Con catorce ejemplares criados en semilibertad muestran al mundo su modo de vida en Robledo (Zamora) y buscan lavar la demonizada
Zamora.- Con el debate vigente sobre la entrada y salida del lobo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) y de los daños que provoca a la ganadería, dos manadas con catorce ejemplares criados en semilibertad muestran al mundo su modo de vida en Robledo (Zamora) y buscan lavar la demonizada imagen que se tiene del cánido.
El Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León Félix Rodríguez de la Fuente cumple este año una década como instalación referente en España, que desarrolla un papel de divulgación del animal y se ubica además en una pedanía de Puebla de Sanabria situada en las estribaciones de la Sierra de la Culebra, reserva con una de las mayores poblaciones de la especie.
“Ya de forma histórica, el lobo siempre ha sido el malo de los cuentos, recuerda a EFE el director del centro del lobo ibérico, el biólogo Pablo Santos Redín, que admite que se tiene «una imagen un poco demonizada» de este animal por ser el gran depredador y estar considerado el culpable de todos los males del ganadero.
“Sin embargo, juega un papel muy importante en la conservación de nuestros ecosistemas como depredador apical que controla las poblaciones unguladas silvestres y de otras especies, resalta Santos Redín.
En las instalaciones que dirige, los visitantes pueden ver, fotografiar y grabar con sus móviles al lobo desde un mirador cercano, durante el manejo y la alimentación que facilitan a la manada los técnicos del centro.
Los cánidos están distribuidos, al igual que en el medio natural, por grupos con una jerarquía social, un macho y una hembra alfa en cada uno de ellos, y un número de ejemplares que varía en función de la época del año.
Ocupan dos grandes recintos que abarcan una tercera parte de las 21 hectáreas del centro y actualmente, en los últimos días de la época de celo, están algo más alterados de lo habitual.
En uno de los grupos ‘Dakota’ sigue siendo la hembra alfa pese a que ya tiene trece años.
Cuando era más joven, hace nueve años, se convirtió en la primera loba en tener descendencia en el centro y actualmente, pese a su edad, sigue manteniendo el liderazgo de la manada.
Es una de las lobas más fotografiadas en esas instalaciones por las que pasa desde gente muy fan del lobo que previamente ha intentado ver al cánido en libertad, hasta familias y visitantes con un «perfil urbanita», detalla Pablo Santos.
Todas las visitas son guiadas y permiten observar al lobo desde una distancia relativa próxima, y que se lleven una grata imagen de esta especie tan emblemática, además de que verlo de cerca contribuye a desmitificar la imagen que se tiene de él.
En octubre se cumplirán los diez años de apertura del centro del lobo y unos meses antes se espera haber rebasado la cifra de los 300.000 visitantes, ya que se está a 17.000 de lograrlo.
Junto al valor de concienciación medioambiental y de preservación de la especie mediante su conocimiento, este centro, que gestiona la Junta de Castilla y León a través de la Fundación del Patrimonio Natural, también ejerce un papel importante en la economía de la comarca de Sanabria y contribuye a desestacionalizar el turismo.
Aunque la mayoría de los lobos del centro se han criado durante toda su vida en cautividad o en zonas acotadas y controladas, lo que no les da posibilidades de supervivencia si se soltaran en el medio natural, hay algún ejemplar salvaje que ha vivido en las instalaciones un retiro dorado.
Es el caso de ‘Brasa’, una loba a la que se le quemaron las almohadillas plantares en un incendio forestal en Castrocontrigo (León), por lo que se planteó su eutanasia.
Pero, finalmente, se apostó por su recuperación y pasó sus últimos años de vida feliz, en condiciones relativamente buenas para las graves lesiones sufridas, en el que se ha convertido en el santuario mundial del Canis lupus signatus.