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Israel buscará alternativas para enviar ayuda a Gaza tras eliminar agencia de la ONU

Israel aprobó una ley que prohíbe la operación de la ONU en su territorio para ayudar a refugiados.

La UNRWA es la encargada de la ayuda humanitaria en la Franja de Gaza | Foto:AFP
Milenio
ZOCALO | MONCLOVA
10-29-2024
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Israel.- El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí garantizó este martes que la entrada de la ayuda humanitaria en la Franja de Gaza no se verá mermada tras la aprobación de una ley que limitará las operaciones de la agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa) en el enclave, algo que suplirán con el trabajo de otras agencias internacionales.

Israel está comprometido con el derecho internacional y con la prestación de ayuda humanitaria a Gaza, y seguirá actuando en este tema con agencias de la ONU y organizaciones internacionales como el Programa Mundial de Alimentos, Unicef, la Organización Mundial de la Salud y varias otras organizaciones, todo ello cumpliendo con sus obligaciones internacionales”, indicó el Ministerio de Asuntos Exteriores.

La noche de este lunes la Knéset (el Parlamento israelí) aprobó dos leyes, que entrarán en vigor dentro de tres meses, que prohíben la actividad de la Unrwa en Israel, y limitan su capacidad operativa en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania y Gaza.

También la cámara israelí aprobó un segundo proyecto de ley prohibiendo a cualquier funcionario o entidad pública israelí establecer contacto con la Unrwa o sus empleados, lo que dificulta su labor sobre el terreno en los territorios palestinos.

El jefe de la Unrwa, Philippe Lazzarini, ha puesto en valor desde el estallido de la guerra el trabajo de la agencia en tareas de distribución de la ayuda humanitaria entre una población hambrienta que se ha quedado sin recursos por la ofensiva israelí.

Esto dos proyectos de ley impedirán, en la práctica, que la Unrwa pueda seguir desarrollando sus labores educativas y sanitarias en los territorios palestinos ocupados, ya que Israel no emitirá permisos de entrada a la Franja, facilitará la coordinación existente hasta ahora con el Ejército o procesará pagos mediante entidades bancarias israelíes.

Discurso de Netanyahu en la Knéset:

No se trata sólo de unas cuantas manzanas podridas, como intenta afirmar el secretario general de la ONU Gutérres. La Unrwa en Gaza es un árbol podrido completamente infectado de agentes terroristas”, recoge el Ministerio de Asuntos Exteriores en referencia a las acusaciones que vertieron el pasado mes de enero sobre un total de doce trabajadores de la agencia, a quienes vincularon con la matanza de Hamás del 7 de octubre.

La agencia respondió de inmediato abriendo una investigación interna y despidiéndolos, pese a que Israel nunca llegó a presentar pruebas contundentes.

La Unrwa fue establecida en 1950 por la ONU y presta servicios sociales a más de cinco millones de refugiados palestinos (muchos descendientes de los cientos de miles de desplazados por la creación del Estado de Israel) que viven ahora en la Franja de Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria y Jordania.

¿Qué opina la Unrwa?

Para Jonathan Fowler, portavoz en Jerusalén de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), las últimas medidas adoptadas por el Gobierno israelí para vetar al organismo son una “falsa solución” y abren la veda a que otros países, como ya hace Israel, desoigan futuros mandatos de la comunidad internacional.

Deshacerse de la Unrwa no significa que el problema desaparezca: los refugiados siguen ahí, los campamentos (hoy en día yae hormigón) siguen ahí y continúa existiendo la necesidad de velar por el bienestar de la población refugiada palestina”, asegura Fowler en una entrevista con EFE desde la sede de la entidad en Jerusalén este ocupado.

Fowler emplea, como llevan haciendo tantos otros desde la guerra árabe-israelí de 1948 que dio lugar a la creación de Israel, el término “problema” para referirse al limbo en el que cayeron cientos de miles de palestinos desplazados en ese conflicto, quienes, con sus descendientes, hoy suman más de cinco millones de personas distribuidas entre Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano y Siria.

Ante la ausencia de un Estado palestino en 75 años o una solución “justa y duradera para estos refugiados”, como indica Fowler, la Asamblea General de la ONU ha ido renovando, cada tres años desde 1949, el mandato de la Unrwa bajo el que presta servicios educativos y sanitarios cruciales.

E incluso, si Israel lograse ahora desmantelar de forma unilateral esta agencia el estatus de refugiado de sus beneficiarios no expiraría. “Expulsarnos no es una solución. Es una solución falsa y, desde luego, no es una solución aceptable porque es unilateral”, denuncia Fowler, quien reitera que la cuestión de los refugiados no es un “interruptor que puedas apagar y encender”.

Según el Derecho Internacional Humanitario, en caso de desaparición de la Unrwa debe ser Israel (como potencia ocupante) quien garantice el bienestar de la población palestina ocupada; situación para la que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no tiene una respuesta.

Fin de la Unrwa en Palestina

Anoche, en dos votaciones consecutivas, la Knéset (Parlamento israelí) aprobó con una abrumadora mayoría prohibir en tres meses las actividades de la Unrwa en territorio soberano israelí, incluido el anexionado Jerusalén Este, y dio luz verde a una “política de no contacto” entre sus funcionarios e instituciones con la Unrwa.

En la práctica, de implementarse, esto supondrá que la Unrwa tampoco podrá seguir operando en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania y Gaza, donde requiere de permisos de entrada israelíes, visados, y comunicación continúa con el Ejército para poder moverse (sobre todo en una Gaza devastada y en guerra) sin que sus convoyes o personal sean atacados.

Las implicaciones de estas medidas sobre el terreno se atragantan en la garganta de Fowler: la incapacidad de asegurar sus flotas de vehículos, de recibir ayuda humanitaria para Gaza en el puerto israelí de Asdod, de atravesar los puestos de control militares israelíes sin demasiada dificultad y, sobre todo, de seguir operando en decenas de escuelas y hospitales en Gaza.

Campaña de descrédito

Mucho antes de los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, pero de forma exacerbada desde entonces, Israel ha intentado ensuciar la reputación de la Unrwa, llegando a decir que el 10 por ciento de sus 30 mil empleados eran miembros de Hamás, algo que fue desmentido tras una investigación independiente, pero que causó la congelación temporal de fondos de muchos países miembros de la ONU, que aún mantiene Estados Unidos.

Según una investigación de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna de las Naciones Unidas del 5 de agosto, “nueve miembros” de la Unrwa podrían haber estado involucrados en el ataque de Hamás. “Nueve no es un número representativo. Esto claramente no tiene nada que ver con nuestra neutralidad (como agencia), se trata de deshacerse de nosotros”, insiste Fowler.

Pero a su juicio, lo peor no es si la Unrwa logrará o no recuperarse de este nuevo “golpe” de Israel, sino el efecto domino que estas medidas contrarias a una resolución de la ONU pueden generar en otras potencias reacias a cumplir con el Derecho Internacional Humanitario.

Si ahora estamos en una situación en la que un gobierno, que considera que una agencia de la ONU es incómoda, decide aprobar una legislación para prohibir que opere en su territorio, ¿qué impide que otros hagan lo mismo en otros lugares?”, se pregunta Fowler quien exige que, esta vez, las acciones israelíes tengan consecuencias.

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