Kate el Castillo se suma a las voces que cuestionan las medidas prohibitivas que, bajo el argumento de evitar la apología del delito, han comenzado a restringir los corridos tumbados, bélicos y narcocorridos en distintas partes del país.
Kate el Castillo se suma a las voces que cuestionan las medidas prohibitivas que, bajo el argumento de evitar la apología del delito, han comenzado a restringir los corridos tumbados, bélicos y narcocorridos en distintas partes del país.
“Debemos tener esa libertad de poder decidir y escuchar lo que queramos. Nadie te puede prohibir nada y cada uno tendrá sus razones de oír ciertas u otras cosas”, declaró la actriz.
El tema volvió a cobrar relevancia luego de que Los Alegres del Barranco, agrupación originaria de Sinaloa, interpretaran una canción que hace referencia a Nemesio Oseguera Cervantes, alias “el Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, durante un concierto en Jalisco. El hecho desató reacciones de autoridades y medios, al reavivar la discusión sobre los límites entre arte, cultura popular y apología del crimen organizado.
Otro caso ocurrió en Texcoco, Estado de México, donde el cantante Luis R. Conriquez decidió retirar de su repertorio los llamados “corridos bélicos” ante las restricciones locales. La reacción de su público fue inmediata y violenta: recibió agresiones verbales y físicas, aunque se mantuvo firme en su decisión. El incidente se viralizó, polarizando aún más la conversación pública.
En contraste con la postura de artistas como Conriquez, Kate del Castillo dejó clara su visión: “Yo creo en el freedom of speech. Hay que poder decir y hacer lo que queramos”, expresó.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que “no se trata de censurar”, su gobierno ha impulsado la campaña “México canta y encanta”, con la intención de promover contenidos musicales que destaquen valores positivos.
No obstante, en al menos, 10 estados y varios municipios del país ya se aplican sanciones o se han prohibido formalmente las presentaciones de narcocorridos.
En Baja California, por ejemplo, el municipio de Tijuana reformó su reglamento en 2023 para prohibir cualquier espectáculo que haga apología del delito, con multas que pueden alcanzar los 1.2 millones de pesos. En el Estado de México, Guanajuato, Nayarit, Sinaloa y Jalisco también se han implementado restricciones similares, que incluyen desde multas hasta cancelación de eventos.
Para algunos expertos, estas medidas pasan por alto el valor documental y cultural de los narcocorridos. Juan Carlos Ramírez-Pimienta, académico especializado en literatura y cultura popular mexicana, ha señalado que los narcocorridos, lejos de ser una incitación al delito, son una forma de narrar una realidad histórica y social concreta. “Son un reflejo de un país sumergido en la crisis económica y la expansión del narcotráfico”, afirma.
Así, en medio de un clima de creciente polarización sobre el papel de la música en la normalización de la violencia, la voz de Kate del Castillo se suma a un debate complejo: ¿debe el arte ser libre aunque incomode, o limitarse en nombre del orden público?