Afrontan ellas algo más que un diagnóstico y desafían todo pronóstico
Saltillo, Coah.- La Organización Mundial de la Salud define que el cáncer de mama es una enfermedad en la que las células de la mama alteradas se multiplican sin control, forman tumores y de no tratarse a tiempo, pueden propagarse por todo el cuerpo y causar la muerte.
Para México, esta enfermedad se encuentra dentro de las 10 principales causas de muerte entre la población y, desde el 2022, está posicionada en el tercer lugar, sólo por debajo de las enfermedades del corazón y la diabetes mellitus, que ocupan la primera y segunda posición.
De las cifras más recientes del cáncer de mama, el Inegi reportó que, en el 2024, el carcinoma de seno fue la primera causa de muerte entre los fallecimientos que se registraron por tumores malignos.
El año pasado, de las 95 mil 237 defunciones derivadas de tumores, 8 mil 451 fueron por esta enfermedad en específico y, de estas, el 99.2% ocurrieron en mujeres.
Coahuila, ocupó en el 2024 la cuarta posición a nivel nacional entre los estados con más defunciones por cáncer de mama en población femenina de 20 años en adelante, alcanzando a 22 de cada 100 mil mujeres coahuilenses. Con respecto a las detecciones, el año pasado se contabilizaron en la entidad 764 casos y en lo que va del 2025, hasta la Semana Epidemiológica 40, se acumulan 483 diagnósticos de cáncer de seno mujeres.
Aracely Puente, Diana Acosta y Arlette Hernández enfrentaron al cáncer de seno. Sus historias son un reflejo de la lucha de las miles de mujeres que cada año reciben este diagnóstico, donde el tiempo y la prevención sí importan y sí marcan la diferencia.
Con el mundo encima
En enero del 2024, Aracely Puente Robledo vivió uno de los momentos más felices de su vida: después de 11 años de relación con su pareja, Eduardo Torres Morales, ambos dieron el sí y se casaron ante las leyes civiles.
Pocos meses después, el destino le puso una gran prueba cuando, en mayo, su médico le confirmó que tenía cáncer, un carcinoma ductal infiltrante en etapa dos.
Todo comenzó una mañana, después de días de trabajo intenso y un fuerte dolor en su brazo, “Chely” se palpó una bolita en la axila y aunque pensó que era de grasa, no dejó pasar más tiempo, al día siguiente acudió con su médico.
“Hicieron estudios y todo, pero me llamó la atención que no me entregaron el de la mastografía y me dijeron que fuera, que porque querían hacerme otro chequeo. El 28 de mayo me entregan resultados y ya me dijeron que sí, desafortunadamente era cáncer y estaba en etapa dos. Recibí la noticia, pero de esas veces que te quedas en shock, que no sabes, porque no te lo esperas”, relató sobre el día que recibió la noticia.
Aracely tenía 49 años cuando fue diagnosticada con esta enfermedad de la que había escuchado y conocía, pero no tan de cerca.
“Se te viene todo el mundo encima, o sea, no sabes lo que te espera, pero yo siempre he dicho que, gracias a Dios, y no me cansaré de darle gracias, pues en este proceso me puso a personas muy importantes, a personas que ahora las siento como de mi familia, porque me ayudaron mucho”, agregó.
Desde hace 20 años, Aracely Puente es dueña del Atelier Arac’s, un negocio dedicado al diseño de modas, corte y confección. Entre sus clientas estaban dos enfermeras que, al conocer el diagnóstico, le explicaron con calma el proceso que iba a enfrentar, pues el oncólogo le dijo que tenían que quitarle el seno derecho para “cortar de raíz el cáncer” y, después, seguir con quimioterapias y radiaciones.
Para el 11 de julio, dos meses después del diagnóstico, le hicieron la mastectomía y le retiraron 13 ganglios.
“Empecé con dolor en la parte donde me operaron y se me empezó a poner rojizo. Bendito Dios coincidió en que me dieron la cita y me entregaron los resultados. El doctor me dijo que el cáncer regresó y ya está en etapa 3, es cáncer de los agresivos”, explicó, por lo que tomaron la decisión de comenzar inmediatamente con las quimioterapias. La primera fue el 28 de agosto.
