Siguen el ejemplo del joven italiano y hacen de las redes un nuevo púlpito
Saltillo, Coah.- La evangelización ha encontrado en las redes sociales un nuevo púlpito. Lo que antes se proclamaba desde el altar o en la plaza pública, hoy se transmite en vivo desde un celular, se comparte en un “post” o se difunde en un video de apenas un minuto. La fe ha aprendido a dialogar en el lenguaje digital y a sembrar esperanza en timelines saturados de noticias, publicidad y entretenimiento. El ejemplo más luminoso de este fenómeno es Carlo Acutis, el joven italiano conocido como el “influencer de Dios”, quien convirtió Internet en un instrumento de misión y que será canonizado el próximo 7 de septiembre por el papa León XIV. Ese mismo día, en la Catedral de Saltillo, una reliquia de primer grado del nuevo santo estará expuesta para los fieles, sellando un puente espiritual entre Roma y nuestra Diócesis.
El santo de los influencers
Carlo Acutis (1991-2006) fue un adolescente italiano apasionado por la informática y la fe. Desde muy joven mostró un amor profundo por la Eucaristía y encontró en la tecnología un medio privilegiado para evangelizar. Con apenas 15 años, diseñó una página web que documentaba milagros eucarísticos alrededor del mundo, con el propósito de acercar a más personas a la adoración y al encuentro con Cristo. Su capacidad para unir la creatividad digital con la espiritualidad lo convirtió en un referente único.
Por esa razón, se le conoce como el “santo de los influencers” o el “influencer de Dios”, no porque buscara fama o seguidores, sino porque entendió que la mejor manera de comunicar era vivir con coherencia y alegría su amistad con Jesús. “Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida”, decía Carlo. Su testimonio ha inspirado a miles de jóvenes en todo el mundo a usar las redes sociales no como un fin, sino como un medio para amar, acompañar y anunciar el Evangelio.
La canonización de Acutis marca un hito en la historia de la Iglesia: por primera vez, un joven nativo del mundo digital será elevado a los altares. Y lo hará con el reconocimiento de que Internet puede ser un espacio de misión, un terreno fértil para la fe. En Saltillo, la exposición de su reliquia el mismo día de su canonización simboliza que también aquí, en nuestra diócesis, hay jóvenes que siguen sus pasos y que creen que el mundo digital es un lugar donde Dios se hace presente.
Evangelización digital: desafíos y oportunidades
En múltiples parroquias de la Diócesis, la Pastoral de Comunicación se ha convertido en un punto de encuentro donde la tecnología y la fe se fusionan. Sin embargo, este camino no está exento de retos. El ritmo acelerado de las redes, la saturación de contenidos y la falta de formación digital pueden dificultar la misión. Aun así, la oportunidad es enorme: llegar a miles de personas que quizá nunca pondrían un pie en un templo, pero sí pueden detenerse a leer una publicación o escuchar un mensaje de esperanza.
La evangelización digital no sustituye la experiencia presencial de la comunidad, pero sí la complementa. Se trata de un puente, una semilla que abre la posibilidad de un encuentro más profundo con Dios. En ese sentido, el ejemplo de Carlo Acutis es un faro: él mostró que no se necesita ser un experto en tecnología ni tener miles de seguidores para transformar vidas; basta con poner los dones al servicio del Evangelio.
Jóvenes y algoritmos: evangelizar en TikTok, Instagram y Facebook
El mundo digital tiene sus propias reglas, y una de las más importantes es el funcionamiento de los algoritmos. Estos sistemas deciden qué publicaciones aparecen en los muros de millones de usuarios cada día. Lo que muchos ven como un obstáculo, los jóvenes católicos lo interpretan como una oportunidad: si los algoritmos priorizan el contenido con interacción, creatividad y autenticidad, entonces el reto es producir mensajes de fe capaces de conectar con la vida real de las personas.
En TikTok, por ejemplo, un testimonio breve, una canción cristiana o un mensaje de esperanza en formato de un minuto puede llegar a millones de vistas en cuestión de horas. En Instagram, una imagen acompañada de una frase inspiradora o un reel bien editado puede alcanzar a jóvenes que jamás se acercarían a una parroquia, pero que sí se detienen a escuchar cuando el mensaje toca su corazón. Y en Facebook, las transmisiones en vivo de misas, horas santas o reflexiones se han convertido en una ventana de acompañamiento espiritual, especialmente para adultos mayores y familias enteras.
Lo extraordinario es que no se trata únicamente de replicar contenido religioso, sino de comprender el lenguaje propio de cada red. Los jóvenes católicos de hoy son nativos digitales que saben cuándo un video es auténtico y cuándo no. Por eso, los evangelizadores digitales no pueden limitarse a leer un versículo: deben mostrar con cercanía la vida cristiana en lo cotidiano, desde la manera en que estudian, trabajan o enfrentan dificultades, hasta cómo celebran la fe con alegría.
Los algoritmos, en este sentido, funcionan como parábolas modernas: si el contenido se comparte, se comenta y se replica, el mensaje llega cada vez más lejos. Así como en los primeros siglos del cristianismo la fe se transmitía de boca en boca, hoy se difunde de clic en clic. El “me gusta” y el “compartir” se convierten en actos sencillos que multiplican la Palabra y la llevan a rincones inimaginables.
