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¿Un “antipapa” en el cónclave de 2025? La oscura figura histórica de la Iglesia Católica que podría resurgir

En total, la Iglesia reconoce unos 40 antipapas a lo largo de su historia, mismos que tuvieron su auge durante la edad media, pero que comenzaron a desaparecer al centralizarse el poder en Roma

En total, la Iglesia reconoce unos 40 antipapas a lo largo de su historia, mismos que tuvieron su auge durante la edad media, pero que comenzaron a de
El Heraldo
ZOCALO | MONCLOVA
05-07-2025
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En la historia de la Iglesia Católica, la figura del “antipapa” evidencia algunos de los momentos más turbulentos de esa institución. Un antipapa es alguien que reclama el título de papa en oposición al pontífice legítimamente elegido, a menudo respaldado por facciones disidentes dentro de la Iglesia o por poderes seculares con intereses políticos. 

Con el cónclave de 2025 ya en marcha, algunos factores podrían derivar en el resurgimiento de un nuevo antipapa, el primero en la era moderna, pues esta figura tuvo su auge durante la Edad Media, especialmente en períodos de crisis como el Gran Cisma de Occidente (1378-1417), cuando hasta tres individuos reclamaron simultáneamente ser el verdadero papa. 

Figuras como Clemente VII, elegido en Aviñón en oposición a Urbano VI, o Benedicto XIII, conocido como el "Papa Luna", ilustran cómo los antipapas surgían en contextos de divisiones políticas, rivalidades entre reinos y disputas teológicas. Estos episodios no solo fragmentaron la unidad de la Iglesia, sino que también erosionaron su autoridad moral, dejando cicatrices que tardaron siglos en sanar.

En total, la Iglesia reconoce unos 40 antipapas a lo largo de su historia, aunque la línea entre un papa legítimo y un antipapa a veces fue difusa hasta que los concilios o el paso del tiempo aclararon la sucesión. La última figura considerada antipapa fue Félix V (1439-1449), elegido por el Concilio de Basilea en oposición a Eugenio IV. 

Desde entonces, la centralización del poder en Roma y la formalización del proceso de elección papal, con la creación de los cónclaves, han reducido drásticamente las posibilidades de que surjan antipapas. Sin embargo, el concepto sigue siendo relevante en discusiones teológicas y en especulaciones sobre cismas modernos.

 

¿Por qué podría surgir un "antipapa" en 2025?

 

En el contexto actual, varios factores podrían, en teoría, propiciar el surgimiento de un antipapa en 2025. La Iglesia Católica enfrenta tensiones internas significativas, con sectores conservadores criticando el enfoque progresista del papa Francisco en temas como el cambio climático, la inclusión de minorías y el diálogo interreligioso. 

La Iglesia experimenta una creciente fractura entre sectores progresistas, alineados con las posturas del Papa Francisco, y sectores conservadores o tradicionalistas que ven estas reformas como una desviación de la doctrina. 

Sacerdotes y fieles han expresado públicamente su desacuerdo, a veces de forma contundente. Por ejemplo, figuras como el cardenal Raymond Burke o el arzobispo Carlo Maria Viganò fueron abiertos críticos del Papa Francisco. Esta polarización no sólo se manifiesta en debates teológicos, sino también en la liturgia, con tensiones sobre la misa en latín, y en cuestiones morales, como la postura frente a la comunidad LGBT+.

 

La política global podría ser un caldo de cultivo para el surgimiento de una disidencia

 

Paralelamente, el auge de los populismos de derecha en la política global podría amplificar estas divisiones. Líderes populistas, que a menudo se presentan como defensores de valores tradicionales y cristianos, han encontrado eco en sectores católicos conservadores. En países como Estados Unidos, Brasil o Italia, figuras políticas han capitalizado el descontento con las élites liberales, incluyendo las eclesiales, para promover una visión de la fe más rígida y nacionalista. 

Este contexto podría proporcionar a un líder carismático, ya sea un clérigo disidente o un laico influyente, una plataforma para cuestionar la legitimidad de un papa elegido en 2025, especialmente si este continúa o intensifica las políticas de Francisco.

Además, el mundo contemporáneo ofrece nuevas plataformas para amplificar disidencias. Las redes sociales y los medios digitales podrían permitir que un líder carismático, respaldado por un grupo de fieles descontentos, se proclamara como "el verdadero papa".

Un ejemplo reciente de este tipo de desafío es el caso de pequeños movimientos sedevacantistas que consideran vacante el trono de Pedro desde el Concilio Vaticano II (1962-1965). Sin embargo, estos grupos carecen de la influencia política o eclesial para generar un cisma significativo.

 

¿Cuáles son los principales obstáculos para la figura del "antipapa" en 2025?

 

A pesar de estas posibilidades, varios obstáculos hacen improbable la aparición de un antipapa en 2025. Primero, porque el proceso del cónclave está diseñado para garantizar la legitimidad del elegido, con reglas estrictas que dificultan cuestionamientos creíbles. Segundo, la Iglesia moderna, aunque dividida, no enfrenta el nivel de fragmentación política o territorial de la Edad Media, cuando reinos rivales patrocinaban antipapas.

Finalmente, la mayoría de los católicos, incluso los conservadores, tienden a respetar la autoridad del papa, y los movimientos disidentes, como los sedevacantistas, carecen de la influencia necesaria para liderar un cisma significativo.

La estructura institucional de la Iglesia, la falta de apoyo masivo y la ausencia de poderes seculares con la capacidad de sostener un cisma hacen que esta posibilidad sea más especulativa que real. El cónclave de 2025 probablemente será un momento de tensión, pero la historia sugiere que la Iglesia tiene mecanismos para preservar su unidad, incluso en tiempos turbulentos.

 

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