Formó Roberts a ‘señoritas’ de la época bajo un modelo de disciplina que aún mantienen, pero totalmente laicos
Saltillo, Coah.- La llegada del metodismo a Saltillo a finales del siglo 19 no sólo representó una nueva expresión religiosa en una ciudad dominada por la tradición católica, sino también el nacimiento de un movimiento educativo que transformaría la formación de las mujeres en la región. En 1887, la misionera estadunidense Lelia (Layla) Roberts fundó el Colegio Roberts, una institución que nació para ofrecer educación laica, disciplinada y con enfoque práctico a “las señoritas” de la época, cuando estudiar más allá de la primaria no era común para las mujeres.
La iglesia metodista, con su énfasis en alfabetización, estudio bíblico y formación moral, encontró terreno fértil en una Saltillo que se abría lentamente a ideas nuevas. Debido a que la ley mexicana aún no impedía impartir educación desde un enfoque religioso, Lelia Roberts instaló el plantel inicial cerca del templo metodista El Mesías, convirtiéndolo en un centro de enseñanza que combinaba estudio académico, valores cívicos y formación espiritual.
Quienes acudían al colegio no sólo aprendían lectura, escritura o contabilidad básica, sino también autodisciplina, idioma inglés, mecanografía y labores comerciales: herramientas que abrían posibilidades laborales insólitas para las mujeres de ese tiempo.
Templo metodista El Mesías
Fue el principal centro espiritual del proyecto metodista. Su ubicación estratégica lo convirtió en punto de encuentro para las alumnas, quienes acudían los domingos a estudiar la Biblia y a recibir la enseñanza moral que complementaba su formación académica. El templo también funcionó como refugio comunitario y como espacio donde las mujeres encontraban libertad para aprender.
La influencia arquitectónica protestante, caracterizada por líneas sobrias, ventanales verticales y un diseño pensado para la predicación, marcó una diferencia estética visible en el Saltillo de finales del siglo 19.

Preparatoria Manuel Acuña (antiguas aulas del colegio)
Justo al lado del templo se impartían las clases iniciales del Colegio Roberts. Ahí, las alumnas recibían instrucción en materias prácticas y en educación bíblica. Con el tiempo, la construcción pasó por diversos usos hasta convertirse en lo que hoy es la Preparatoria Manuel Acuña, pero conserva huellas de su pasado metodista.
Templo Masónico de la calle Manuel Acuña
Aunque hoy es una sede activa de la masonería, con sesiones semanales en las que los miembros responden al “Gran Arquitecto del Universo”, en su origen parte de ese edificio funcionó como dormitorio de las alumnas del Colegio Roberts. El inmueble conserva líneas arquitectónicas influenciadas por el protestantismo norteamericano: fachadas simples, distribución funcional y espacios diseñados para lectura y estudio.
Este triángulo arquitectónico representa una etapa en la que la educación femenina comenzaba a emanciparse y a ocupar espacios públicos, aun dentro de estructuras diseñadas para conducta estricta, disciplina y formación moral.
La llegada del laicismo y la pausa histórica
Con las reformas de los años 1930, particularmente durante el Gobierno de Plutarco Elías Calles y en el contexto de la Cristiada, la ley exigió que toda educación en México fuera estrictamente laica. El Colegio Roberts, al haber sido fundado por una misión religiosa extranjera, se vio obligado a cerrar temporalmente.
Aunque la escuela se había consolidado como una de las primeras en ofrecer educación estructurada para mujeres, la imposición del laicismo representó un parteaguas. El colegio desapareció por un tiempo, pero su legado quedó vivo en familias, docentes y exalumnas que continuaron impulsando la idea de que las mujeres podían estudiar más allá de lo básico.
Décadas más tarde, el modelo sería retomado de manera laica, evolucionando hacia una institución moderna que ampliaría su oferta académica.

Renacimiento y nueva sede: el paso a la calle Victoria
En el siglo 20, con el impulso del patronato encabezado por la profesora Ana y sus hermanos, el Colegio Roberts resurgió como una escuela enfocada en carreras técnicas, principalmente para mujeres jóvenes que buscaban una oportunidad laboral inmediata.
La sede ubicada en la calle Victoria, una casa de dos pisos con kiosco central, pasillos amplios y una estructura muy distinta al inmueble actual, albergó generaciones de señoritas que estudiaban por las noches. Muchas trabajaban durante el día y acudían de 6:45 a 10:30 de la noche para formarse como contador técnico en impuestos, estenógrafa o auxiliar contable.
Este sistema permitió que mujeres adultas y hombres jóvenes se incorporaran a la vida laboral con preparación rápida, convirtiendo al Roberts en un referente empresarial local.
La mudanza definitiva: la era de Emilio Carranza
El 21 de marzo de 1982, el Colegio Roberts se trasladó a su ubicación actual en calzada Emilio Carranza, donde ya suma más de 40 años. Desde entonces, el plantel pasó por diversas etapas:
En 1980 se formalizó la secundaria. Hasta mediados de los 2000 seguía siendo un colegio principalmente femenino. En 2006 comenzó la transición a grupos mixtos con la apertura de primaria.
En 2009-2010 se integró el preescolar.
El bachillerato técnico se mantuvo como su sello distintivo.
De una institución nocturna y orientada a carreras prácticas, el Roberts evolucionó a un sistema escolarizado completo: preescolar, primaria, secundaria y bachillerato técnico.
Hoy es una escuela totalmente laica, con disciplina firme, pero adaptada a las nuevas generaciones.