Habla el cineasta John Crowley de su nueva comedia romántica que llega mañana a las salas mexicanas
Ciudad de México.- Después de un accidente que cruza sus caminos, Almunt (Florence Pugh) y Tobias (Andrew Garfield) comienzan una relación, se enamoran, construyen un hogar y forman una familia…
Hasta que el destino les da de nuevo una sorpresa y Almunt es diagnosticada con cáncer, lo que los embarca en un camino desafiado por los límites del tiempo y el valor de aprender a apreciar cada momento.
Esa es la premisa de El Tiempo que Tenemos, la comedia romántica dirigida por John Crowley, que llega mañana a los cines.
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Creo que, como en cualquier vida, hay muchos momentos de humor en la oscuridad, así es como la superamos. Cada vez que he perdido a alguien acabamos riéndonos a los 10 minutos del funeral. Así es como somos los humanos. “No creo que la película sea insensible, hay muchos momentos en los que es sensible. Creo que, al final, lo que seguimos como espectadores es la forma de interactuar de dos personas, su amor, su ingenio y cómo se hacen sonreír el uno al otro, cómo se quieren”, contó Pugh en entrevista.
Con un guion del dramaturgo Nick Payne, la película explora su romance a lo largo de una década, que salta en líneas temporales para retratar la profundidad de su conexión y cómo enfrentan las dificultades.
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El primer borrador que me envió (Payne) tenía los tres tiempos, así que el trabajo que hicimos durante los siguientes nueve meses fue destilarlo, había varios finales, varios comienzos. “Se trataba de destilarlo hasta su esencia, tratando de acercarnos al corazón de lo que trata la película y era aferrarse a ese golpe de tiempo, porque eso es lo que lo hacía para mí cinematográfico”, explicó Crowley.
Si en una fracción de tiempo Almunt batalla con su enfermedad, en otra se propone convertirse en la mejor chef, todo mientras Tobias decide abandonar su carrera corporativa para dejarla brillar y convertirse en un padre de familia.
Garfield aseguró que el filme es la representación que hacía falta en la pantalla grande sobre la bondad y dejar fluir los sentimientos que han sido reprimidos.
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Por alguna razón, la cultura está mucho menos centrada en el corazón, es mucho más cínica, los sentimientos no están de moda. De hecho, los sentimientos difíciles, los grandes sentimientos, los bellos, están siendo avergonzados, relegados, en cierto modo, exiliados. “Creo que es porque el mundo se mueve a un ritmo tan rápido que, para seguirlo, el corazón no es bienvenido”, agregó el actor.
Garfield y Pugh coincidieron en que su complicidad los llevó a retratar de la mejor manera el sexo y el desamor, así como los momentos que cambian vidas.
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Nos encanta hablar de temas realmente oscuros y cómo nos sentimos al respecto, nos encanta ser idiotas y reírnos, así que fue una maravillosa balanza entre los dos. Con eso empiezas a crear una relación fuera de cámara que aporta más profundidad.
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Cocinamos juntos, lo que fue encantador, aportamos nuestros pensamientos y sentimientos sobre la toma de decisiones con los personajes de cada uno. Realmente, sentíamos que estábamos prestando nuestro conocimiento y responsabilidad a la historia de estos personajes”, remató Pugh.