Florinda Meza acusa a la bioserie de inventar conflictos y usar su imagen sin permiso, y habla de la relación de Chespirito y Enrique Segoviano.
Florinda Meza rompió el silencio en entrevista con Gustavo Adolfo Infante para el programa De Primera Mano, y sus declaraciones han levantado una fuerte polémica.
La actriz, viuda de Roberto Gómez Bolaños 'Chespirito', aseguró que la serie que retrata la vida del comediante está plagada de falsedades que dañan tanto su imagen como la de las personas cercanas al creador de 'El Chavo del 8'.
Entre sus señalamientos más contundentes, desmintió la supuesta enemistad entre Roberto Gómez Bolaños y el productor Enrique Segoviano, y afirmó que ambos mantuvieron siempre una amistad sólida y respeto mutuo.
Uno de los puntos más álgidos de la entrevista fue la defensa que Florinda Meza hizo de la relación entre Roberto Gómez Bolaños y Enrique Segoviano, productor de algunos de los programas más exitosos de 'Chespirito'.
En la serie se retrata un enfrentamiento entre ambos que habría terminado en violencia física, algo que Meza calificó como una mentira absoluta.
Según sus palabras, nunca hubo golpes, pleitos ni desencuentros de ese tipo, sino una amistad y colaboración profesional que se mantuvo durante años.
"Nunca hubo pleitos, nunca se peleó Enrique Segovia con Roberto. No le pegó. No, no, vamos, eran amigos. Y y y además no pasó nada de eso. No aventó el anillo al mar tampoco", dijo.
Florinda también se mostró indignada con la forma en que la serie presenta a Roberto Gómez Bolaños. Denunció que el guion lo muestra como un hombre frívolo y sin ideas propias, cuando en realidad fue un creador prolífico y perfeccionista.
La actriz recordó que personajes como 'El Chavo' surgieron después de años de trabajo creativo y no por accidente, como insinúa la producción.
“No es verdad que él no tuviera ideas, eso es falso”, declaró con firmeza.
Asimismo, rechazó que se le retrate como un hombre débil o dependiente de los demás para concebir sus proyectos.
En distintos momentos de la entrevista, Florinda Meza enfatizó que lo ocurrido trasciende una simple inconformidad personal.
Para ella, la serie constituye un daño moral y profesional, no solo hacia su persona, sino también al recuerdo de Roberto Gómez Bolaños.
"Utilizaron el amor que que la gente le tiene la serie, que la gente le tenía a Roberto para lucrar y pero de una forma de una forma sucia, porque no hay derecho en ensuciar la imagen de Roberto. Vamos, ensuciar un descremento hasta hasta su epitafio, por Dios".
Otro aspecto polémico señalado por Meza fue la manera en que la producción la involucró sin su autorización. Aunque oficialmente su nombre no aparece en la serie, denunció que se creó un personaje de ficción que, de forma evidente, buscaba representar su figura.
El resultado, asegura, fue que el público identificara inmediatamente a ese personaje con ella, lo que constituye una forma de utilización indebida de su imagen y trayectoria.
“Nunca di mi autorización para que usaran mi persona, eso fue hecho con dolo”, expresó.
Incluso agregó que el daño está documentado y que, aunque no tiene intención de demandar, sí le preocupa aclarar la verdad ante la opinión pública.
Respecto a Graciela Fernández, primera esposa de Gómez Bolaños, Meza dijo que Graciela entendía perfectamente el ritmo de trabajo de su esposo y nunca lo presionó en aspectos como su ausencia en reuniones familiares o fiestas infantiles.
La actriz señaló que este tipo de distorsiones no solo afectan la imagen de 'Chespirito', sino también la de personas que no están presentes para defenderse.
"Roberto Graciela tampoco era una mujer intolerante. Ella sabía cómo era la vida de su esposo y no esperaba que fuera a las fiestas infantiles y estaba grabando"
Para Meza, la serie no solo falta a la verdad en aspectos puntuales, sino que carece de rigor histórico y creativo. Calificó el producto como “espantoso” y una copia pobre de lo que realmente fue la vida de Roberto Gómez Bolaños y su entorno.
Incluso ironizó que, más que un trabajo serio de investigación, parecía una producción limitada por recursos económicos, al grado de situar escenas en lugares que nada tenían que ver con la realidad, como el uso recurrente de Acapulco.