capilla donde fue velada Leticia, quien sería sepultada en el panteón Sagrado Corazón, en Estancias; el recinto fúnebre donde estuvo el cuerpo de Cirilo, ubicado en la colonia Obrera, lució desierto durante la mañana de ayer.
Antes del mediodía, en el lugar fue visto su hijo Alejandro, además de una mujer mayor y un infante.
En un intento por abordarlo, Alejandro abrió apenas un poco la puerta del lugar, y se le inquirió si en el sitio estaba siendo velado Cirilo, a lo que respondió que no, para después cerrar la puerta nuevamente.