El 24 de Mayo de 1811 a Monclova, se le concedió el título de ciudad.
Fundada por primera vez en 1577, como Minas de la Trinidad, Hacia el año de 1583, el portugués Luis de Carvajal y de la Cueva, fundó Almadén, la cual años más tarde fue abandonada.
El alcalde mayor de Saltillo, Antonio Balcárcel Rivadeneira y Sotomayor, en 1674, logra establecer el poblado al que llamó Nuestra Señora de Guadalupe. Alonso de León En 1689 lo denominó Santiago de la Monclova.
Santiago de la Monclova, como capital de la provincia de Coahuila, dependía religiosamente del obispado de Guadalajara y en el aspecto político, militar del virreinato y Real Audiencia.
El 24 de mayo de 1811 a Monclova, se le concedió el título de ciudad. Al consumarse la Independencia, la capital de Coahuila seguía siendo Monclova hasta el 7 de mayo de 1824 al expedirse las leyes constitucionales que dividieron a Texas y Coahuila.
Durante los siglos XVII y XVIII, Monclova experimentó un crecimiento constante, impulsado por la explotación minera y la actividad comercial.
La ciudad se convirtió en un importante centro religioso, con la construcción de la Catedral de Santiago Apóstol, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. También se fundó el Convento de San Francisco, que jugó un papel crucial en la vida social y cultural de la ciudad.
A finales del siglo XVIII, la ciudad se vio afectada por la crisis económica que azotó a la Nueva España. La explotación minera comenzó a declinar, lo que provocó una disminución de la actividad económica y un estancamiento en el crecimiento de la ciudad.
A pesar de las dificultades, Monclova se mantuvo como un centro importante en la región, desempeñando un papel fundamental en la defensa del territorio contra las invasiones indígenas.
El siglo XIX fue un periodo crucial en la historia de México. La Guerra de Independencia (1810-1821) y la Revolución Mexicana (1910-1920) dejaron una profunda huella en la ciudad de Monclova.
Durante la Guerra de Independencia, Monclova se unió a la lucha por la liberación de México. La ciudad fue escenario de importantes batallas, como la Batalla de Monclova, donde las fuerzas insurgentes derrotaron al ejército realista. Tras la independencia de México, Monclova se convirtió en la capital del estado de Coahuila y Texas, un territorio que abarcaba una gran extensión de tierra.
La Revolución Mexicana también tuvo un gran impacto en Monclova. La ciudad fue tomada por las fuerzas revolucionarias en varias ocasiones, y se convirtió en un centro de operaciones para las facciones revolucionarias. A pesar de la violencia y la inestabilidad, Monclova siguió siendo un centro importante en la región, con una economía basada en la agricultura y la ganadería.
El siglo XX marcó un periodo de transformación para Monclova. La ciudad experimentó un crecimiento económico sin precedentes, impulsado por la industrialización y la expansión de la industria siderúrgica. La Fundidora de Fierro y Acero de Monclova, fundada en 1900, se convirtió en una de las empresas más importantes del país, y contribuyó a la creación de miles de empleos y al desarrollo económico de la ciudad.
La industrialización también trajo consigo una serie de desafíos. La ciudad experimentó un crecimiento demográfico acelerado, lo que provocó problemas de vivienda, infraestructura y servicios públicos. La contaminación ambiental también se convirtió en una preocupación importante, debido a las emisiones de las fábricas.
A pesar de los desafíos, Monclova siguió creciendo y desarrollándose, convirtiéndose en un importante centro industrial y comercial en el norte de México. La ciudad también se convirtió en un importante centro cultural, con la construcción de la Universidad Autónoma de Coahuila y el Museo de la Revolución Mexicana.
En el siglo XXI, Monclova enfrenta nuevos retos y oportunidades. La ciudad busca diversificar su economía, reduciendo la dependencia de la industria siderúrgica y promoviendo el desarrollo de otros sectores, como el turismo, la tecnología y la educación. La ciudad también busca mejorar su infraestructura, sus servicios públicos y su calidad de vida.
Monclova tiene un futuro promisorio, con un gran potencial para el crecimiento económico y el desarrollo social. La ciudad cuenta con una población joven y dinámica, una rica historia y un legado cultural que la distingue.