Un mensaje adecuado recibido por alguien vulnerable es suficiente para desencadenar el proceso de reclutamiento.
Ciudad de México.- Los grupos coercitivos seducen y manipulan a sus adeptos para controlarlos y anular su identidad. Descubre en qué consisten y cómo detectarlos a tiempos.
La palabra secta probablemente te evoque la imagen de un grupo religioso o espiritual, con miembros que viven apartados de la sociedad y al que pertenecen solo personas desadaptadas o con serios problemas mentales. Sin embargo, este tipo de organizaciones, conocidas en muchos ámbitos como grupos coercitivos, son mucho más cercanas a nosotros de lo que la mayoría pensamos.
Todos somos susceptibles de caer en sus redes, de la misma manera que todos, bajo determinadas circunstancias, somos extraordinariamente vulnerables a la persuasión.
Un punto importante que considerar es que un grupo coercitivo no se considera como tal en función de la ideología que promueve, sino en base al comportamiento de los integrantes y a las dinámicas que se instauran. Así, la base es una jerarquía de control en la que las personas quedan supeditadas al mando de un líder, una doctrina o una comunidad. Pero, ¿cómo llegamos a ser víctimas de estas estructuras y por qué son tan peligrosas? Exploramos las respuestas a continuación.
¿Qué son los grupos coercitivos?
Un grupo coercitivo es una comunidad cerrada en la que se ejercen procesos de persuasión y manipulación sobre los adeptos para obtener un control absoluto sobre ellos. Los líderes y otros participantes utilizan técnicas coercitivas para generar dependencia en las víctimas, y así imponer comportamientos.
Aunque lo más común (o al menos lo que más conocemos a nivel general) son grupos que promueven motivaciones religiosas y espirituales, lo cierto es que hay más tipos. Estas sectas pueden captar a sus adeptos incentivando una supuesta superación o crecimiento personal, promoviendo movimientos para “mejorar el mundo”, prometiendo una ansiada libertad financiera o haciendo referencia a cualquier aspecto sensible que se vincule con las necesidades de las personas.
Por lo tanto, para reconocer un grupo coercitivo no hemos de fijarnos tanto en sus ideales, sino en otros aspectos, como los siguientes:
La existencia de un líder carismático que exige veneración.
Un adoctrinamiento basado en ideales extremos que no tolera el pensamiento crítico. No se permite a los adeptos dudar, cuestionar ni pensar por sí mismos, sino que deben convertirse en seguidores fanáticos.
Un resultado de explotación sexual, emocional, financiera o de cualquier otro tipo en las víctimas.
La autonomía personal queda muy reducida y las víctimas apenas tienen control sobre su propia vida, sus emociones, sus relaciones, su tiempo o sus finanzas.
¿Cómo nos involucramos en ellos?
Cuando las personas se involucran en un grupo coercitivo terminan pagando un precio muy alto. Generalmente, acaban endeudados o despojados de sus bienes, aislados y separados de sus familias y amigos, y desvinculados de sus estudios o carreras profesionales. En definitiva, pierden toda su vida y su capacidad de autogobierno, y quedan dependientes, sometidos y generalmente explotados.
Al ver estos resultados, cualquiera puede preguntarse cómo es que una persona termina implicada en una estructura de este tipo. Desde fuera, podemos sentirnos inmunes o superiores a quienes caen en las redes de estas sectas, pero lo cierto es que estas se encuentran por todas partes.
Hoy en día, en este mundo globalizado y digital, somos bombardeados constantemente con publicidades y propuestas de supuestos coaches, entrenadores o consultores que nos prometen vidas de ensueño y tratan de involucrarnos en sus estructuras piramidales. Y es posible que tú mismo hayas presenciado o conocido algunas de ellas.