Han sido sepultados personajes de la historia
Monclova, a través del tiempo, ha dispuesto de distintos lugares para dar sepultura los despojos mortales de sus habitantes, cuando han dejado de existir.
El primero de estos lugares que se tiene documentado, es el cementerio que se le adjudicó a “la parroquia que se encuentra en estado de techarse”.. En el Acta de Fundación de Monclova, levantada por Alonso de León, éste ratifica que ya se estaba construyendo una Parroquia y la dota del terreno necesario para cementerio.
Era costumbre generalizada en la antigüedad, enterrar a los muertos en terrenos aledaños a las iglesias y Monclova no fue la excepción, pues en algunas de las excavaciones que se han efectuado en los alrededores de la Parroquia de Santiago, se han encontrado restos humanos.
Probablemente bajo el piso de la misma iglesia, o en sus catacumbas se encuentran sepultados algunos personajes de épocas pasadas. Sería interesante hacer estudios de resonancia magnética que nos arrojen alguna luz sobre el particular.
Se sabe que en Monclova ha tenido por lo menos tres panteones importantes. Uno de ellos, es el que existió en los terrenos localizados atrás del antiguo Hospital (hoy Museo Coahuila-Texas) y del cual todavía se conserva el arco que señalaba su acceso.
En ese panteón fueron sepultados los soldados insurgentes que murieron fusilados después de ser aprehendidos en Baján y muchas de las víctimas cobradas por las epidemias de cólera que asolaron la región en el siglo XIX.
Hubo otro panteón que todavía estuvo en operación a principios del siglo XX. Éste se localizaba precisamente donde ahora se encuentra la Escuela “El Socorro” y un negocio que repara y vende equipo pesado, localizado sobre el bulevar Pape, precisamente frente al Museo Biblioteca Pape.
Este panteón que algunos llaman de Santiago y otros de San Fernando, estaba circundado por una alta barda de piedra y adobe y cobijaba los restos de algunos extranjeros de la época en que Monclova era la capital de Coahuila y Texas.
Todavía se recuerda el hallazgo de la momia de una mujer muy alta, de pelo rubio, vestido café oscuro y botines que estuvo en exposición en la Presidencia Municipal, durante algún tiempo. Se presume que esta mujer fue esposa o hija de alguno de estos norteamericanos que con frecuencia acudían a Monclova.
A principios de los sesentas, el panteón fue arrasado y algunos de los cadáveres fueron reinhumados en un nuevo panteón en nuevas tumbas, y otros, los más, simplemente fueron colocados en fosas comunes, perdiéndose toda posibilidad de identificación.
El nuevo panteón, resultó ser el Panteón de Guadalupe, localizado entre los límites de Monclova y Ciudad Frontera, con acceso a la Avenida Los Reyes.
Este panteón fue puesto en servicio un poco antes de los inicios del siglo XX y en la actualidad se encuentra saturado, por lo que el municipio se ha visto en la necesidad de abrir uno nuevo.
La primera persona que fue sepultada en este panteón, fue un comerciante que llevó el nombre de Sabás Dávalos y su tumba, muy fácil de identificar, se encuentra prácticamente en la entrada principal del cementerio.
Como la de don Sabás, existen muchas otras más que datan de principios del siglo XX, como la de una persona llamada Eleuterio González, de cuyo sepulcro probablemente exhumaron los restos pues se muestra abierta; otra más, corresponde al señor Juan Calderón y ésta se encuentra bien conservada.
Además de las tumbas viejas, el panteón de Guadalupe cobija los restos de algunas personas de origen extranjero, como es el caso del sepulcro donde descansan los restos de la inglesa Charlotte Elizabeth Hodson quien falleció el 6 de julio de 1910, o la tumba de una persona de origen judío de nombre Olga Kaplan que se encuentra algo escondida por la maleza. La lápida de esta tumba muestra claramente la estrella de David, símbolo del pueblo judío.
Son interesantes así mismo, los epitafios que los deudos graban en las lápidas; algunos son desgarradores, otros realmente acusadores y los más, colmados de tristeza.
Existe una tumba muy interesante que guarda los restos del Licenciado Joaquín Cantú Cárdenas, en la que se afirma que fue sacrificado en el poblado de Aura el 25 de marzo de 1913.
Resulta curioso que la tumba no tiene ningún símbolo religioso, pero sí ostenta el grabado de una lámpara encendida que despide rayos luminosos.
En el panteón de Guadalupe han sido sepultados personajes muy notables de la ciudad, entre ellos varios de los presidentes municipales que la han gobernado; se encuentran también maestros, doctores y empresarios como es el caso de don Juan Gil (en un gigantesco mausoleo) y humanistas de la talla de don Melquiades Ballesteros y don Octaviano González.
Habría que pensar en la posibilidad de crear un lote en algún lugar especial, donde pudieran reunirse los restos de los personajes ilustres que nos precedieron, una vez seleccionados con un reglamento adecuado.
En el sector de El Pueblo, hubo otros dos panteones: uno, de cortas dimensiones, sobre el bulevar San Buena, frente a lo que fue la Plazuela del Triángulo y el otro, mucho más grande, sobre el Boulevar Juárez, frente a la Gasolinera Neira.
Estos panteones sirvieron para enterrar los restos de los habitantes de los pueblos de San Miguel de Luna y San Francisco de Nueva Tlaxcala, respectivamente. Por desgracia ya no quedan vestigios de estos cementerios que nos den alguna luz sobre el destino final de nuestros ancestros tlaxcaltecas.