Bajar a Cristo de la cruz de nuestra indiferencia.
Saltillo, Coah.- Esta Semana Santa es ocasión para reflexionar y renovar la fe en Dios, para reconocer a Jesús como modelo y guía de vida y para resucitar a una nueva vida de misericordia y perdón, señaló el Obispo Hilario González García, durante la celebración del Domingo de Ramos.
“Tal vez nosotros no nos consideramos tan cercanos al Señor o tan piadosos; tal vez somos seguidores de Jesús, pero con cierta reserva o distancia; tal vez no nos atrevemos a decir en público que somos cristianos creyentes y practicantes”.
“Esta Semana Santa podríamos ser como José de Arimatea, contemplar a Jesús en la cruz, muerto por nosotros para darnos vida y atrevernos a dar la cara por él, bajarlo de la cruz de nuestra indiferencia, envolverlo en la sábana de nuestra conciencia, guardarlo en el sepulcro de nuestro corazón para esperar el próximo domingo su resurrección”.
Y así, resucitar como auténticos discípulos de Cristo, renovando nuestra fe, nuestro entusiasmo y nuestro amor por el Señor a quien confesamos como salvador y centro de nuestra vida.
El Domingo de Ramos, indicó, es la aclamación pública de Jesús como Señor de nuestra vida y este pasaje de su entrada a Jerusalén invita a unirnos a la comunidad de los discípulos que lo reconocen como el Mesías esperado.
Hoy es necesario que los cristianos de todas las iglesias reconozcan el señorío de Cristo en nuestra vida con entusiasmo y alabar a Dios por su presencia en nuestra vida.
“Jesús no es un líder más entre muchos otros, no es solamente un maestro sabio que nos da orientaciones para vivir bien: es Jesucristo, Señor y Salvador y si hoy portamos ramos en las calles y los tenemos en nuestras casas es para dar testimonio gozoso de su reino. Nos sentimos gozosos de sabernos bajo su guía y bajo su enseñanza”.
Añadió que la Pasión del Señor en el Evangelio de Lucas es el resumen de las principales enseñanzas de Cristo: oración, servicio y misericordia.
“La oración, como algo fundamental para el discípulo que desea ser fiel a la voluntad de Dios y obtener fortaleza para cumplirla. El servicio como distintivo del liderazgo de Cristo, pues él está en medio de nosotros como quien sirve y quienes lo siguen deben estar convencidos de que servir con desinterés y alegría es el rasgo que los hace verdaderos guías de la comunidad”.
La misericordia, entendida como don divino que capacita para compadecerse y perdonar, incluso al enemigo, al traidor, al agresor y al bandido para lograr su conversión a Dios.
José de Arimatea modelo de discípulo
En esta Semana Santa, dijo, debe tomarse a José de Arimatea como modelo de discípulo para esta Semana Santa. En la Pasión los apóstoles, quienes son los discípulos más cercanos a Jesús y de mayor confianza, son los que lo traicionan y abandonan.
“Es la muchedumbre anónima la que acompaña, compadecida con sus llantos y golpes de pecho, la Pasión de Cristo. Y es un discípulo de bajo perfil, miembro del Sanedrín, oculto tal vez por miedo a sus compañeros, quien tiene la valentía de tener misericordia con el cadáver de Cristo; es el discípulo discreto que pide el cuerpo de Jesús, lo baja de la cruz, lo envuelve en una sábana y le da sepultura”, expresó.
Previo a la misa celebrada en Catedral, el Obispo bendijo los ramos de laurel, para rememorar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.