‘Culpables de la quiebra se los dejamos a Dios’

Monclova, Coah.- A los responsables de que Altos Hornos terminara en la quiebra,

“se los dejamos a Dios”, quien será el encargado de juzgarlos -a empresarios, autoridades y líderes sindicales- afirmó el padre Eduardo Neri, durante la homilía de la misa de este domingo.

Sin referirse a personas en específico, el párroco de la Iglesia de Santiago Apóstol sostuvo que quienes quebraron la empresa actuaron con avaricia, soberbia y con egoísmo; e incurrieron en malos manejos, corrupción y abusos de poder.

Desde el púlpito, y ante una nutrida asistencia de feligreses, el clérigo reiteró que la quiebra de Altos Hornos no es el fin para los trabajadores y sus familias, y que debe servir como una experiencia y un aprendizaje para quienes han resultado perjudicados por esta situación.

Haciendo alusión a la lectura del Primer Libro de los Reyes, abordada ayer (19,4- 8), que relata que el profeta Elías quería rendirse, incluso perder la vida, ante el aparente fracaso de su predicación, para después recibir alimento y bebida de Dios, para que continuara su jornada; el sacerdote dijo,

“cuántas familias, cuántos pequeños grupos de proveedores o de obreros también atraviesan esta situación y caen en depresión… pero Dios no está dispuesto a abandonar a su profeta”.

No nos corresponde juzgar: Sacerdote

“A través de la oración, Dios nos irá iluminando para luego discernir y buscar acciones qué realizar, como familias, como barrios, como comunidades, como amigos, como hermanos”, para salir adelante, dijo el padre Eduardo Neri.

“Le pediremos ese mismo espíritu de sabiduría y discernimiento a nuestras autoridades y a quienes les corresponde favorecer la implementación de nuevas empresas, nuevas fuentes de trabajo, pero que verdaderamente, ahora sí, garanticen lo correcto, lo justo”, agregó, “que no estemos a expensas o al arbitrio de quienes solamente buscan el beneficio personal”.

Reiteró el sacerdote que a la feligresía y los afectados no les corresponde juzgar a las personas, sino los hechos,

“porque necesitamos aprender de lo que pasó”.

“A las personas esas se los dejamos Dios… Dios que juzgue a los empresarios, a las autoridades y a los jefes sindicales, que en su momento hayan hecho algo que no estaba bien; eso es juicio de Dios, no de nosotros”, enfatizó, señalando que lo que hicieron los involucrados es una muestra de “lo que no debemos hacer en la administración del hogar, de una tienda, de un comercio, de un taller, de lo que sea, con los dones que Dios nos ha confiado”.

“Tenemos que actuar con responsabilidad, no con avaricia, no con soberbia, no con egoísmo, repito, actitudes que se reflejaron en las conductas de estas personas, conductas y actitudes que debemos evitar”, insistió, recalcando que

“si permitimos que Dios nos acompañe, seguramente (lo que viene) será una historia de salvación, que así sea”.