No nos estamos dando cuenta, o no lo estamos dimensionando de forma correcta creyendo que todavía vivimos en una época costumbrista...
No nos estamos dando cuenta, o no lo estamos dimensionando de forma correcta creyendo que todavía vivimos en una época costumbrista: de perones y membrillos, sarapes y pan de pulque; pero la capital de Coahuila vive una transformación social silenciosa y no precisamente positiva.
Las letras gigantes desplegadas al centro de un cerro enclavado en el poniente del Municipio, “del Pueblo”, visible casi desde cualquier punto del primer cuadro de la ciudad, hace años recuerdan a nativos y entenados, arraigados y extraviados, que Saltillo es territorio “Cristo Vive” (no “Crista”, como unos irónicos modernitos intentaron reescribir hace relativamente poco tiempo con escaso éxito). Es decir, la tierra del anexo por excelencia.
Los “adictos a Cristo” peinan las calles con sus hieleras. Visibles e identificables. Pueden ser cuestionables sus creencias y métodos, no obstante atienden soterradamente al Saltillo profundo; ese que no se ve desde los bulevares y calzadas.
En la ciudad, los conflictos siguen la suerte del trazo urbano: conforme se internan y enclavan las calles y manzanas hacia la periferia, menor cohesión social existe y más fenómenos antisociales que a la postre generan delitos, se denuncien o no. Ahí, en ese entramado, subyace un amplio colectivo que no se siente representado. Más bien, excluido del desarrollo.
Ahí sí llega la Casa de Rescate Cristo Vive, de Eduardo Ariel Pacheco Ortiz. Para dimensionar: si el último líder social (Francisco Navarro Montenegro, en la década de los ochentas) centraba su influencia en el acaparamiento de terrenos, Pacheco en el tema de las adicciones.
En la clandestinidad, sin embargo, coexiste un ecosistema que se ha expandido de forma “natural”: cualquier bodegón en obra negra, habilitando como centro de reclusión, sirve para internar adictos por tiempo indefinido bajo un nombre en apariencia religioso.
Ese boom de los anexos o granjas es, a su vez, consecuencia directa del boom del cristal como estupefaciente de uso popular. La desesperación y la ignorancia influyen, en ese orden. En el ámbito familiar y comunitario, cerrar los ojos, y esperar a que otros se ocupen. Sin indagar siquiera quiénes son esos “padrinos” a los cuales se ha delegado la responsabilidad.
Si en el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) la distribución de los espacios y los colores incitan al bienestar y al higienismo, el anexo –guardada toda proporción en cuanto a sus fines– invita a escapar de él. Es un purgatorio de violencia y tortura en la ruta de los “Vinos y Dinos”.
Se trata de una realidad que ni siquiera se representa oficialmente, hasta que nuevas vejaciones denunciadas, o muertes reportadas, atraigan por enésima ocasión la atención temporal del asunto en la agenda pública, y nuevamente sean opacadas por un alud informativo.
En el directorio nacional de “Establecimientos en modalidad residencial con reconocimiento o distintivo otorgado por la Conasama”, es decir, la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones, dependiente de la Secretaría de Salud Federal, solo existen dos centros de internamiento en Coahuila, ambos en Torreón.
Saltillo no existe en el mapa, pues, pese a que no dejan de proliferar los anexos. Ni siquiera existe un censo al cual recurrir para identificar dónde se ubican y qué capacidad tienen, mucho menos qué métodos utilizan. Aunque están por todas partes.
Lo anterior es relevante ya que si no se puede identificar siquiera el problema, no se pueden establecer por consecuencia políticas públicas al respecto.
Si en otra época era común conocer ‘de oídas’ un hecho violento, en los tiempos que se viven lo es conocer algún anexado contra su voluntad. La experiencia es que del anexo nunca se sale, aunque se haya salido del anexo. Un círculo vicioso que se ha vuelto lucrativo negocio.
Quién se responsabiliza, es la pregunta.
Cortita y al pie
Si bien nada escapa de la regulación del Estado, en la legislación estatal es un asunto ausente. El 2 de septiembre de 2024, por ejemplo, se presentó una iniciativa de “Ley de Prevención, Tratamiento, Funcionamiento y Control de las Adicciones para el Estado de Coahuila” que no ha sido dictaminada.
La normativa es interesante, en cuanto a su formalidad, ya que sienta las bases legales y distribuye atribuciones, siendo pionera en la materia, aunque su exposición de motivos realiza un diagnóstico con base en datos de 2014. Un mundo que ya no existe mas.
La última y nos vamos
Los “prófugos del anexo”, como se denominan en gira Julión Álvarez y Alfredo Olivas, convocaron multitudes en Saltillo por separado en un plazo de 40 días entre uno y otro.
Sin que se trate de un fenómeno exclusivo de Saltillo, por lo demás, en pocas décadas pasó de ostentarse públicamente como la Atenas de México, a ser en silencio la Anexos de México.
Nuestras huellas de identidad.