¿En verdad Meta podrá reemplazar el valor de la creatividad humana?
"El hombre inventó la bomba atómica, pero ningún ratón en el mundo construiría una trampa para ratones".
(Albert Einstein)
Respecto a esta frase existen dos posibilidades. La primera que, como se asegura en Internet y replican los asistentes conversacionales, haya sido dicha por Albert Einstein. La segunda que, como se descubre haciendo una investigación más profunda, haya sido dicha por Werner Mitsch, un aforista alemán que la incluyó en su libro “Das Schwarze unterm Fingernagel”.
Dos razones.
1) Ilustra el riesgo de confiar ciegamente en lo que dé por hecho la inteligencia artificial en sus respuestas ante los prompts que hacemos. Sí, los usuarios están advertidos de potenciales alucinaciones. Pero ni en la era de la IA ni en la de las redes sociales, la sociedad se ha preocupado por verificar información.
En este caso, la frase no es una alucinación de ChatGPT en sí mismo. Es más bien una imprecisión en el conocimiento colectivo con el que ha sido entrenado. O dicho de otra manera, una mentira que se ha replicado (y publicado) miles de veces. De nuevo, por una sociedad que no procuró verificar información.
¿Qué nos hace pensar que ésta vez será diferente?
2) Si la bomba atómica entraña un riesgo para la humanidad, la inteligencia artificial también. En ambos casos, lo que pueda resultar de ellas dependerá más de las decisiones humanas que de la propia tecnología que se empleó para desarrollarlas. La intención es siempre, o al menos eso se dice, que la
tecnología contribuya al desarrollo de la humanidad.
La palabra de los seres humanos tiende a ser menos confiable de lo que quisiéramos. Éste, por ejemplo, es Mark Zuckerberg hablando sobre cómo
conectar a las personas es para él un sueño cumplido.
“Ayudar a conectar a mil millones de personas es increíble. Humildemente es la cosa de la que estoy más orgulloso en mi vida.”
Soltó la frase en el 2013, cuando Facebook acababa de superar los mil millones de usuarios mensuales. Era el momento en que Facebook tenía como misión entregar a la gente el poder de compartir y crear un mundo más abierto y conectado.
A la letra, la misión de Facebook decía lo siguiente:
“To give people the power to share and make the world more open and connected.” (Brindarle a la gente el poder de compartir y hacer el mundo más abierto y conectado)
Cuatro años más tarde, a Mark Zuckerberg le pareció que lo que necesitábamos era volver a concentrarnos en grupos pequeños. La idea de conectar al mundo, después de todo, ya no le parecía tan atractiva. Aunque con sutileza, la misión de Facebook comenzaba a modificarse.
“To give people the power to build community and bring the world closer together.” (Brindarle a la gente el poder de construir una comunidad y hacer un mundo más unido)
Pero entre el 2017 y el 2025 es cuando el cambio de parecer de Mark Zuckerberg pasa del abrazo a la humanidad a la pretensión de sustituirla con tecnología en aras de hacer más eficientes los procesos. Mark pretende que Meta acabe con las agencias publicitarias. Apunta a que no se requieran creativos. Su visión es que un cliente dé a conocer una necesidad y a que Meta, respaldado en su sofisticación tecnológica, se encargue del resto.
Zuckerberg lo dejó claro en una entrevista reciente para Ben Thompson en The Stratechery.
“Eres una empresa, vienes a nosotros, nos dices cuál es tu objetivo, conectas tu cuenta bancaria, no necesitas ningún contenido creativo, no necesitas ninguna segmentación demográfica, no necesitas ninguna medición, excepto poder leer los resultados que te proporcionamos.”
Su argumento, como todo cuando se trata del uso de la tecnología, tiene un ángulo favorable. Sin la necesidad de creativos, agencias o expertos en
segmentación, las pequeñas y medianas empresas tendrán la oportunidad de generar ahorros que atiendan directamente a su objetivo de atraer clientes.
Todo se concentraría en los números, los algoritmos y los precios de Meta. Sin más transparencia que la que el usuario depositaría en Meta y en otras grandes empresas tecnológicas.
¿Confiamos entonces en que los seres humanos sabremos dar buen uso a la inteligencia artificial? ¿O será que así como creamos la bomba atómica para después vivir bajo la amenaza de un ataque nuclear, ahora viviremos deseando ser esos ratones a los que no se les ocurrió crear su propia trampa?
Como en el caso de los creativos que ya no tendrían espacio en los planes de Mark Zuckerberg, sí existen una serie de empleos que apuntan o a la contracción o a la extinción definitiva. Pero al mismo tiempo, surgirán nuevos trabajos y habilidades valoradas por el mercado.
Mientras que oficios como el de asistentes administrativos, cajeros bancarios y empleados del servicio postal se verán seriamente amenazados, emergerán nuevas profesiones que derivarán en oportunidades para el desarrollo social.
Aquí algunos datos basadas en el reporte “Future of Jobs 2025”, desarrollado por el World Economic Forum.