El amanecer del jueves se tiñó de luto y dolor en la colonia Satélite Norte, donde un incendio devastador acabó con la vida de dos pequeños hermanos, Jordan y Camila, de apenas 7 y 2 años de edad, respectivamente, y su madre, Tania Reyes, de 26 años, se encuentra internada en estado crítico tras inhalar una densa cantidad de humo.

La tragedia que ha dejado un vacío imposible de llenar y una comunidad sumida en la consternación fue reportada alrededor de las 10:00 de la mañana, en la calle Orión, después de que una presunta sobrecarga en las instalaciones eléctricas provocó el incendio mientras la familia dormía.

El padre de los menores había salido desde temprano rumbo a su trabajo, como lo hacía todos los días, ajeno al horror que a las pocas horas envolvería su hogar y a su familia.

Vecinos relataron que las llamas eran voraces, y una espesa columna de humo negro se alzaba hacia el cielo, por lo que con desesperación llamaron al 911, mientras intentaban, sin éxito, ingresar a la vivienda, pues la puerta estaba atrancada.

Los primeros en llegar fueron policías municipales, pero fue hasta el arribo de los bomberos que lograron forzar la entrada, para ingresar al interior, entre la oscuridad, el calor y el humo.

Los rescatistas encontraron a los hermanitos recostados en su cama, de inmediato los sacaron en brazos, con rapidez, y los colocaron sobre el pavimento donde paramédicos intentaron reanimarlos.

Pero ya era demasiado tarde, Jordan y Camila no mostraban signos vitales, de manera que sus pequeños cuerpos fueron cubiertos con sábanas blancas, mientras el silencio estremecedor caía sobre los presentes, el llanto de los vecinos rompía la escena, como una súplica que nadie podía contestar.

Minutos más tarde, los equipos de emergencia hallaron a la madre de los niños inconsciente, con signos graves de intoxicación por humo, fue estabilizada en el sitio por paramédicos y trasladada de urgencia al Hospital General, donde permanece en estado crítico.

Agentes de la Fiscalía General del Estado y peritos de la Unidad de Inspección Criminalística acudieron para realizar las diligencias correspondientes, mientras el incendio aún dejaba rastros de su paso devastador.

El momento más desgarrador ocurrió cuando el padre de los pequeños llegó al lugar, sin saber aún la magnitud del desastre que se anunció al ver las patrullas, el acordonamiento y los rostros desencajados de sus familiares, se abrió paso entre la multitud... hasta que entendió.

Se desplomó, gritando, sin poder asimilar la tragedia, mientras a su lado, su madre sollozaba, mirando al cielo como quien exige una explicación que nunca llegará, mientras la carroza fúnebre se alejaba con los restos de sus hijos, el dolor quedó suspendido en el aire, como el humo que aún flotaba sobre lo que alguna vez fue un hogar lleno de vida.