Durante la segunda mitad del siglo XIX, el lugar cambió su uso y comenzó a albergar una plaza de toros, aunque su espacio era reducido e incómodo. En épocas festivas, se instalaban pequeños circos, carruseles, loterías, ruletas y otras atracciones que animaban la vida de la comunidad.
Monclova, Coah.- Desde 1755, con la llegada del joven sacerdote Miguel Sánchez Navarro, oriundo de Saltillo, comenzó a escribirse la historia de Plaza del Canónigo de Monclova.
La plazuela lleva el nombre de ‘canónigo’ en referencia a este influyente párroco, quien se destacó como una de las figuras más poderosas y relevantes del norte del país.
El canónigo Sánchez Navarro tomó la decisión de demoler algunas fincas de su propiedad, ubicadas detrás de la iglesia, con la intención de construir un mercado. Sin embargo, este proyecto nunca se concretó.
En su lugar, el espacio fue utilizado como abrevadero para animales y punto de encuentro para comerciantes ambulantes provenientes del sur. Estos vendedores ofrecían loza, figuras de barro, rebozos, frutas y otros productos, especialmente en los días previos a la Navidad, atrayendo a numerosas familias que acudían a comprar figuras para sus nacimientos.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el lugar cambió su uso y comenzó a albergar una plaza de toros, aunque su espacio era reducido e incómodo. En épocas festivas, se instalaban pequeños circos, carruseles, loterías, ruletas y otras atracciones que animaban la vida de la comunidad.
Con el tiempo, este emblemático sitio recibió el nombre oficial de "Venustiano Carranza", y en su centro se colocó una estatua en honor al Varón de Cuatro Ciénegas. Sin embargo, cuando esta escultura fue retirada, los habitantes retomaron su nombre tradicional: Plazuela del Canónigo. Curiosamente, este lugar había sido conocido originalmente como Plazuela de la Libertad.
Hoy en día, la Plazuela del Canónigo se encuentra en perfectas condiciones y continúa siendo uno de los sitios más históricos y representativos de Monclova.