Sobrevivientes del trágico 2022, piden que el Estado los indemnice y les pague $10 millones por daños y perjuicios
Torreón.- Mineros sobrevivientes a la tragedia de El Pinabete, en Coahuila, donde murieron 10 trabajadores hace tres años, reclaman a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), una reparación integral por los daños y perjuicios ocasionados al omitir funciones de inspección, control, vigilancia, supervisión y sanción que derivaron en la inundación de la mina, la muerte de sus compañeros y, en sus casos, diversos daños a su salud física y mental.
De acuerdo con Gerardo Pérez Pérez, abogado y representante legal de cinco mineros sobrevivientes, hay tres normas oficiales de la STPS, la 019, 023 y 032, que regulan la operación de las minas subterráneas y de cielo abierto, en las que se destacan obligaciones por parte de la dependencia federal que no se cumplieron o fueron omitidas, como asegurarse de que tuviera estudios hidrológicos, geológicos, planes y salidas de emergencia, y que tuviera dos tiros verticales, entre otras presuntas irregularidades.
Con este antecedente de omisión, el abogado explicó que ha presentado una demanda por responsabilidad patrimonial del Estado, al haberse incumplido las obligaciones, no realizar inspecciones ni asegurar las condiciones de seguridad en la mina. La solicitud es por una indemnización de 10 millones de pesos para cada minero, cifra que, aseguró, es parte de lo establecido en la ley.
Los cinco mineros son Fidencio Sillas Álvarez, Héctor Javier Díaz Esquivel, Raymundo Tijerina Amaya, Jorge Alfredo Sánchez Domínguez y Fernando Pompa Orta.
Gerardo Pérez explicó que el reclamo de la indemnización se basa en la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado, la cual establece que la “responsabilidad del Estado por los daños que, con motivo de su actividad administrativa irregular, cause en los bienes o derechos de los particulares, será objetiva y directa. Y los particulares tendrán derecho a una indemnización”.
La demanda, entre varios puntos, explica que El Pinabete estaba rodeada de minas abandonadas y antiguas que estaban inundadas de agua, por lo que era “evidente” que las medidas establecidas en las normas resultaban “indispensables”.
“Hay una serie de omisiones que son causantes de esta tragedia. Cómo es posible que se haya autorizado una mina a un lado de otras minas abandonadas por inundaciones, dónde quedaron los estudios hidrológicos que la misma ley establece”, cuestionó el abogado.
Pérez Pérez criticó que a los mineros se les dé una categoría de mexicanos “de tercera”, pues señaló que los han dejado solos, tienen que ir hasta Acuña a terapias Psicológicas y no hay quién voltee a verlos. “El pecado de ellos fue salir vivos. Cómo es posible que los dejen al garete. No hay quién les extienda la mano de ningún gobierno”.
Los traumas y daños
Fidencio Sillas, sobreviviente del siniestro en la mina, dijo que le quedó un trauma: no puede mirar agua en grandes cantidades.
“Tengo fobia al agua por lo que nos sucedió”, afirmó. Si se arrima a un río le da miedo; no conoce el mar, pero si lo conociera, aseguró que también le daría miedo.
Fidencio tenía 35 años trabajando en minas y, en dos ocasiones previas, la mina donde trabajaba también se inundó, pero nunca con la magnitud de agua que en El Pinabete.
“Siempre había oportunidad de salir, en El Pinabete fue tanta la magnitud que hacía ver como un tsunami. Desde el piso de las galerías hasta el techo”, contó.
Fidencio estuvo en lo que se conoce como una bolsa de aire que se formó en el pozo después de la inundación. Pero para sobrevivir tuvo que tragar agua, aguantar en extremo la respiración y llegar a la superficie. Todo ello le ha traído consecuencias físicas.
“Resulté con agua en los pulmones y dos costillas fracturadas”.
Además, mencionó que le han evaluado el oído, el pulmón, la cintura y la columna.
Los mineros fueron pensionados con 597 pesos de salario, por lo que no reciben más de 2 mil 100 pesos al mes.
De la misma manera, Fidencio comentó que nunca se paró nadie de la Secretaría del Trabajo federal a inspeccionar la mina, y que los que iban eran dos ingenieros que estaban contratados por los patrones.
Actualmente trabaja como ayudante de albañil y su sueldo es muy precario. Mientras en la mina ganaba hasta 5 mil pesos a la semana, ahora a duras penas saca la mitad de eso. Contó que, en su momento, autoridades les aseguraron, días después de la tragedia, que tendrían los mismos derechos que las viudas, que hasta vivienda y becas para los hijos alcanzarían. “Nunca cumplieron, nomás quedaron en promesas”, señaló.
Durante las visitas que ha hecho la presidenta Claudia Sheinbaum a la Región Carbonífera para supervisar los rescates, tanto de El Pinabete como de Pasta de Conchos, los sobrevivientes se han manifestado, cargan una manta y pancartas, pero nunca han sido atendidos.