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Artista fronterense exhibe en Texas la historia de Ciudad Frontera

Arturo Rivera exhibe en el vecino país murales con la emblemática máquina 1399 y el antiguo hotel Internacional.

Arturo Rivera exhibe en el vecino país murales con la emblemática máquina 1399 y el antiguo hotel Internacional.
Aunque hay proyectos e intenciones de restaurarlo, el presupuesto que se requiere es millonario, lo que convierte esta iniciativa en casi imposible de realizar.
Mario Valdés
ZOCALO | MONCLOVA
05-02-2025
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Frontera, Coah.- El multifacético artista Jesús Rivera, originario de Ciudad Frontera, ha dejado una huella imborrable en el condado de Waco, en Texas, con su reciente mural, que rinde homenaje a las figuras ilustres de México y resalta la importancia de su ciudad natal en el desarrollo regional de Coahuila; la obra, que se encuentra en la zona dorada de Waco, incluye elementos significativos como la emblemática máquina 1399 y el antiguo Hotel Internacional, parte fundamental de Ciudad Frontera.

Con un profundo orgullo por sus raíces, Rivera Art expresó su deseo de destacar la presencia y contribuciones de los mexicanos en la cultura estadounidense.

“Este mural es un tributo a Ciudad Frontera por su legado y por los aportes que ha brindado a la región centro, al crecimiento no solo del estado, sino también a nivel nacional”, comentó el artista de talla internacional.

La inclusión de la máquina 1399, ubicada a las afueras de la empresa de Ferrocarriles, y del Hotel Internacional busca resaltar el papel fundamental que Ciudad Frontera ha jugado a lo largo de los años.

“Frente a esta obra, quiero que todos comprendan que Frontera es el corazón de todo lo que se ha desencadenado en muchos años y en gran parte ha sido un bastión del crecimiento de la región centro de Coahuila, y aun más que me siento orgulloso de ser nacido en este pedacito de tierra“, añadió.

A la par del orgullo, Rivera también compartió su preocupación por el deterioro del antiguo Hotel Internacional, comentando que autoridades de Texas desean acudir a visitar etas instalaciones, pero por su parte sabe que lo que encontrarán (en ruinas) no hace mérito a lo que verdaderamente fue en su tiempo.

“Es triste ver cómo este edificio se va desgastando poco a poco sin que un proyecto pueda concretarse para su rehabilitación, me duele ver cómo estos recuerdos se van debilitando”, reiteró.

A pesar de haber recorrido el mundo llevando su arte, Jesús Rivera nunca olvida sus orígenes.

“Me siento muy orgulloso de ser de Ciudad Frontera; ahí nací y comencé mi vida, y ahora quise traer un poco de mi ciudad hasta los Estados Unidos y dejar huella con este mural para que todos lo puedan apreciar”, concluyó.

Agregó que la obra no sólo es un testimonio del talento artístico de Rivera, sino también una invitación a reflexionar sobre la historia y la cultura que conecta a México y Estados Unidos.

Testigo mudo de grandes sucesos

En el corazón de la Región Centro de Coahuila, entre ecos de locomotoras y memorias de esplendor, reposan las ruinas del antiguo Hotel Internacional de Ciudad Frontera; lo que hoy es una estructura devastada por el paso del tiempo y el fuego, fue alguna vez el símbolo más imponente del poder económico y político del noreste mexicano, simplemente una joya arquitectónica y un testigo silencioso de los acontecimientos que marcaron el rumbo de la historia nacional.

El historiador Néstor Jiménez, cronista apasionado de Ciudad Frontera, abundó en el tema, recorriendo por los pasillos del pasado, revelando la riqueza histórica que encierra este edificio centenario, asegurando que el Hotel Internacional no es sólo un monumento local, ni siquiera regional; es un símbolo de relevancia nacional.

