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El menú de Morena-PT para 2026 en Coahuila: los mismos fracasados de siempre

El binomio Morena-PT está derrotado en Coahuila, o por lo menos ese mensaje manda...

El binomio Morena-PT está derrotado en Coahuila, o por lo menos ese mensaje manda...
Luis Carlos Plata
ZOCALO | MONCLOVA
11-23-2025
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El binomio Morena-PT está derrotado en Coahuila, o por lo menos ese mensaje manda cuando la lista preliminar aprobada previo al inicio del proceso electoral, ya con sus 16 aspirantes a candidatos a diputados locales por el principio de mayoría listos, exhibe que no se podrán obtener resultados distintos haciendo lo mismo del pasado. Y lo mismo del pasado fue perder contundentemente.

Los guindas se dicen un partido del pueblo aunque son un coto cerrado en el estado. Ofrecen talleres y capacitaciones a terceros, atraen a interesados en política, pero las candidaturas acaban en manos de los mismos de siempre (así se hagan llamar “coordinadores de Comités de Defensa de la Transformación” o ridículamente “protagonistas del cambio verdadero”). Así ha sido desde su constitución como partido político, cuando todavía no tenían poder, variando por temporadas los beneficiarios. Miroslava y su hermana en su día, cuando controlaban la organización. Garza del Toro y su hermana, mientras usufructuaban también el emblema. Ahora son Diego del Bosque y su primo. Nada cambia.

El menú que ofrecen para 2026 obedece a un patrón de nominación: todos los elegidos pertenecen a una facción, y la mayoría tienen estigma de perdedores. Irónicamente, están ahí gracias a cubrir una cuota grupal, y precisamente por estar divididos en grupos tienen pocas probabilidades de llegar a ganar.

Existen cuatro bloques en la repartición: el de Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja, alzado como el principal adjudicado por encima del resto, con 5 lugares gracias a la alianza con el PT, y luego posiciones para Luis Fernando Salazar, lo que queda del apellido Guadiana, y Alfonso Cepeda Salas en ese orden, amén de asientos “respetados” a los alcaldes morenistas-petistas de Piedras Negras y Francisco I. Madero a fin de que se involucren estos en la elección económicamente, junto a los tres senadores citados.

Para la lista de representación proporcional, ahí sí con posibilidades reales de acceder al Poder Legislativo, sería lógica una similar correlación de fuerzas: una curul para el Comité Directivo Estatal (Diego del Bosque o su familia, naturalmente) como pago por sus servicios, y una para cada camarilla, hasta llegar a cinco en total. Y pare de contar. Fuera de ahí no hay más cupo.

El pastel ya fue racionado. Tres de los cinco legisladores plurinominales que conforman su actual grupo parlamentario en el Congreso del Estado, van a las urnas. De los dos restantes, la coordinadora de la bancada espera mejores tiempos a la sombra magisterial que provea Cepeda Salas, y el quinto elemento no sería capaz de escribir correctamente su nombre completo, cuantimenos emprender una campaña por sí mismo.

Entre 2 millones 455 mil posibles opciones de ciudadanos en la lista nominal de Coahuila, al “azar” siempre “toca” en las mismas 20-25 personas desde hace una década. En Morena Coahuila el rayo cae más de una vez en el mismo lugar.

Por lo demás, el sello de “perdedor” acompaña la lista.

Los petistas “Bebo” Z. Cruz en San Juan de Sabinas y Javier Castillo en Frontera, fueron candidatos competitivos en 2024 y a nada estuvieron de hacerse con las respectivas alcaldías de aquellos municipios. Las circunstancias, sin embargo, serán diferentes para su causa en 2026, comenzando por una: los ayuntamientos ubicados en la cabecera de sus distritos, el 3 y 6 respectivamente, desde el 1 de enero ya no son gobernados por Morena. Al frente hay otros actores cuyos presupuestos y operación política no les favorecen.

En las demarcaciones con cabecera en Torreón, por ejemplo, aplicó el nepotismo matrimonial: Fernando Hernández, quien será candidato, es pareja de Cintia Cuevas, diputada federal, y “Pily” de Aguinaga, asimismo aspirante, cónyuge de Shamir Fernández.

“Pily” perdió en 2023 la diputación local en La Perla de La Laguna. Su esposo la Presidencia Municipal en 2024. Paloma de los Santos, otra designada, no llegó ni a la diputación local ni a la Alcaldía de Ciudad Acuña en años consecutivos.

Antonio Attolini, por su parte, fracasó en su campaña por la diputación federal en 2021, y Alejandra Salazar, a la Presidencia Municipal de Saltillo en 2024.

Un caso particular es Diana Hernández, en Saltillo. Sin siquiera ser nativa de la capital de Coahuila, ha sido candidata en 2020, 2021 y 2024 a tres diferentes cargos y en ninguna elección ha quedado siquiera cerca de ganar. Va por su cuarta postulación en siete años.

Cortita y al pie

Un fenómeno de la elección que se avecina, para dimensionar el resultado previsible de la misma (con los antecedentes del 16 a 0 en 2020 y el mismo marcador en 2023) es que algunos de quienes aparecen en la lista preliminar de Morena-PT, aspiran a ganar perdiendo. Es decir, hacer méritos ante el Comité Ejecutivo Nacional inmolándose en una votación local que se sabe perdida desde la centralista Ciudad de México, a cambio de obtener una posición preferencial para el proceso electoral del año inmediato, 2027, donde la suma de factores podría permitirles obtener un mejor destino para su causa, considerando circunstancias que suponen una ventaja para la 4T, como una eventual reforma electoral, la incorporación de la revocación de mandato presidencial en la misma jornada, la elección federal y de ayuntamientos por lo que hace a Coahuila, además de las 17 gubernaturas a renovar que, si bien quedan lejos de nuestra entidad, harán ruido como los vecinos Nuevo León, Chihuahua, Zacatecas y San Luis Potosí.

La última y nos vamos
En Morena-PT permanecen entrampados en un círculo vicioso: si no postulan candidatos identificables y con experiencia de procesos previos, no se ven competitivos a sí mismos. Calculan que un escenario de baja participación y desconocimiento ciudadano hacia nuevos personajes, reduciría sus expectativas de victoria. No obstante, esa dicotomía impide que sangre nueva, mejores perfiles, puedan acceder al juego político, y en cambio terminen por reciclar fracasados año tras año, cuyo estilo se basa en frivolidades para llamar la atención o llenar un espacio vacío con algo, cualquier cosa, como si se tratase de vacuos “creadores de contenido” y no políticos profesionales, ante los ojos de un hipotético electorado.

Ese relevo generacional que ni ha dado el ancho ni entusiasma a nadie.

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