Monclova, Coah.- La imagen del águila sobre un nopal devorando una serpiente proviene del antiguo mito, en el que se anunciaba a los mexicas de que ése era el signo que confirmaría el sitio donde deberían fundar Tenochtitlán, hoy México.

El águila es una imagen del astro solar, mientras que la serpiente se concibió como un símbolo de fertilidad y de lo terrenal en aquellos pueblos agrícolas; por su parte, el nopal fue un árbol sagrado para los mexicas, las tunas representaron al corazón humano, el mayor emblema sacrificial dirigido a los dioses.

Con seis metros de largo y tres de altura, el águila real se convierte en una escultura representativa de la ciudad de Monclova, desde el día de su instalación, el 14 de febrero del año 2015 y desde la fecha de su inauguración el 19 de febrero, embellece y deslumbra con su porte de grandeza.

“Lo más difícil de la escultura, fue darle forma a la cabeza del águila, específicamente, esa mirada de grandeza y depredadora, como si estuviera viva”, comentó el artista Juan José Martínez Montemayor, quien se encargó de la obra de arte que hoy se ubica en la Rotonda de los Héroes ubicada en el cruce del bulevar Madero y las calles Matamoros, Ildefonso Fuentes y Aldama.

Con 60 años de edad, don Juan José se define como un escultor innovador, a quien le gusta tomar riesgos y sobre todo ser conocido y reconocido en Monclova.

“Nací en el ejido 8 de Enero, desde muy pequeño me llamaba la atención jugar con el lodo y me sorprendía que de la combinación del agua con la tierra se podían crear pequeñas figuras, desde entonces creo grandes obras”, recordó el artista.

Egresado de Bellas Artes decidió incursionar en grandes proyectos como pintor y escultor, regresando a la ciudad de Monclova para embellecer plazas y espacios culturales como el busto al maestro Cuauhtémoc, Mariano Escobedo, Allende, Juárez, restauración de la Fuente de las Garzas, entre otras.

“Así fue, que mediante mi trabajo en Monclova y en otros municipios de Coahuila, me invitaron para trabajar en un monumento que fuera representativo al bulevar Madero, pero no sabíamos que sería un águila”, confesó.

“Cuando se acercó el alcalde Gerardo García Castillo conmigo, me dijo que querían que les presentara varias opciones, una de ellas fue a Francisco I. Madero montando su caballo, otra fue el águila devorando a la serpiente, y él eligió el águila, y no me arrepiento de haberla realizado”, dijo.

Con la misión de dar vida al monumento que admiraría una ciudad entera, don Juan José trabajó cuatro meses para representar en fibra de vidrio el emblema mexicano más grande de la historia.

“Trabajamos día y noche para poder lograr la escultura, ya que es un proceso largo, en el cual la constancia y la paciencia son pasos que se deben seguir para que las cosas salgan bien, sin esas dos cosas no hubiéramos logrado terminarla, quizá ni realizarla”, externó.

“El primer paso fue dibujar el águila en material de nieve seca, después mis ayudantes fueron cortando y lisando todas las partes y los bordes de la figura, posteriormente se armaron las partes en una especie de esqueleto de metal para que no se quebrara la forma y poder realizar el molde”, explicó.

“Acto seguido, se cubrió todo de plastilina para darle el volumen adecuado, se colocó una pasta de resina y se cubrió de fibras para darle fuerza y dureza al águila, posteriormente se vació el molde para después cubrirlo de fibra de vidrio y quedar como hoy lo conocemos”, detalló.

“Fue un proceso largo porque de haber hecho los trazos en el patio de mi casa, se trasladaron a un taller, para que mediante una grúa, fijaran el águila de aproximadamente una tonelada”, explicó.

Don Juan José agradece al alcalde Gerardo García Castillo el haber confiado en él para ser parte de una obra que embellece la ciudad de Monclova, la cual da mayor prosperidad y porvenir.

“Me sorprendió mucho que me buscaran para este proyecto y que me dieran la libertad de crearla y expresar mis emociones a través de la escultura, la cual es una habilidad que forjé hace muchos años”, dijo.