Hoy, las maestras afectadas no solo enfrentan la pérdida de su empleo, también la carga simbólica de ser consideradas “mal ejemplo” por llevar en su cuerpo lo que para muchas personas representa historia, memoria o simplemente identidad.
Las puertas del Colegio Guadalupe Victoria se cerraron para diez mujeres que hasta hace poco impartían clases en sus aulas, sus contratos fueron cancelados sin previo aviso, la razón no fue su desempeño ni su compromiso con la enseñanza, sino los tatuajes que llevan en la piel, marcados como un mal ejemplo por quienes dirigen esta institución con ideales religiosos conservadores.
La decisión fue tajante, no hubo diálogo ni advertencias, solo una idea repetida entre pasillos, que “las maestras con tatuajes no reflejan los valores del colegio”, y aunque no se entregó ninguna notificación oficial, el mensaje fue claro, mostrar tinta en la piel es incompatible con la imagen que esta escuela quiere proyectar.
Este hecho no solo afectó a las educadoras que hoy se encuentran desempleadas, también ha tocado fibras sensibles entre madres, padres y estudiantes, quienes ahora se preguntan si es justo que la apariencia física defina la calidad de una maestra, mientras tanto, la dirección del plantel permanece en silencio, sin emitir declaraciones, sin permitir entrevistas, sin abrir la puerta ni siquiera para explicar lo sucedido.
La controversia sigue creciendo, no solo por la decisión en sí, sino por lo que representa en un tiempo donde la diversidad, la inclusión y la libertad de expresión corporal se consideran derechos fundamentales, hay quienes defienden a la institución y afirman que debe conservar su identidad, pero también hay voces que exigen repensar estos criterios, pues las escuelas deberían ser espacios donde se respete la autenticidad y se celebre la diferencia, no lugares donde se margine por mostrar quién se es.
Hoy, las maestras afectadas no solo enfrentan la pérdida de su empleo, también la carga simbólica de ser consideradas “mal ejemplo” por llevar en su cuerpo lo que para muchas personas representa historia, memoria o simplemente identidad.