El obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González, lamentó el feminicidio de una joven que se registró en el municipio de Frontera.
Monclova, Coah.- El obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González, lamentó el feminicidio de una joven que se registró en el municipio de Frontera y el posterior suicidio del responsable, y ante este hecho hizo un llamado a la paz, la armonía y comprensión entre los esposos y la familia, porque “estamos llamados a la felicidad, no a las tragedias”.
“Que esta tragedia nos ponga a pensar a todos qué estamos haciendo con nuestra vida y cómo nos estamos tratando unos a otros, que sea una oportunidad de ponernos delante de Dios para conciliarnos, superar las diferencias, identificar las cosas que no nos están ayudando a llevarnos bien”, expresó.
Al referirle que este es el segundo caso del mismo tipo que se registra en la Región Centro de Coahuila, ya que en mayo mató a su esposa en el exterior del Banco del Bienestar de Monclova y después ahí mismo también se quitó la vida, dijo que esta clase de tragedias debe poner a pensar a todos en cómo se están relacionando con los demás.
“Hay que pensar en cómo estamos llevando nuestra relación con Dios, cómo estamos atendiendo nuestras necesidades, puede haber situaciones difíciles, dolorosas, que a veces no comprendemos, pero hay que tratar de prevenir, revisándonos cada uno, cada persona, cada matrimonio, cada familia, cómo están llevando su relación”, expuso.
“Hay que ponernos delante de Dios, revisar qué es lo que tenemos, qué es lo que nos hace falta, poner los medios necesarios para vivir plenamente, estamos llamados a la felicidad, no a las tragedias”, añadió.
Desintegración en cadena
Anta la tragedia ocurrida en el municipio de Frontera, el entrevistado dijo que las autoridades también tienen conciencia de esta clase de hechos, sabe que hay situaciones difíciles en el ambiente familiar, de la desintegración en el tejido social que empieza con la desintegración de la propia persona, luego la desintegración se da en las relaciones interpersonales, el matrimonio y de padres e hijos, por lo que hay que volverse a integrar y volverse a tejer, como Dios quiere.
“Hay que pensar qué es lo que nos hace falta, reconciliarnos, revisar cómo nos estamos tratando, si es verdaderamente con amor o nos falta algo”, agregó el Obispo de la Diócesis de Saltillo.