Washington.- El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, viaja a Washington para hablar con sus pares en el gobierno de Estados Unidos y debatir la imposición de aranceles al acero y aluminio que importan de varios países, incluyendo México.

A esta reunión acudirá acompañado del subsecretario de Comercio Exterior, Luis Rosendo Gutiérrez.

Este viaje comenzó la mañana de hoy, pero no se sabe cuándo regresarían.

Estas acciones se llevan a cabo después de que el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, anunciara el domingo pasado que el gobierno estadunidense no incluirá en la pausa arancelaria de un mes el acero y el aluminio.

Las tarifas entrarán en vigor el próximo miércoles 12 de marzo, las cuales impactarán en los principales proveedores de acero y aluminio de la Unión Americana.

Anteriormente, Marcelo Ebrard expuso el 7 de marzo en conferencia, que la posición que debería adoptar el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es en relación con el fortalecimiento de la región para evitar importaciones de otras regiones como Asia.

“En esencia, no tiene sentido ese arancel, porque Norteamérica es deficitaria en acero, Estados Unidos está importando casi 14 billones de dólares de acero de China”, aseguró.“

“Qué sentido tiene poner aranceles entre nosotros cuando lo que debemos de hacer es lo contrario, producir más acero en Norteamérica, solo nos dificultan la vida a los dos”, agregó.

En este sentido, también dijo que el equipo de la dependencia federal se encontraba negociando con sus pares en la Casa Blanca del país vecino del norte, a fin de evitar las tarifas de estos materiales, ya que de ser así se afectaría la producción regional. Sin embargo, la imposición de aranceles al acero y aluminio en Estados Unidos por órdenes del presidente Donald Trump, podría ocasionar que el costo de los materiales de construcción alejara inversiones del nearshoring, explicó el miembro del Comité de Financiamiento del Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), Enrique Baena.

“La situación es dramática, porque no se destina el presupuesto suficiente para la construcción de obras y tampoco se da mantenimiento de proyectos; si sumamos los impuestos estadunidenses habría menos trabajo”, indicó.