No sé si alguien habrá realizado el mismo ejercicio en aquella ciudad voluntariamente, pero lo confieso: he visto las 212 conferencias matutinas que ha sumado...
No sé si alguien habrá realizado el mismo ejercicio en aquella ciudad voluntariamente, pero lo confieso: he visto las 212 conferencias matutinas que ha sumado en lo que va de 2025 el Ayuntamiento de Piedras Negras con su Alcalde, Carlos Jacobo Rodríguez, como protagonista en la mayoría de ellas.
En el evento que se transmite en vivo y no permite por tanto cortes ni ediciones, el Presidente Municipal de la fronteriza ciudad, auxiliado por sus colaboradores (a quienes escucha de pie mientras realizan su exposición, tal como hace la Presidenta y hacía el expresidente para demostrar estos una fortaleza física que no tienen en los hechos), desarrolla un asunto de interés general con apoyo de diapositivas y elementos audiovisuales, la intención de posicionar el tema a tratar en la agenda pública local, y al mismo tiempo defender o desmentir un punto, a fin de ganar la narrativa.
En YouTube no suelen rebasar las mil visitas los videos ahí albergados. Su auditorio está en Facebook (de hecho, el de todos los políticos que se desenvuelven en Coahuila, ya que, en el resto de plataformas, no hay tráfico ni entendimiento suficiente).
Con una duración de 36 minutos la más corta, el 17 de febrero, y 2 horas 40 minutos la más larga, el 4 de julio, el promedio es una hora diaria de lunes a viernes, y como suele suceder también en La Mañanera desde Palacio Nacional, en Piedras Negras se abre un espacio para preguntas de los reporteros e invitados al recinto, y así, sin filtro, se genera un debate a veces álgido, ríspido, frontal, transparente.
El acento nigropetense en el que se desarrolla el rifirrafe, no obstante, asustaría a más de uno allende las fronteras del municipio, máxime entre quienes acostumbran hablar en ese tono cantadito hipnótico del Altiplano y no suelen ver más allá de su ombligo chilangocentrista.
Entre el público hay asistentes habituales de los medios de comunicación convencionales, mass media, y de los alternativos en la frontera norte. Un personaje cómico disfrazado de anciano dicharachero hace las veces de palero, con más gracia que otros en la Ciudad de México que, sin disfraz, cumplen la misma función en el salón Tesorería.
La estrategia de comunicación y los casos que ahí se han ventilado en un camino de diarismo e inmediatez; sin embargo, maximizan las críticas en lugar de enfriarlas (el show de drones en la ceremonia del Grito, los perros muertos depositados en el relleno sanitario, los conflictos con otros funcionarios bajo su jerarquía, el dispendio en la feria, la polémica del antidoping, entre otros que sin los reflectores otro destino tendrían).
Cortita y al pie
Jacobo demuestra más rapidez mental que Obrador (casi cualquiera sería más espabilado a comparación del tabasqueño) y a diferencia de este, no suele repetir frases machaconas para que se implanten en el ideario colectivo, ya que, en contraste con los monólogos matutinos en Palacio Nacional, en Piedras Negras no existe un ánimo de aleccionamiento colectivo.
Exhibe un dominio de los temas a bote pronto pese a su inexperiencia en la función pública y un estilo neurótico como rasgo de personalidad, desplegado bajo un lenguaje coloquial, con la familiaridad de quien sale a retarse y confrontarse con los vecinos de su comunidad, perfectamente ubicados en las butacas como espectadores. Sin reparos en calificar a un comunicador incómodo como “chayotero”, o a su canal de difusión como “pedorro”.
Sus conferencias también son más dinámicas, o por lo menos no profundamente tediosas, como las de Sheinbaum. El discurso transcurre a otra velocidad. Un tinte religioso recorre la escena de vez en cuando, vía la participación de pastores evangélicos.
A diferencia de Obrador, no se centra en el victimismo como justificación para no hacer las cosas que le corresponden, sino propone alternativas de solución. Procura no confrontarse con el Gobierno del Estado ni con la Federación, aunque no deja de criticar ocasionalmente y por asuntos puntuales a la Administración municipal anterior, por ejemplo.
Tampoco distrae la atención social en enemigos imaginarios. No pierde de vista que, ante los ojos de terceros, es el primer responsable. Se define a sí mismo como “un profesional”.
La última y nos vamos
Jacobo cerrará el 2025 con 240 ediciones de conferencias, aderezadas con transmisiones en vivo para rajar ante la cámara contra un hipotético interlocutor (que por lo general se llama Lorenzo Menera, su némesis, en una pugna irreconciliable con el ya sempiterno aspirante a la Alcaldía de Piedras Negras).
A casi un año del ejercicio sui generis, no en pocas ocasiones un clip extraído de las conferencias, y viral gracias a la potencia de las redes sociales, ha sido materia de polémica y conversación en el ámbito nacional. Ningún otro Alcalde de Coahuila ha conseguido esa proyección (no necesariamente positiva, justo es decirlo) a punto de terminar el primer año del trienio 2025-2027. Ojo con eso.