“Tuve mis momentos muy tristes, porque en ese lapso, en la primera quimio se enfermó también mi esposo. A mí me dieron la quimio y él estaba cayendo en cama también. Estábamos los dos en cama y así me dieron la segunda quimio y él enfermó también. Yo sí me quebré mucho y yo decía: ‘ay, Dios, por qué lo permitiste’”.
Con las ocho quimioterapias y las 20 radiaciones, “Chely” perdió su cabello y su cuerpo sufrió los estragos del tratamiento, al punto de permanecer días en cama, sin embargo, su ánimo y ganas de vivir la fortalecieron para seguir tratando de llevar una nueva “normalidad”.
“Me dije que iba a disfrutar esta etapa con mis turbantes, con mi cabeza rapada y todo. Ya después se me empezaron a caer mis cejas, mis pestañas, pero me hacía mis truquitos. Y luego retomé mis clases de zumba”, aseguró sobre la actitud que tomó ante el cáncer de mama, aunque también destacó la importancia que tuvo contar con una red de apoyo entre su familia, amigos y clientes.
A finales del 2024, Aracely Puente terminó con su tratamiento contra el cáncer de mama; por el momento, se encuentra en periodo de vigilancia con exámenes y análisis cada ciertos meses, en espera de que la enfermedad haya desaparecido por completo.
Sólo por ser mujer
Ante las cifras de cáncer de mama que tiene México y Coahuila, la cultura de la prevención es algo debe de tenerse en cuenta, sobre todo en familias donde ya hubo antecedentes, como pasó con Diana Laura Acosta García, una norteña de corazón que nació “accidentalmente” en Guadalajara.
“Yo tengo familiares de parte de mi mamá que han vivido con cáncer, entonces, desde que yo recuerdo, se habla del cáncer. Mi mamá murió de cáncer cuando yo tenía 9 años, dos hermanas de ella tuvieron cáncer, dos primas tuvieron cáncer; lamentablemente algunas de ellas perdieron la vida”, explicó.
Diana ahora tiene 48 años, es egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Saltillo, y actualmente vive junto a su esposo y sus tres hijos en León, Guanajuato.
“Hay muchas mujeres que lo viven solas, que su esposo se va, porque así lo decide, o están divorciadas, o son viudas, y es más difícil. Yo tuve la gran bendición de tener a mi escuadrón a mi lado”, agregó.
Diana Acosta inició con las revisiones preventivas desde que cumplió la mayoría de edad y las mantuvo religiosamente cada año. En el 2020, su médico identificó y trató algunos quistes que aparecieron en sus senos, esta fue la primera alerta.
“Yo ya lo esperaba, sabía que en algún momento de mi vida como mujer iba a tener cáncer, pero nunca pensé que tan jovencita, yo tenía todavía 44 años cuando empecé con los síntomas”, relató.
Luego del diagnostico, tomó la determinación de que el cáncer no iba a controlar su vida y, si bien, tenía que sobrellevar la enfermedad y lidiar con las secuelas del tratamiento, se disciplinó para alimentarse sanamente, descansar, tomar una buena actitud y sobre todo, poner su fe en Dios.
“Me retiraron el seno derecho, que es dónde estaba el cáncer, pero fíjate que en el 2021 cuando yo terminé quimioterapias y radiaciones, dentro de la revisión trimestral, el oncólogo detectó que había cáncer en el útero, entonces dije: vamos otra vez a empezar esto’”, relató.
Para ese entonces, ya sabía que tenía un gen mutado de la enfermedad, pues en el inter del primer tratamiento se realizó un estudio genético en el que le revelaron que estaba expuesta a desarrollar también cáncer de páncreas, de matriz y en algún otro órgano dentro de ella.
“Como ya no tenía una mama y ya me iba a quitar la matriz, yo aproveché y le dije a mi oncólogo: ‘quíteme el otro seno’”.
Así fue como en el 2022 entró de nuevo al quirófano. Estas marcas ahora son la inspiración para componer canciones en agradecimiento a Dios, pero, también, son un estandarte para ayudar y acompañar a otras pacientes oncológicas de México, Estados Unidos y Sudamérica.
