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Muere Nohemí Durán Reyes, dueña del icónico restaurante Nohemí en Saltillo

Doña Nohemí atendió personalmente su negocio desde que tenía 22 años

Doña Nohemí atendió personalmente su negocio desde que tenía 22 años
Nohemí Durán Reyes. Foto: Especial
Rosalío González
ZOCALO | MONCLOVA
07-11-2025
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Saltillo, Coah.- La madrugada de este viernes, falleció de causas naturales la restaurantera, Nohemí Durán Reyes, quien desde hace más de 60 años fundó el restaurante con su nombre, donde según sus clientes, se come el mejor caldo de res de Saltillo.

Doña Nohemí atendió personalmente su negocio desde que tenía 22 años, cuando estaba ubicado en lo que ahora es el Distribuidor Vial El Sarape y después en el cruce del bulevar Francisco Coss y la calle de Matamoros.

El restaurante Nohemí y su dueña sirvieron la mesa de políticos, artistas y miles de saltillenses y turistas que acudieron con el paso de los años, y testigo de eso son las muchas fotografías que hay de la señora con personalidades reconocidas en la entrada del restaurante.

Quién fue Nohemí Durán Reyes

Día y noche se mantivieron encendidas las luces de neón que dicen “Nohemí”. En la entrada los comensales se detienen a observar las vitrinas de vidrio, donde sobresale la figura de doña Nohemí al lado de políticos, gobernadores y estrellas de la farándula.

Todos llegaron bajo un rumor: “Aquí se sirve comida casera”, y vaya que lo comprueban.

En una entrevista concedida al periódico Zócalo rememoraba sus inicios  “Yo trabajaba en donde llegaban puros traileros. Me vine a los 14 (años) de San Antonio de las Alazanas. Estudiaba en la mañana enfermería y en la tarde trabajaba de cajera en un restaurante por la calle Allende”, relata Nohemí Durán Reyes.

Posteriormente trabajó en Salubridad por la tarde y en la mañana siguió de cajera, pero en el café Camionero, donde conoció a muchos traileros, que fueron sus primeros clientes en el restaurante que luego se decidió a abrir.

Sus orígenes la llamaron a volver a su tierra natal como enfermera, pero se enfrentó a un cúmulo de envidias que amenazaban su integridad, por lo que volvió a Saltillo, esta vez con nuevos proyectos.

Abrí mi restaurante cuando tenía 22 años junto con mi hermana Gloria Alicia Durán. Estaba por el Dainitín, por el Indio. Mis únicos vecinos eran Los Magueyes, el hotel La Fuente, La Provivienda y empezaba el Camino Real”, menciona la mujer cuya personalidad de diva se la da el mechón blanco que contrasta con el resto de su pelo negro.

DESDE TRAILEROS HASTA POLÍTICOS

En los inicios de su negocio fueron a comer diputados como Conrado Marines y Dimas Galindo. De allí se pasaron la voz de que ella hacía rica comida casera y en varias ocasiones fue a comer el ex gobernador Braulio Fernández Aguirre. De hecho, en su establecimiento se realizó la campaña electoral de Eulalio Gutiérrez, y aunque doña Nohemí confiesa que le gusta la política, no la cambiaría por la cocina.

Luego de su éxito, el propietario del local decide ya no rentárselo, por lo que decidió comprar un terreno justo enfrente, para seguir. Ahora más que nunca debía trabajar, pues tenía una niña de un año y su hijo estudiando en secundaria.

Me fui a Houston cinco años y todo lo mandaba para mis hijos, iba y venía y así construí siete departamentos y mi restaurante. Pero en el periodo de Rosendo Villarreal él estableció la zona de tolerancia alrededor, yo tenía mi hija de 15 años y ella no podía estar cerca de ese ambiente y me cambié aquí a Matamoros”, dice la mujer en cuyas manos se refleja el trabajo que la ha llevado a mantenerse en pie durante 44 años frente a su cocina.

LA PREPARACIÓN

La comida antes sí la hacía yo, pero ya no. Ahora a todas las personas que vienen conmigo, yo les digo cómo. Ellas tienen que cocinar como yo cocinaba en San Antonio del las Alazanas, como cocinaba mi mamá, doña Concepción Reyes. Aquí es pura comida casera, por eso no me aguantan los cocineros, es mucho trabajo”, dice mientras saluda a uno de los comensales.

La sazón tiene precio y se paga con una larga jornada: a las 2 de la mañana pone sobre el fuego 40 kilos de cocido en una olla grande para que suelte la sangre. Hacia las 4 de la mañana lava la carne y la pone a cocer, sacándole la espuma que suelta. Al mismo tiempo lava toda la verdura, y la vuelve a lavar a las 8:00 de la mañana, aunque ya esté limpia, porque en eso doña Nohemí es muy escrupulosa.

Desde las 4:00 de la mañana el cocido se sazona con especies, yerbabuena, ajo y dos cebollas grandes, para luego agregarle las verduras, en las que gasta casi hasta 800 pesos: todo esto para preparar el delicioso caldo de res, que para las 11:00 de la mañana llena con su olor toda la cocina. El pozole tiene una preparación especial, el menudo no se diga y así todos sus platillos, para darle gusto a toda la gente que asiste durante las 24 horas que el restaurante abre.

SATISFACCIÓN

Yo soy feliz aquí en mi restaurante, aquí mismo vivo, soy enfermera, pero me gusta más esto porque convives con mucha gente. Yo no distingo a nadie: si vienen del rancho, yo me pongo hablar del rancho; si vienen políticos, hablo de política, y si vienen judiciales, pues de seguridad.

Y así con la gente que viene de todos lados, con todo mundo platico”, dice, porque así con la alegría que le caracteriza creció su negocio, agregando porciones de mucho trabajo y constancia.

 

 

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