Son más de un millón de pesos que deben sufragar para competir en la justa internacional
La selección nacional de basquetbol en silla de ruedas, integrada por 12 mujeres y 12 hombres de diversos estados del país, enfrenta uno de sus mayores desafíos: conseguir los recursos económicos necesarios para asistir a la Copa América 2025, clasificatoria al Mundial, Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028.
Tras una serie de conflictos entre federaciones deportivas, el representativo mexicano perdió el reconocimiento oficial en 2019, lo que lo dejó fuera del acceso a apoyos gubernamentales. En respuesta, las y los atletas formaron la asociación Wheel Basquetbol Chair México A.C., con la finalidad de recuperar la legalidad y representación de su disciplina.
Desde entonces, han entrenado por su cuenta, rentado espacios, pagando y hasta boteado en la calle.
“Para nosotros es súper difícil ser seleccionado nacional y que los chicos se te acerquen y te pregunten o vayas a una escuela a compartir o algo y te digan oye qué padre ser selección nacional y tú sí es padrísimo y como lo incentivo a que él entrene, o cómo le digo a los juveniles que van empezando y que van echándole ganas que es bien padre representar a tu país cuando nos pasa esto”, comentó la comisaria de la asociación y seleccionada, María Guadalupe Hernández Medrano
La Copa América fue confirmada recientemente y se llevará a cabo en Colombia. El costo total para que ambos equipos asistan supera el millón de pesos.
“Necesitamos el pago de inscripciones al pagar nosotros una inscripción, eso nos da derecho al hospedaje a la alimentación y a la transportación interna durante todo el tiempo de la competencia y por equipo son $15 mil estamos hablando de $30 mil, un aproximado por ahí de 600 mil pesos eso por un lado, por otro lado son la parte de los vuelos, los vuelos son un poco más caros de lo normal porque están incluidas las sillas de ruedas y las maletas entonces más o menos cada vuelo nos está costando como 14,000 pesos son 448 mil pesos”.
Las y los jugadores provienen de estados como Jalisco, Puebla, Nuevo León, Guanajuato y Durango, y comparten una discapacidad motriz: desde lesiones medulares hasta secuelas de poliomielitis. Muchos también son profesionistas: maestras, psicólogas, empresarias y madres.
Hernández Medrano agregó que: “creemos en la gente, creemos que hay mucha gente que sí nos aprecia, que sí nos aplaude, que sí ven nuestros juegos que sí nos siguen en redes y es un honor para nosotros, porque sabemos que cuando estamos en la cancha estamos 12 con el uniforme pero tenemos a todo un país y a toda una comunidad que está atrás de nosotros”.