“Ahorita ya estoy más con más ánimo. Cuando terminas las quimioterapias y las radiaciones te dejan mu-chas secuelas por años. Ya pasaron 3 de mis últimos tratamientos y todavía es fecha que sufro mucho de las articulaciones, osteoartrosis y cosas, pero ahorita ya estoy mejor, mi cuerpo ya está mejorando y yo me veo feliz, yo me veo disfrutando la vida por muchos años”, reiteró.
Revisiones deben seguir
A decir de la directora de la Clínica de Mama del IMSS, Laura Irene Pérez Montes, las pacientes deben seguir una vigilancia cada seis meses para evitar o buscar recaídas y diagnosticarlos en etapa oportuna.
Arlette Irasema Hernández Hernández, de 44 años, se encuentra en este proceso, pues apenas el 4 de septiembre el oncólogo le confirmó que no había rastros de cáncer en su cuerpo.
“En la vida yo pensé que me fuera a pasar algo así. Yo me hago chequeo de rutina desde el 2021, yo tenía fibromas en el seno izquierdo, lo dejé pasar y hasta este año, por ahí de febrero, fui al ginecólogo”.
“Por edad me tocaba hacerme mamografía. Fui al Muguerza, me la hicieron y el radiólogo me comentó que veía algo sospechoso, pero no en el seno izquierdo, sino en el derecho. Entonces, al momento de hacerme la ecografía, ven que tengo una bolita de 1.6 centímetros, más o menos, pero no era un círculo perfecto, parecía un Tetris”, relató Arlette.
El 2 abril le hicieron una biopsia donde le confirmaron que el resultado fue positivo a cáncer de mama. A diferencia de los casos que se atienden dentro del sistema de salud pública, donde las mujeres deben esperar semanas o incluso meses para acceder a los análisis o la cita con un especialista, Arlette se adelantó.
Con el apoyo de su esposo Juan Ramón pudo costear las pruebas previas y la inmunestoquímica, examen que detalló todo lo relacionado a su cáncer.
“Este estudio te desglosa tu cáncer, a qué responde, en qué etapa estás, etcétera. Mi cáncer responde a hormonas, en un nivel de agresividad, aun cuando estaba muy pequeño, de 1.6 centímetros; de uno al nueve, la agresividad era de un 7. Entonces teníamos que actuar rápido, no hizo metástasis, gracias a Dios, solamente se quedó encapsulado en el seno”.
Con todo este avance, el resto de su tratamiento lo realizó en el IMSS. “Para el 14 de mayo, a mí ya me estaban operando del carcinoma, me fue muy bien, nada más me traigo una cicatriz abajo del pezón y me quitaron cuatro ganglios, los cuales resultaron negativos, pero el oncólogo me comentó que sí o sí tenía que tomar radioterapias”, explicó sobre el resto de su tratamiento que consistió en 15 sesiones, en Monterrey.
“¿Qué sigue ahora? Tengo que estar en revisión cada tres meses, apenas me toca en noviembre. No sé si me vayan a hacer estudios y me tengan que hacer otra mamografía, o que es lo que tengamos que hacer. Ya después en noviembre les platicaré”, afirmó.
Arlette confesó que prefirió no buscar por su cuenta información detallada sobre el cáncer de mama, pues dejó que esta parte se la explicaran sus médicos para evitar predisponerse y pensar en un final fatalista.
Su esposo, sus hijos, José Trinidad y Bernardo, así como el resto de su familia, la ayudaron y la acompañaron durante los meses que duró el tratamiento, esto la motivó para afrontarlo con entereza y sin perder el humor que la caracteriza.
“Yo soy muy creyente de Dios y sé que los tiempos de Dios son perfectos. Es una prueba que teníamos que pasar a lo mejor como familia o yo como mujer. No sé, pero en ningún momento de verdad yo recriminé por qué. No me preocupé, me ocupé”, reflexionó sobre esta experiencia.
Aunque por el momento Arlette todavía no puede cantar una victoria definitiva, los resultados dicen que está libre de cáncer y sólo espera que los próximos exámenes que se ralizará reafirmen que ya venció la enfermedad.