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Mi padre era un ser inspirador: Martha Jiménez Medel, hija de José Alfredo Jiménez

Se cumplieron este jueves 50 años del fallecimiento del extraordinario compositor guanajuatense, mexicano universal

Se cumplieron este jueves 50 años del fallecimiento del extraordinario compositor guanajuatense, mexicano universal
Martha Jiménez Medel, hija de José Alfredo Jiménez
Grupo Zócalo
ZOCALO | MONCLOVA
11-23-2023
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Saltillo, Coah.- Mi padre fue un ser excepcional que nació con ese don, de escribir canciones y ponerles música, tenía un corazón y un alma llena de amor, era un ser inspirador”, expresó Martha Jiménez Medel, hija de José Alfredo Jiménez, entrevistada desde el noticiario Despega con Chuchuy de Tele Saltillo, precisamente este jueves 23 de noviembre que se cumplieron 50 años del fallecimiento del más grande compositor que ha dado nuestro país.

Mientras se trasladaba por carretera desde la Ciudad de México a Dolores Hidalgo, Guanajuato, donde aproximadamente a las dos de la tarde, le cantaría una serenata a don José Alfredo, acompañada por su hijo Luis Alfredo; Martha nos habló de su señor padre, y de los momentos de convivencia que recuerda con él durante su infancia, recordando que tenía apenas ocho años, cuando se registró su deceso.

RECUERDOS MUY ARRAIGADOS

“Tengo recuerdo muy arraigados, y me critican que siempre repito lo mismo, pero es que yo era muy pequeña y lo disfruté muy pocos años, pero era muy cariñoso, por ejemplo, en estas fechas tan emotivas de Navidad, de Santa Claus, de los Santos Reyes, si le tocaba trabajar fuera, le pedía a mi mamá, que no se abrieran los regalos hasta que él llegara”.

“Y es que le gustaba abrirlos personalmente para nosotros, y lo disfrutaba demasiado, porque le encantaba comprarles trenes eléctricos y autopistas a mis hermanos Toño y Alfredo, y se tiraba en la alfombra a jugar con ellos, y lo mismo hacía con nosotros, porque a Lupita y a mí, nos compraba Barbies y otros estuches que tanto nos gustaban, y esos eran momentos tan bellos, que se volvieron inolvidables”.

También recuerda que le acompañaba a sus presentaciones “cuando ya no vivía con nosotros, y que nos tocaba estar con él los fines de semana, de viernes hasta el domingo, una vez en el Teatro Blanquita, estaba yo tras bambalinas, viéndolo cantar, empecé a cantar también, y un señor del mariachi me decía que me saliera, era muy chiquita, cinco o seis años, y yo en lugar de salirme, me animé y entré cantando al escenario, mi padre me vio, me dio los brazos, y me quedé colgada de su cuello hasta que terminé de cantar, y ya después me regresé tras bambalinas, pero fue algo muy emocionante”.

Y si para ella fue emocionante, imagínense para el público que disfrutó de ese momento tan espontáneo, pero tan familiar como sublime, un verdadero privilegio, cuando quizá la gente que en esa época, que veía cantar y escuchaba a José Alfredo en ese popular escenario de revista, quizá no dimensionaba o no imaginaba hasta dónde llegaría ese extraordinario artista, hoy un ‘mexicano universal’.

AQUEL 23 DE NOVIEMBRE DE 1973

Cuando le preguntamos por la última vez que vio con vida a su señor padre, antes de aquel 23 de noviembre de 1973, cuando falleció, Martha nos narra: “una semana antes, ya estaba muy malito, y mi mamá nos llevaba al Hospital, y es que a pesar de estar separados, se volvieron muy amigos, y mi mamá iba todos los días a verlo, el tiempo que estuvo internado, le acompañábamos mis hermanos Toño, Lupita y yo, y por ser la mas pequeña no me dejaban subir a piso, me quedaba en el lobby de la Clínica Londres, y un día el médico pidió que fuéramos, que toda su gente tenia que verlo, porque José Alfredo se estaba despidiendo, estaba ya muy mal, ese día nos llevó mi abuelo José Medel, y entramos hasta su habitación, y pudimos verlo, despedir, fue la última vez que lo vi”.

Martha nos dice recordarlo todos los días, y asegura escuchar también a diario sus canciones, y “me gustan todas las canciones de mi papito, pero una que me llena demasiado, es Arrullo de Dios, canción muy bella que compuso para nosotros sus hijos”.

Comparte que dejó 240 canciones grabadas, y también material inédito, mi hermano José Alfredo Jiménez Medel, decía que había un cuaderno con más de sus letras, y en alguna ocasión trataron de hacer un disco con ellas, pero aún y cuando eran sus letras, faltaba la música, su música, y esa se la llevó él en su alma, por lo que no fue posible concretar ese proyecto.

“De mi Padre me gustaban todas sus canciones, pero tenía unas muy hermosas como Que Bonito Amor, Amanecí en tus Brazos Tu recuerdo y yo, Ella, Caminos de Guanajuato, y por supuesto El Rey, misma que han replicado en todo el mundo y en todos los idiomas”, describe entrevistada.

“Recuerdo que una vez, Myrza Maldonado, hija de don Fernando Z. Maldonado, fue a Polonia, a representar a México en un festival de música, y trajo una grabación donde ella cantaba El Rey en español, y los polacos la cantaban, traduciéndola en su idioma, y se escucha maravilloso, fue muy emocionante escuchar esa grabación”.

Recuerda con mucho cariño un espectáculo donde Luis Miguel cantó canciones de José Alfredo Jiménez acompañado del Mariachi Vargas, el mejor mariachi de México, “fue algo muy bello, y yo siempre he dicho que el Mariachi Vargas, solo canta canciones de mi señor con ‘ dos Luises’, Luis Miguel y mi hijo Luis Alfredo”.

MUY CONECTADA A SALTILLO

“Quiero mucho a Saltillo, lo queremos mucho en mi familia, tenemos grandes amigos ahí, y fue precisamente Saltillo que vio el nacimiento de mi hijo Luis Alfredo como cantante, hace ya siete años y hoy su carrera artística lleva un paso muy importante, entonces como no querer a esa bella ciudad”, explicó Martha, también cantante y con un profundo amor por su señor padre, y con un profundo cariño por nuestra ciudad, donde tiene gente a la que estima tanto, ejemplo la señora María Guadalupe Duran, periodista de gran trayectoria, y ‘Comadre muy querida’ de nuestra entrevistada.

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