17 años publicando la historia, tiempo en el que esta ciudad ha cambiado, en que se ha transformado.
Saltillo, Coah.- Tantas cosas han pasado en 17 años: las calles han cambiado de sentido, se han levantado decenas de edificios, miles de negocios nuevos y otros que permanecen a pesar del tiempo.
Familias que trascienden.
Políticos que cambian de puesto.
Protestas civiles.
La llegada de la izquierda.
Heridas que no cierran, y actos heroicos que nos devuelven la fe en la humanidad.
La ciudad se ha transformado desde aquel 13 de junio de 2008, cuando Zócalo Saltillo llegó para acompañarla en su crecimiento, registrar los sucesos y ser parte de su historia.
¿Valentía u osadía?
En aquel tiempo, la “extinción del impreso” era un hecho: sólo los insensatos se atreverían a invertir en una enorme prensa y un tiraje diario, en un mundo que le apostaba a la digitalización inevitable. Pero los visionarios siempre ven más allá.
Ningún otro medio compite con la satisfacción de salir en el periódico, recortar la nota y enmarcarla para la posteridad: que amigos, familiares y clientes, sepan que un día se tuvo un espacio en la historia de la cotidianidad.
Como la foto de la boda de los padres colgada en la sala de la casa, que marca el inicio del legado familiar; la foto de la graduación, del nacimiento de un nuevo integrante, del merecido homenaje profesional, así enmarcan los saltillenses las notas en donde Zócalo Saltillo plasma parte de su legado en sus páginas.
Valor que no desaparece
Desde hace años se pronostica la desaparición del papel, este que huele a tinta y mancha los dedos, pero no ha sucedido justamente por el valor de conservar los recuerdos tangibles.
Sírvase a leer y conservar este número 6,193, prueba de lo trascendental de este objeto.
Porque todo lo importante se imprime.
‘Sigue siendo importante’: Rufino Rodríguez
Y quién mejor que Rufino Rodríguez para hablar de la importancia del impreso: con más de 100 mil libros en su librería de segunda mano, y ocho de su autoría publicados, el ingeniero industrial titulado y arqueólogo empírico cuenta que es suscriptor de Zócalo Saltillo desde el día uno.
“Sigue siendo importante, si no fuera importante no tuviera suscripción, porque lo mismo que puedo leer en el periódico también lo puedo leer en digital, pero para mí sí sigue siendo importante, el olor, la tinta”, expresa.
“Yo no tengo el don de ver el futuro, pero próximamente no se dejará de imprimir, tenemos impresos para un tiempecito largo, no es de que se vaya a acabar ya mañana porque entraron los e-books, no, todavía vamos a seguir usando este material”.
Dejando huella
Desde su emblemática librería ubicada en la calle Purcell, Rufino Rodríguez compara la impresión con la necesidad humana de dejar su huella en el mundo, aunque sea su mano pintada en la pared.
“Esos grabados que nos dejaron también son una forma de escritura, porque son mensajes, a lo mejor son mapas de donde había agua, donde había dónde recolectar, dónde cazar”, explica.
“Una felicitación calurosa para la familia Juaristi y para ustedes que hacen posible que siga saliendo el periódico todos los días, con profesionalismo, porque el único requisito que puse para la suscripción es que me llegara a las 4 de la mañana, y sí está cumpliendo”.
‘Nos conocemos’: Salvador Alcázar Aguilar
Los lectores conocen a Zócalo, y Zócalo conoce a los lectores. Esa es la fórmula que nos ha traído hasta aquí, hasta la casa de Salvador Alcázar Aguilar, entrenador de físico-constructivismo y preparador de personas con capacidades diferentes: niños con síndrome de Down, con parálisis cerebral infantil, lesión medular, sordos, ciegos y débiles visuales.
“Yo me siento honrado de haber salido en las páginas de Zócalo, porque me regalaron el espacio y luego lo mandé a enmarcar, mandé sacar copia especial, está muy bonito y no se ha puesto amarillo”, comenta.
“Me gusta el periódico Zócalo porque entrevista a muchísima gente muy importante, que uno quiere conocer su historia, saber algo, documentarse”.
Salvador y su maravillosa familia abren las puertas a este medio; hijos, hermanos, sobrinos, nietos: personas buenas y trabajadoras que ponen en alto el nombre de Saltillo desde diferentes trincheras, personas que dan vida a nuestros reportajes.
“Zócalo me encanta a mí por muchas cosas, conozco a muchísima gente, yo creo que a 80% de las personas que colabora en el periódico los conozco, y lo más importante, ellos me conocen a mí”, afirma con orgullo.