Monclova, Coah.-  El delegado regional de la Secretaría del Bienestar en Monclova, José “Pepe” Erives, se encuentra en el centro de la polémica luego de que se difundieran imágenes de una fiesta privada, presuntamente organizada por él, donde participaron integrantes del programa federal “Siervos de la Nación” en un ambiente marcado por el consumo desmedido de alcohol.

La celebración, con motivo del cumpleaños de una servidora pública identificada como Rocío, incluyó la ingesta de bebidas alcohólicas sin moderación, como tequila sin rebajar, según se aprecia en las imágenes que han comenzado a circular. Estos hechos han encendido alarmas sobre el tipo de comportamiento que se normaliza dentro de una estructura que debería estar dedicada a servir al pueblo con responsabilidad y ética.

Cabe recordar que José Erives forma parte del llamado team Guadiana, grupo político que se presenta como guardián de la moral pública y crítico constante de las malas prácticas del pasado. No obstante, este tipo de eventos privados, donde se corrompe la naturaleza institucional del programa y se expone a las trabajadoras del Bienestar a dinámicas cuestionables, contradicen ese discurso y evidencian una preocupante doble moral.

Además, Erives ya ha sido señalado en reiteradas ocasiones por presunto uso de recursos públicos con fines propagandísticos, promoviendo la imagen y el posicionamiento político de la senadora Cecilia Guadiana, en actos que rozan o cruzan el límite del proselitismo desde una posición gubernamental.

La interrogante ahora es si estos actos serán tolerados o incluso solapados por los altos mandos del partido. ¿Están enterados Ameriquito Villarreal, el súper delegado federal en Coahuila, y su pareja, la senadora Guadiana, de este tipo de festejos organizados por funcionarios bajo su órbita? ¿Qué posición adoptarán figuras como Diego del Bosque, dirigente estatal de Morena, quien se ha pronunciado en múltiples ocasiones contra los abusos del poder?

Este caso no es aislado. Cada vez son más frecuentes las denuncias sobre políticos reciclados del viejo régimen —hoy cobijados por Morena— que organizan fiestas privadas con jóvenes simpatizantes, se graban en situaciones comprometedoras y aún así presumen tener el respaldo del pueblo.

Lo que sucede con José Erives no solo es un escándalo de conducta personal. Es un síntoma de cómo ciertos personajes han convertido la llamada Cuarta Transformación en un refugio para los vicios del pasado, mientras se persignan en público y se desbordan en privado.