El umpire monclovense por adopción, ingresará este día al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano como umpire
Monclova, Coah.- Se llegó el día; hoy ingresa al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano el veracruzano pero monclovense por adopción, Luis Alberto Ramírez, director de Umpires de la Liga Mexicana de Beisbol, que escribió una gran historia de más de 40 años que ahora lo lleva al nicho de los inmortales dentro del beisbol mexicano.
Luis Alberto Ramírez nació el 10 de diciembre de 1967 en Poza Rica, Veracruz, inició por accidente en el ampayeo, al participar en un partido donde no llegó el principal y los equipos decidieron ponerlo a sancionar el partido, de ahí empezó la gran carrera de 36 años como umpire activo en la LMB.
"Mi inicio fue algo inesperado, yo jugaba beisbol y un día llegué al juego, ya estaban los dos equipos pero el umpire no llegó, los managers de los equipos al ver que yo no estaba en la alineación, me dicen sanciona tú el partido, yo les dije, no soy umpire, mi manager dice sabes que es un out y un strike, con eso hay, así fue mi primer juego, luego participé en la Academia de Pasteje y de ahí me fui a la liga tabasqueña”, todo esto dentro del año de 1982.
Luego de seis años de preparación en la Academia de Umpires de la Liga Mexicana y la participación en otras ligas de desarrollo, llegó la oportunidad de oro para Luis Alberto Ramírez; debutar en la Liga Mexicana de Beisbol en el año de 1988, quedando marcado por su ciudad de adopción, Monclova.
"Ese día de mi debut yo llegué caminando desde la central de camiones hasta el Estadio Monclova, como no sabía dónde estaba, llegué un poco tarde, el juego ya estaba iniciando, pero yo sabía que venía como árbitro de banca, cuál fue mi sorpresa que uno de los umpires no había podido iniciar, llego y me dicen, cámbiate rápido vas a debutar y así fue como yo debuté aquí en Monclova”.
Luis Alberto Ramírez llegó a Monclova para quedarse, formó una familia junto a Juanita Fraire, quien se convirtió en el pilar de su vida, procreó dos hijos y su vida inició hasta más de 20 años en Monclova, convirtiéndose en su segunda casa, misma que él considera como su ciudad natal.
"Mi esposa ha sido mi pilar detrás de esta gran carrera, siempre me ha apoyado, ha estado conmigo en las buenas y las malas, se ha hecho cargo de mis hijos ayudándolos lo mejor posible, durante la pandemia estuve muy mal y ella estuvo siempre a mi lado, me sacó adelante, por eso digo que Monclova es mi casa, porque me dio lo más preciado que puedo tener en la vida”.
"Estoy muy emocionado, contento y satisfecho, hoy sé que valió la pena todos los sacrificios que pudimos haber pasado, han sido años de muchas vivencias, pero hoy se consagran todos esos momentos en este nicho de los inmortales, donde todo jugador o umpire quiere llegar como es el Salón de la Fama, donde viviremos para siempre”.