Vivimos tiempos extraordinarios.
Vivimos tiempos extraordinarios. El sistema político mexicano se rompió y mutó el 1 de septiembre de 2024 hacia otra cosa: autocracia constitucional. Por ello ser Gobernador de Coahuila hoy, en las circunstancias actuales, no es lo mismo que haberlo sido en 2021 ni mucho menos en 2012. No se diga en otra década del pasado. La complejidad es distinta. La correlación de fuerzas también. El estado actual de las cosas es otro.
Si bien hasta el más impresentable que anda subido en el carrusel de las aspiraciones tiene una foto arrejuntado a Claudia Sheinbaum, obtenida circunstancialmente a fin de aparentar algo y acalambrar a sus adversarios –según el protagonista de la imagen–, no existe otro político del estado que pueda presumir tanta cercanía con la Presidenta de México, más que el Gobernador. Para dimensionar, por ejemplo, basta recordar la relación de Riquelme y Obrador en otro momento histórico y ajeno al presente.
La premisa se publicó en este mismo espacio hace un año, a propósito del primer informe de Gobierno de Manolo Jiménez Salinas (“Manolo, capítulo 1 de 6: un año neutralizados”, Zócalo, 01-12-24). Cito, textualmente, lo escrito en 2024:
“Quienes se identifican en Coahuila con eso que llaman 4T, no saben en este momento si deben morder, ladrar, o simplemente mover la cola. No tienen claro qué hacer. Desconocen a cabalidad si la relación de Sheinbaum con Manolo es real; permea, por tanto, la incertidumbre acerca de cómo actuar en consecuencia para que no les perjudique individualmente un paso en falso, o una salida de tono. Traen el cálculo político desajustado. Están descolocados”.
“Acostumbrados a seguir la carreta, acomodarse con el viento a favor y acercarse al calorcito, sin mostrar su ideología ni arriesgarse, mucho menos comprometerse, les resulta difícil construir una carrera en ese contexto. Desconocen qué agenda impulsar a título personal”.
“Si la versión que se difunde, es que hay buena relación política entre la primera autoridad estatal y federal, no atinan a encontrar un espacio por dónde inmiscuirse para generar encono, ni qué ángulos abordar para diferenciarse, o cuál narrativa desplegar para grillar”.
“Maniatados, no han encontrado el tono ni una línea argumentativa para desacreditar el trabajo y principalmente la imagen del Gobernador emanado del PRI (en alianza cuasi simbólica con PAN y PRD)”.
“Si Manolo Jiménez fuese boxeador, el primer año de su mandato, equivalente a los primeros dos rounds en una pelea pactada a 12 episodios, lo pasó fintando con movimientos de roll y bending para esquivar los de por sí escasos golpes de los oponentes. No lo conectan. Va limpio en las tarjetas de los jueces. Y eso no es poca cosa en la época que se vive”.
“El primer año, capítulo 1 de 6, ganó la partida con dos proposiciones: rebasó el espectro de polarización política entre derecha e izquierda con un “Pa’delante”, y neutralizó las desavenencias naturales entre institutos políticos al sembrar la idea de que, por lo menos aquí, no hay colores y “el partido se llama Coahuila”.
Hoy Manolo Jiménez ha consumado un tercio de su periodo y el fenómeno descrito líneas arriba se ha consolidado; en 2025 repitió la dosis con relativa facilidad. No sólo es acceder al poder y ejercerlo, sino mantenerlo y prepararse para eventualmente cederlo.
Cortita y al pie
Si acaso el único punto que le conectaron en su segundo año –para efectos de las tarjetas de los jueces, siguiendo la tesis del combate de box– llegó de fuera del país, no de la Federación y mucho menos de la oposición local (o lo que simula serlo), mediante la necesidad de mover piezas en el tablero de la seguridad, baza del Gobierno Estatal, a propósito del señalamiento (o requerimiento, según se vea) de los Estados Unidos, como consecuencia de haber retirado la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza la visa en agosto al Policía Estatal apodado “Hummer”, coordinador operativo en la Región Norte desde 2009 y comandante “vitalicio” por decreto desde el 15 de septiembre de 2023, quien fue removido en septiembre pasado de su feudo en los límites territoriales del estado, como no habría sucedido de otra forma.
La última y nos vamos
Luego de dos años con Manolo Jiménez en el poder, todas las cartas han sido destapadas ya. Su estilo personal de gobernar se ha desplegado completamente. Si así ha funcionado la fórmula para efectos de gobernabilidad, difícilmente habrá sorpresas o golpes de timón en el segundo tercio que inicia el 1 de diciembre, el cual comprende los años tres y cuatro del sexenio. No variarán los intereses ni los interlocutores ni los negocios.
Iniciando el año cinco, ahí sí, entonces será otra cosa.