China enfrenta una nueva polémica viral que ha cruzado fronteras.
China.- China enfrenta una nueva polémica viral que ha cruzado fronteras. Un hombre identificado como Jiao, de 38 años, fue arrestado tras hacerse pasar por una mujer en redes sociales bajo el nombre de “Sister Hong” (Hermana Hong), y grabar en secreto encuentros sexuales con cientos de hombres.
Su historia ha encendido alarmas por el uso del anonimato en internet, la falta de consentimiento y el riesgo de salud pública.
Bajo pelucas, maquillaje, filtros y software para alterar la voz, Jiao creó el personaje “Hermana Roja”, una supuesta mujer experta en sexo que ofrecía encuentros gratuitos a cambio de productos básicos como frutas, papel higiénico o leche.
Su objetivo era evitar intercambios monetarios directos que pudieran agravarse como delitos más severos.
Aunque sus víctimas eran conscientes del acto sexual, no sabían que estaban siendo grabadas.
Más allá del engaño estético, la gravedad radica en que Jiao vendía estos videos sin el consentimiento de los involucrados, lo que derivó en su arresto el pasado 5 de julio de 2025 en Nanjing, provincia de Jiangsu.
Uno de los elementos que ha generado más controversia es el tipo de hombres que acudían a su habitación: universitarios, entrenadores, ejecutivos e incluso extranjeros.
En China se les conoce como “hombres de alta calidad”, un término que agrava el impacto social del caso.
Pese a que se descubrió la identidad real de Sister Hong, algunas víctimas decidieron volver a verla, lo que ha desatado teorías en redes sociales que van desde una atracción no convencional hasta el morbo por lo prohibido.
Los videos mostraban actos sexuales sin protección, lo que despertó preocupación por el riesgo de contagios de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Las autoridades investigan si alguno de los involucrados fue afectado, mientras en redes crece el debate sobre la responsabilidad digital, el consentimiento y los límites de la identidad en línea.
Aunque Jiao afirmaba haber estado con más de mil hombres, la policía desmintió esta cifra por ser “exagerada”, sin dar un número oficial. Por ahora, enfrenta cargos por distribución de material obsceno y grabaciones sin consentimiento.
El caso de Sister Hong ha encendido una conversación global sobre el uso ético de la tecnología, el consentimiento en tiempos de redes sociales y los vacíos legales en torno a la privacidad.
Aunque aún no se conoce la sentencia, el impacto social y mediático ya es irreversible.
