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La ultraderechista AfD cuestiona la memoria histórica de la II Guerra Mundial en Alemania

También han dado a ese partido una reputación de enemigo del trabajo de memoria que ha hecho el país sobre el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial.

También han dado a ese partido una reputación de enemigo del trabajo de memoria que ha hecho el país sobre el Holocausto y la Segunda Guerra Mundia
Piedras sobre una bandera alemana durante un acto de conmemoración del 80 aniversario de la liberación del campo de concentración de Buchenwald, el pasado 6 de abril en Weimar (Alemania). EFE/EPA/HANNIBAL HANSCHKE
EFE
ZOCALO | MONCLOVA
05-04-2025
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Berlín (EuroEFE).- Alemania, que ha dedicado décadas a cultivar la memoria histórica, cuenta ahora con la ultraderechista AfD como segunda fuerza del país y primera de la oposición, un partido desde el que se han cuestionado aspectos de la tradicional visión crítica y condenatoria de los crímenes del nazismo.

Frases como «Hitler era comunista y se consideraba socialista«, pronunciada por Alice Weidel, candidata de Alternativa para Alemania (AfD) a canciller en las pasadas elecciones generales, han descolocado a muchos dentro y fuera del país.

También han dado a ese partido una reputación de enemigo del trabajo de memoria que ha hecho el país sobre el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, que está bajo la lupa en vísperas del 80 aniversario -el próximo 9 de mayo- de la victoria sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial.

Antes de que Weidel hiciera esa afirmación en una entrevista durante la campaña con el magnate Elon Musk, un diputado de AfD, Alexander Gauland, ya había generado polémica al respecto en 2018, cuando era copresidente del partido.

«Hitler y los nazis sólo son una cagada de pájaro en los más de mil años de exitosa historia alemana«, dijo entonces Gauland, en unas declaraciones por las que aún se piden explicaciones a los políticos del partido ultraderechista.

La actual líder de AfD, Alice Weidel (i), y el que fue copresidente del partido, Alexander Gauland (d), en una rueda de prensa en Berlín el 26 de septiembre del 2017. EFE/Carsten Koall

Esas palabras de Gauland sirvieron de base para reproches a Weidel en los debates televisados previos a las elecciones generales del pasado 23 de febrero, en los que AfD terminó como el segundo partido más votado, con el 20,8 % de los votos, el mejor resultado de su historia.

Pero Weidel nunca reprendió a Gauland, con el que compartió liderazgo nacional de AfD entre 2017 y 2021, como tampoco hizo nunca nada parecido con Björn Höcke, jefe del partido en Turingia y prominente figura del ala más radical del partido.

Es más, en la campaña de las elecciones generales, Weidel dijo que Höcke podría ser un buen ministro de AfD si el partido llegaba al poder.

Un partido entre condenas y vigilancia por extremismo

La AfD acaba de ser clasificada como «caso seguro de extremismo de derechas», según anunció este viernes la Oficina Federal para la Protección de la Constitución o BfV, nombre que reciben en Alemania los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior.

Esa decisión permite aumentar la eventual vigilancia de la formación a nivel nacional, incluido con el uso de informantes encubiertos y, si lo autorizara el parlamento, un posible monitoreo de las comunicaciones del partido, según los medios alemanes.

El partido ya había recibido esa clasificación a nivel estatal en Turingia, de donde procede Höcke, que fue condenado el año pasado en dos ocasiones por utilizar en discursos el lema nazi ‘Alles für Deutschland’ o «Todo para Alemania».

Höcke llegó a calificar el trabajo sobre memoria histórica y responsabilidad alemana en el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial como «cultura de la culpa«.

Para él, los esfuerzos de las autoridades alemanas desde 1945 en formar una conciencia crítica respecto a los crímenes del nacionalsocialismo constituyen una «reeducación sistemática«, según dijo en 2017.

Ese año también se refirió al icónico Memorial del Holocausto destinado a la memoria de los judíos asesinados por el nacionalsocialismo en Berlín como un «monumento de la vergüenza«.

Réplica del monumento a las víctimas del Holocausto de Berlín instalado en 2017 en señal de protesta frente a la casa de Björn Höcke en Bornhagen, este de Alemania. EFE/Ronald Wittek

Gauland y Höcke no son ejemplos aislados, pues también mantiene AfD en su grupo parlamentario como diputado a Maximilian Krah, quien lideró la campaña del partido en las pasadas elecciones europeas y afirmó al diario italiano ‘La Repubblica’, no sin causar una polémica internacional, que en las SS nazis «no todos eran criminales«.

Esas declaraciones provocaron que el grupo de ultraderecha en el Parlamento Europeo, Identidad y Democracia, expulsara a la delegación al completo de AfD, y siguen marcando la reputación en Bruselas del partido, que ha formado su propia familia política, la Europa de las Naciones Soberanas, y se sitúa más hacia la derecha que los Patriotas por Europa de Viktor Orbán y Marine le Pen.

«Quieren un país racista»

El politólogo Hajo Funke, de la Universidad Libre de Berlín y experto en la extrema derecha alemana, explicó a EFE que, en general, en AfD «no quieren más memoria histórica» porque creen que «está mal recordar la historia racista» de Alemania.

«Dicen en AfD que hay que combatir la memoria, porque quieren un país que sea una república etnonacionalista y racista«, explicó.

Según planteó a EFE el historiador Sven-Felix Kellerhoff, autor de una nutrida lista de libros sobre el nacionalsocialismo, es «obvio que la política histórica de la AfD es un desastre y una catástrofe«.

El apoyo a AfD crece en los sondeos

Pero, para él, estas ideas de líderes de AfD no resultan «políticamente relevantes».

«Tal vez el 5 %, entre los votantes de la AfD, compartan esas ideas y eso es malo. Pero mi impresión es que la mayoría de los votantes de AfD no están interesados en esa política del partido, y puede incluso que la rechacen. Votan AfD porque sienten que los otros partidos les han tomado el pelo», comentó.

Las últimas encuestas de intención de voto sitúan a AfD igualada con el bloque conservador que componen la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y que ganó las pasadas elecciones generales con un 28,6 %, lo que llevará a Friedrich Merz a convertirse en el próximo canciller alemán.

Según el último sondeo del instituto INSA, tanto a AfD como a la CDU/CSU se le atribuye un 25 % del apoyo electoral, por encima del Partido Socialdemócrata (SPD) (15 %) y Los Verdes (11 %).

 

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