En la misa se contó con la asistencia de familiares de religiosos y religiosas, así como del Obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega, y de sacerdotes
Saltillo, Coah.– Con una peregrinación y una misa celebrada en Catedral, el Obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García, y el Obispo Emérito Raúl Vera López, celebraron 30 y 50 años de vida sacerdotal.
Asimismo, celebraron los 60 años de vida de González García y los 80 años de Vera López.
“Y coincide también, en este año jubilar, el aniversario de ordenación presbiteral, de sacerdotes, también en un quinquenio, en una cifra redonda. Monseñor Vera 50 años y un servidor 30 años”, señaló González García.
Los obispos decidieron, de manera conjunta, agradecer a Dios el don de la vida y el don del sacerdocio, con la participación de sacerdotes, seminaristas y monjas de la Diócesis.
“Estamos contentos, agradecidos, como les he dicho, Dios ha sido muy muy bueno, muy misericordioso y, pues, queremos corresponder a lo que el Señor nos ha encomendado, verdad, de ser sacerdotes en su nombre”.
Añadió que todos tenemos una vocación y la suya es el sacerdocio para servir a los demás. Dentro de la Iglesia Católica se tienen las vocaciones del matrimonio, de la soltería consagrada, la vida consagrada y del sacerdocio.
Como parte de la celebración jubilar, los obispos e invitados se reunieron en el templo de San Juan Nepomuceno, y peregrinaron hacia la Catedral para participar en una misa de agradecimiento.
En tanto, Vera López aseguró que servir a Dios es un privilegio, lo mismo que servir a la comunidad, aunque no logró todo lo propuesto.
“Yo me pregunto si hice las cosas bien, yo hago también examen de conciencia, de cómo hice las cosas. No te creas que así, yo crea que las hice muy bien solito. No, para mi fue encantador servir a Dios y servir a mis hermanas y hermanos, pero sé que lo hice con muchos defectos y que a lo mejor no siempre logré todo lo que debía haber logrado. Eso también lo tengo en la conciencia”.
En la misa se contó con la asistencia de familiares de religiosos y religiosas, así como del Obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega, y de sacerdotes de Monterrey.