Símbolo del poderío económico del porfiriato

La historia del hotel se remonta a principios del siglo XX, cuando la entonces poderosa empresa Ferrocarriles Internacionales Mexicanos decidió establecer estaciones estratégicas en los puntos neurálgicos de su red ferroviaria; a donde llegaban los rieles, llegaba también el lujo, así nacieron los “hoteles internacionales”, entre ellos uno en Piedras Negras (entonces llamada Ciudad Porfirio Díaz), pero fue el de Frontera fue por mucho el más grande y lujoso de todos.

Construido de ladrillo traído específicamente de Kentucky, en 1900 e inaugurado el 1 de enero de 1902, el Hotel Internacional de Frontera contaba con 40 habitaciones de lujo, un elegante salón azul, diseñado para fiestas y reuniones de la élite de ese momento, una zona de juegos tipo casino, y decoración influenciada por la cultura china.

El administrador del hotel, Wong Foon Chuck, de origen Chino, no sólo gestionaba este establecimiento, sino varios más en la región, imprimiendo su herencia cultural en cada rincón.

Además, el hotel albergó una escuela trilingüe llamada “You Mae”, donde se enseñaban inglés, español y chino, un hecho casi inédito en su época.

“Era una muestra de modernidad y cosmopolitismo; convirtiendo esto a Frontera en el centro económico de la región cuando Monclova aún no despegaba”, explicó el historiador.

Cuna del Ejército Mexicano

El Hotel Internacional no sólo fue punto de encuentro para empresarios y viajeros; fue también escenario de decisiones políticas y militares trascendentales, en sus instalaciones se reunieron figuras clave de la Revolución Mexicana.

Porfirio Díaz, Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, tres presidentes de México en diferentes tiempos pisaron esta emblemática estructura; y fue precisamente Carranza quien, en plena lucha revolucionaria, convocó aquí a los ejércitos de Sonora y Chihuahua para dar forma al naciente Ejército Constitucionalista.

“Esa reunión fue conocida como la Convención del Hotel, aquí, en Frontera, se dio el preludio del actual Ejército Mexicano”, enfatizó el historiador; poco después, los líderes se dirigieron a la Hacienda de Guadalupe, donde firmaron lo que hoy conocemos como “El Plan de Guadalupe” tratado con el que se desconoció a Victoriano Huerta, pero la chispa original se encendió en las ruinas que hoy muchos ignoran.

La noche en que Clío lloró

El esplendor del hotel comenzó a desvanecerse con el paso de las década; ya en el siglo XXI, el edificio quedó prácticamente abandonado, hasta que en 2001, un incendio provocado por maldicientes invasores lo devastó casi por completo.

“Fue una noche triste, en mi libro La brújula del Caminante 2 escribí un capítulo llamado ´La noche en que Clío lloró´, en honor a la musa de la Historia; porque en sí eso fue, una tragedia para la memoria colectiva”, relató el historiador Néstor Jiménez.

A pesar de la tragedia, la estructura principal del hotel compuesta de piedra y materiales duraderos sobrevivió, lo que se perdió fue su interior: pisos de madera, tapices decorativos, y una riqueza visual inspirada en la estética oriental, adornada con parafernalias originales y réplicas de diversas dinastías de China.

Un futuro incierto… ¿o posible?

Desde finales de los años 90, existe un patronato que lucha por preservar y restaurar el hotel, el proceso, sin embargo, es complejo, pues se requiere la intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), aprobación de protocolos de conservación, y una inversión millonaria; catalogando esta acción como “titánica”.

El edificio ya ha sido gestionado para que pase de manos ferroviarias a propiedad estatal, lo cual abre la puerta a nuevos proyectos, entre ellos, uno que despierta particular entusiasmo es la creación de un Museo de Ciudad Frontera, donde podrían exhibirse piezas históricas recolectadas por el primer cronista ya fallecido del municipio, Edmundo Guzmán y conservadas aún por su familia.

“Hay voluntad, la alcaldesa Sari Pérez Cantú ha mostrado interés, también hemos sostenido reuniones con otros historiadores como Sóstenes de Hoyos y Raúl de los Santos, todos coincidimos en una cosa: el Hotel Internacional no puede morir en silencio”, concluye Néstor Jiménez.

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