Además, las redes ofrecen la posibilidad de segmentar públicos. Un joven evangelizador puede diseñar contenido pensado para adolescentes que buscan identidad, para familias que necesitan apoyo o para adultos mayores que requieren consuelo. Con creatividad, oración y compromiso, los algoritmos dejan de ser un misterio frío y se convierten en aliados providenciales de la misión.
En palabras de un sacerdote especialista en pastoral digital: “Los algoritmos no tienen moral, pero nosotros sí. Y si sabemos usarlos bien, pueden convertirse en instrumentos de Dios para que su mensaje llegue donde más se necesita”. Este llamado resuena con fuerza en la Diócesis de Saltillo, donde cada vez más jóvenes descubren que con un celular en la mano pueden cambiar el mundo.
La fe, desde cualquier rincón
La canonización de Carlo Acutis y la llegada de su reliquia a Saltillo son un recordatorio providencial: el mundo digital es también un campo de misión. Jóvenes como Adrián y Génesis lo confirman con su entrega cotidiana, demostrando que un celular o una cámara pueden ser instrumentos para sembrar fe, esperanza y amor.
En la era de los influencers, Carlo Acutis se levanta como el santo de quienes deciden influir no para sí mismos, sino para Dios. Y en Saltillo, el eco de su testimonio resuena en cada transmisión parroquial, en cada publicación y en cada clic que acerca a alguien más a Jesús.
Adrián: la ciencia, la misión y la fe en transmisión en vivo
“¡Hola! Mi nombre es Adrián González, tengo 30 años, soy químico de profesión, y con mucha alegría sirvo en la parroquia de Jesús Obrero”. Con estas palabras, Adrián se presenta y deja en claro que su vida se mueve entre la ciencia y la fe. En su día a día trabaja en el ámbito científico, pero descubrió que su vocación no termina en el laboratorio, sino que también se despliega en el servicio a Dios y a su comunidad.
La historia de Adrián con la Iglesia comenzó desde niño. Fue catequista en su parroquia, miembro del coro y participante activo en las actividades juveniles. Con el tiempo, esa semilla inicial se transformó en un llamado más profundo: convertirse en misionero en diversas comunidades rurales de Coahuila y Nuevo León, donde compartió la fe con familias enteras en condiciones difíciles. Aquellas experiencias marcaron su vida y lo prepararon para la misión digital que hoy asume con la misma pasión.
Actualmente forma parte de la Pastoral de Comunicación, un ministerio donde jóvenes y adultos unen talentos para llevar el Evangelio más lejos. Desde este espacio, colaboran en la transmisión de misas para quienes no pueden asistir presencialmente, diseñan publicaciones para difundir la vida parroquial y se comprometen con una evangelización activa en redes sociales.
“Cada transmisión, cada imagen, cada mensaje que compartimos es una oportunidad para que alguien conozca a Jesús, reciba consuelo y sienta la cercanía de la comunidad parroquial”, explica.
Aunque reconoce que el tiempo como profesionista es limitado, asegura que Dios multiplica las fuerzas cuando uno decide ponerse a su servicio. Para él, la evangelización digital es un apostolado urgente y una misión que nos toca a todos. “Jesús nos invita a ser luz en medio de la oscuridad. Yo he encontrado en las redes sociales un espacio para dar testimonio y servir”, comparte conentusiasmo.
Génesis: sicología, docencia y misión internacional
Con 31 años, Génesis Magallán ha sabido entrelazar su vida personal y profesional con su servicio en la Iglesia. Es maestra de educación especial y sicóloga de profesión, pero también esposa y ama de casa. En cada uno de esos roles, asegura, se refleja el amor de Dios. “Cada tarea cotidiana puede ser un medio para evangelizar y transmitir esperanza,”afirma.
Desde pequeña encontró su lugar en la parroquia: fue catequista, miembro del coro y participante de grupos juveniles. Esa formación inicial le abrió la puerta a una vocación misionera que la llevó más allá de las fronteras. Génesis viajó a países de Sudamérica como misionera, compartiendo la Palabra de Dios en comunidades necesitadas, donde descubrió la universalidad de la fe y la fuerza transformadora del servicio. Esas experiencias internacionales consolidaron su convicción de que la evangelización no tiene límites geográficos ni culturales.
Hoy, su servicio se concentra en la Pastoral de Comunicación de la parroquia de Jesús Obrero. Para ella, este ministerio es esencial en tiempos donde las redes sociales son parte inseparable de la vida diaria. Durante la pandemia descubrió el poder de estas plataformas como canales de gracia, pues a través de ellas logró llevar consuelo y fortaleza a muchas personas que enfrentaban incertidumbre y aislamiento. “Anunciar el Evangelio en estos espacios es una misión que transforma no sólo a quienes escuchan, sino también a quienes lo comparten”,reflexiona.
Inspirada en Carlo Acutis, Génesis subraya que el llamado del Señor es para todos. “Dios es un Dios del presente, por eso la evangelización digital es una forma de invitarnos a crecer en su amor y a explotar los dones que Él nos ha dado. Como dijo el beato Carlo Acutis: ‘Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida’. No tengas miedo: Dios te ha dotado de talentos que puedes poner al servicio de los demás. Si tienes potencial para las redes sociales, rema mar adentro y háblales de Jesús”, anima conconvicción.