Es Coahuila parte importante en la historia del país con un evento clave.
Saltillo, Coah.- A seis meses de iniciado el movimiento de la Independencia de México, en marzo de 1811, Ignacio Allende emitió un grito de dolor, ese dolor que se siente al ver a un hijo sin vida: Indalecio Allende fue el único que murió en esa emboscada en la Loma del Prendimiento, en Acatita de Baján, donde los enemigos atacaron al Ejército Insurgente, comandados por el “Padre de la Patria”, Miguel Hidalgo y Costilla.
Este hecho histórico marca la captura de los caudillos de la Independencia de México. Todo comenzó tras la derrota sufrida por los insurgentes frente a los realistas en la batalla de Puente Calderón.
Las tropas insurgentes, comandadas por el cura Miguel Hidalgo, emprendieron el trayecto hacia el norte para buscar la ayuda de Estados Unidos y abastecerse de armas.
Coahuila en la historia
Era 27 de febrero de 1811, cinco meses antes, el cura Hidalgo emitió el Grito de Independencia; el Ejército Insurgente venía de retirada luego de perder esa batalla. Ese día pasaron por el ejido El Salado, municipio de Vanegas, en San Luis Potosí, y de ahí ingresaron a Coahuila, por territorio saltillense, en el ejido La Ventura.
Un mes antes, Mariano Jiménez, junto a 7 mil hombres, habría pasado por ese mismo lugar, cargado con varias carretas con dinero para comprar las armas en Estados Unidos; detrás venía Ignacio Allende y al final Hidalgo.
El camino que siguieron los tres contingentes fue hacia la hacienda de Encarnación de Guzmán, donde el cura Miguel Hidalgo pernoctó para descansar y reabastecerse de víveres.
Antes de llegar a Saltillo, los insurgentes hicieron paradas en otros cinco puntos: en el ejido Gómez Farías, ubicado a un costado de la ahora carretera a Zacatecas, luego en Puerto Carneros, después en La Encantada, una más en La Angostura, y finalmente en la hacienda Buenavista, donde hoy se encuentra la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN).
La historia de una traición
Jorge Tirzo Lechuga Cruz, presidente de la Asociación de Cronistas e Historiadores de Coahuila, relató que, ya en Saltillo, el cura Hidalgo renuncia a su puesto como dirigente del movimiento de Independencia y lo cede a Ignacio Allende.
“Este evento se solemnizó con la celebración de una misa en la Catedral de Saltillo, después se van a lo que hoy es el Palacio de Gobierno, que en ese tiempo albergaba las “casas reales” y van a aventar oro a la gente para llamarla a que se reúna con tal de tener contenta a la multitud enardecida por la independencia nacional”, relató.
Fue en este momento que comenzó a gestarse aquella traición que significó la caída de los caudillos y la muerte de Indalecio Allende, una traición orquestada por Ignacio Elizondo, un militar realista que se había pasado al bando insurgente.
Al tomar el mando de las tropas insurgentes, Ignacio Allende decidió que siguieran el entonces Camino Real de Tierra Adentro para llegar a su destino, pasaron por la hacienda Santa María, donde se presume el cura Hidalgo ofició su última misa, aunque hay nuevos datos que ubican este acontecimiento en el ejido El Anhelo, según Lechuga Cruz.
“Se había creado por mucho tiempo una especie de mito de que en la hacienda de Santa María dio su última misa, sin embargo, el ahora finado historiador Lucas Martínez Sánchez, logró recopilar muchos datos y testimonios de la gente de la época que dejó diario escrito, que da muestra de que en la hacienda El Anhelo, en la capilla, se dio una misa y se celebró además el día de San José, que es un día importante, entonces seguramente en esa hacienda, El Anhelo, el cura Hidalgo dio su última misa en un templo”.
Este fue el último tramo que los insurgentes recorrieron en Coahuila; al salir de Santa María, continuaron el Camino Real y pasaron por ejidos como Mesillas, El Anhelo, Reata y Espinazo (en Nuevo León).
Ignacio Allende recibió la invitación de Ignacio Elizondo para que de-tuvieran su camino hacia el norte en las norias de Acatita de Baján para que pudieran reabastecerse de agua. Elizondo les prometió brindarles protección con sus tropas, pero los traicionó y les tendió una emboscada, justo en una loma conocida como Loma del Prendimiento.
“Al llegar a la loma, cuando ya se empieza a vislumbrar, a las 8 de la maña-na del 21 de marzo de 1811, Ignacio Eli- Num. 46 zondo los va apresando a todos”.
Los insurgentes iban siendo capturados conforme iban rodeando la loma para llegar al pueblo de Acatita. De acuerdo con el historiador, Ignacio Allende, junto con su hijo Indalecio, fueron los únicos que opusieron resistencia y, en un intercambio de disparos, Indalecio fue alcanzado por las balas cuando intentó proteger a su padre.
Un llanto de dolor y muerte
Con la muerte de Indalecio, Allende se rindió y fue capturado por Elizondo; según los historiadores, al momento de ver a su hijo muerto, el caudillo emitió un grito de dolor:
Así comenzó la caída de los Insurgentes: detrás de Allende venían Mariano Jiménez y Juan Aldama, más atrás el cura Hidalgo con sus tropas, uno a uno fueron capturados.
“De ahí cómo sabemos fueron conducidos a Monclova que, en ese momento, era la capital, en lo que hoy es el Museo Coahuila y Texas, ahí van a estar varios días en prisión”.
Los Insurgentes fueron trasladados a Chihuahua, donde se les realizó un juicio en el que se les condenó al fusilamiento, sus cabezas fueron cortadas y exhibidas en la Alhóndiga de Granaditas.
Aunque el paso de los Insurgentes por Coahuila significó su derrota, el historiador Jorge Tirzo expresó que es un acontecimiento importante para la historia del país, aunque no hubieran sido aprehendidos en Acatita, podría haber pasa-do en Texas.
“Sí, pero yo estoy seguro, una de las corrientes de la historia es saber qué hubiera pasado si esos acontecimientos hubieran sucedido de esa manera, que si no los hubieran apresado en Coahuila, seguramente en Texas los hubieran agarrado”.
Actualmente, el pueblo de Acatita de Baján está conformado por tres o cuatro caseríos desperdigados en medio del desierto, en el municipio de Castaños.
A unos siete kilómetros de esta ranchería está la Loma del Prendimiento, donde se erige un obelisco rodeado de predios privados, sólo esta zona del monumento está libre, el resto del terreno está delimitado por los enrejados de los predios.
Es un monumento en memoria de los caudillos en cada una de las caras del obelisco grabados los nombres de los iniciadores del movimiento de Independencia, Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Mariano Jiménez y Juan Aldama.
En este territorio, uno a uno los caudillos fueron cayendo, fueron aprehendidos, pero esto también fue el inicio de la segunda etapa de la Guerra de Independencia de México, donde surgen caudillos como José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero o Agustín de Iturbide, quienes consumaron la Independencia del país, el 27 de septiembre de 1821, 11 años después del Grito de Dolores, hecho por el cura Hidalgo en este municipio de Guanajuato.